LOMA, Colorado, EE.UU. (AP) — Bajo un fuerte sol, Joe Bernal maneja su tractor John Deere por un camino de tierra a pocos kilómetros del centro de Fruita.
Colorado luchaVa a cortar heno en unas tierras a escasa distancia. En el camino, señala hacia las tierras que su familia ha ido adquiriendo a lo largo de los años. Sus abuelos compraron 60 hectáreas. Sus padres adquirieron estas otras tierras. Sus bisabuelos, quienes llegaron en 1925, vivieron en aquella casa.
Desde la propiedad de Bernal se divisa el Grand Valley, una faja de tierras desérticas elevadas al oeste de Colorado, con polvorientas mesetas y acantilados, y el serpenteante río Colorado, que baja de las montañas y avanza hacia el este.
Los granjeros y ganaderos del Grand Valley usan el agua para regar decenas de miles de hectáreas en las que cultivan de todo, desde duraznos y maíz hasta trigo y alfalfa.
Pero desde el año 2000 el agua del río mermó un 20% y el nivel de los lagos Powell y Mead se encuentra a un 30% de su capacidad.
El agua del río no da abasto y los granjeros del Grand Valley enfrentan una seria disyuntiva. La agricultura se lleva el 70% del agua del Colorado que consume el estado y los agricultores deben encontrar la forma de cultivar con menos agua, conservar ese recurso en el lago Powell y ver qué se hace con los “especuladores del agua”, que tratan de ganar dinero a partir de la escasez de ese recurso.
NOTA DE REDACCIÓN: Esta nota es parte de una serie sobre el 100mo aniversario del histórico “Colorado Compact”, un acuerdo de 1922 que regula el uso de las aguas del río Colorado. La serie es una colaboración entre la Associated Press, The Colorado Sun, The Albuquerque Journal, The Salt Lake Tribune, The Arizona Daily Star y The Nevada Independent, en la que se explora las presiones ejercidas sobre el río en el 2022.
En el Grand Valley están muy pendientes de Water Asset Management, o WAM, una firma de Nueva York que invirtió millones de dólares en tierras con valiosos derechos al agua. Es la empresa con más tierras en la influyente Asociación de Usuarios de Agua del Grand Valley, que opera el Canal Highline del gobierno, de 88 kilómetros (55 millas). Los granjeros de la zona dependen del agua del canal para regar 9.700 hectáreas.
Cuando el New York Times dijo en enero del 2021 que “Wall Street ve miles de millones de dólares en el agua del Colorado”, los usuarios del agua expresaron preocupación acerca de las motivaciones de la firma.
“La inquietud es que los inversionistas de afuera de este hedge fund de Nueva York tal vez no tengan la misma perspectiva económica y social alguien del lugar”, expresó Anne Castle, del Getches-Wilkinson Center for Natural Resources, Energy, and the Environment de la Universidad de Colorado. “Granjeros y ganaderos que llevan generaciones en esto van a pensar en el impacto en sus vecinos, en las comunidades y en lo que pasará con sus hijos si los campos no reciben más agua”.
Los políticos del estado abordaron el tema de la especulación con el agua en la última sesión legislativa. Las leyes de Colorado exigen que se le dé un “uso útil” al agua, como el regado de granjas, el suministro a las ciudades o que se la deje en los ríos con fines ambientales y recreativos.
No se puede adquirir el derecho al agua y no hacer nada con ella. Hubo un proyecto de ley que contemplaba la posibilidad de restringir la venta de agua adquirida específicamente para lucrar con ella, vendiéndola más caro en el futuro. Pero decirle a la gente lo que puede o no puede hacer con sus propiedades es un tema complicado y el proyecto no prosperó.
Hace tres años, Water Asset Management adquirió una granja a un individuo que le alquilaba tierras a Bernal, quien cultiva alfalfa, maíz y otros productos al norte de Fruita. Bernal, quien es miembro de la junta directiva de la asociación de usuarios de agua, ha alquilado otras tierras de WAM. Dice que no está favor ni en contra de la empresa. “Lo único que digo es que por ahora todo está bien”, expresó Bernal. “¿Me alegro de que estén aquí. No. ¿Los hubiera invitado? No. ¿Cómo se están portando? Igual que cualquiera de los dueños de tierras con los que he lidiado”.
PROGRAMAS PARA AHORRAR AGUA
Hace algunos años, Bernal se inscribió en un plan de ahorro de agua llamado Programa Piloto de Conservación del Sistema, que funcionó del 2015 al 2018 y por el cual se pagó a los agricultores para que no sembrasen sus tierras.
El senador nacional de Colorado John Hickenlooper propuso que se restaurase ese programa en julio, pero resta por verse si la iniciativa será aprobada.
Cuando Bernal oyó hablar por primera vez del programa piloto, pensó que podía ofrecer algunas oportunidades para sacarle mejor provecho a sus tierras. Podía ser un ingreso garantizado. O nivelar terrenos que no hubiera podido nivelar sin ayuda financiera. E incluso podía trabajar un poco menos.
Otro miembro de la junta de la Asociación de Usuarios de Agua del Grand Valley, Troy Waters, cuya familia lleva cinco generaciones cultivando estas tierras, dijo que al principio resistió la idea, pero finalmente accedió a participar en el programa piloto y aprendió muchas cosas.
“Con todo lo que está sucediendo con el río Colorado, creo que programas como este van a ser un mal necesario”, expresó Waters. “Creo que Colorado va a tener que hacer su parte, a pesar de que opino que todo esto es culpa de la Cuenca Baja del río. Han estado agotando el agua de sus embalses”.