Florida y TexasEDGARTOWN, Massachusetts, EE.UU. (AP) — Los gobernadores republicanos están incrementando su práctica de enviar a migrantes sin previo aviso a bastiones demócratas, incluyendo a una acaudalada isla de Massachusetts y a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, para provocar a los líderes de las llamadas ciudades “santuario” y resaltar su oposición a las políticas del gobierno del presidente Joe Biden.
Los gobernadores de Texas y Arizona han enviado a miles de migrantes en autobuses a Nueva York, Chicago y Washington, D.C. en los últimos meses, pero las acciones más recientes — que incluyeron dos vuelos el miércoles a la isla Martha’s Vineyard pagados por Florida — alcanzaron un nuevo nivel de teatro político que los detractores calificaron de inhumano.
A su arribo a Martha’s Vineyard, donde el expresidente Barack Obama tiene una casa, los migrantes, en su mayoría venezolanos, recibieron alimentos, albergue, atención médica e información sobre dónde encontrar trabajo.
La isla vacacional al sur de Boston, cuyos habitantes de todo el año incluyen a muchas personas de la clase trabajadora, al parecer absorbió a las docenas de recién llegados sin mayor problema.
Elizabeth Folcarelli, directora de la organización sin fines de lucro Servicios Comunitarios Martha’s Vineyard, estaba por terminar su trabajo cuando vio a 48 venezolanos con equipaje y mochilas que se acercaban a su oficina. Llevaban carpetas rojas con folletos de la organización de Folcarelli.
“Les dijeron que tendrían trabajo y casa”, dijo Folcarelli, que describió la alta demanda de albergue como un “enorme desafío”.
El jueves, los migrantes jugaron fútbol y departieron en pequeños grupos afuera de su albergue temporal, al tiempo que se reunieron con abogados que los visitaron para asesorarlos gratuitamente y con proveedores de otros servicios.
Simpatizantes hicieron donaciones y voluntarios se apuntaron para brindar cualquier ayuda que les fuera posible. No hubo indicios de protestas.
Domingo Garcia, presidente de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés), dijo que algunos de los migrantes enviados en autobuses desde Texas a Washington, D.C. el jueves fueron “engañados”, una afirmación que la AP no ha confirmado y que funcionarios de Texas y Arizona han negado.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo que los vuelos a Martha’s Vineyard forman parte de una iniciativa para “transportar inmigrantes ilegales a destinos santuario”. La legislatura de Florida asignó 12 millones de dólares para transportar a “extranjeros no autorizados” fuera del estado.
La oficina de DeSantis no respondió a preguntas sobre dónde abordaron los vuelos los migrantes y cómo se les convenció para que hicieran el viaje.
Julian Cyr, senador estatal de Massachusetts, le dijo al Vineyard Gazette que un vuelo partió de San Antonio, Texas, lo que genera interrogantes de si los migrantes llegaron a pisar Florida. Datos de monitoreo de vuelos muestran que un vuelo se originó en San Antonio, hizo escala en Crestview, Florida, y en Charlotte, Carolina del Norte, antes de aterrizar en Martha’s Vineyard.
Los dos autobuses con migrantes que salieron de Texas y llegaron a primeras horas del jueves frente a la residencia de Harris, en el Observatorio Naval de Estados Unidos, trasladaron a más de 100 personas de Colombia, Cuba, Guyana, Nicaragua, Panamá y Venezuela.
“El gobierno Biden-Harris continúa ignorando y negando la crisis histórica en nuestra frontera sur, que ha puesto en peligro y abrumado a las comunidades de Texas durante casi dos años”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott, que ha dedicado miles de millones de dólares de los contribuyentes para hacer de la seguridad fronteriza un tema distintivo.
El gobernador de California, Gavin Newsom, un demócrata que ha tenido roces públicos con DeSantis y Abbott por sus políticas conservadoras, pidió el jueves al Departamento de Justicia que investigue si el transporte de migrantes al exterior de las fronteras de algún estado como “accesorios políticos” constituyó una infracción a la ley.
“Transportar a familias, incluidos niños, hacia otras fronteras estatales bajo falsos pretextos es moralmente reprobable, pero también podría ser ilegal”, escribió Newsom en una carta dirigida al secretario de Justicia estatal Merrick Garland. El gobernador también la publicó en su cuenta de Twitter.
Sin mencionar a DeSantis ni Abbot por su nombre, Newsom dejó entrever que el gobierno federal podría presentar cargos de secuestro y “confabulación contra los derechos civiles” porque los migrantes fueron elegidos por su origen nacional.
Después de que los migrantes que buscan asilo cruzan la frontera entre México y Estados Unidos, pasan un tiempo en un centro de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza cerca de la frontera hasta que generalmente son dejados en libertad en Estados Unidos para que esperen el seguimiento de sus casos. Los republicanos aseguran que las políticas de Biden alientan a los migrantes a ocultarse en el interior del país. Los demócratas argumentan que la política de la era del expresidente Donald Trump de obligar a los migrantes a aguardar en México a que sus casos de asilo se solucionaran era inhumana.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo el jueves que los gobernadores republicanos que enviaron a los migrantes a Massachusetts y Washington no avisaron por adelantado a las autoridades federales.
“Estamos hablando de niños, de familias a las que se les prometió una casa, un trabajo, se les puso en un autobús y se les llevó a un lugar desconocido para ellas”, dijo Jean-Pierre, que dijo que el proceder de los gobernadores es “un ardid político cruel y premeditado”.
Abbott ha enviado por autobús a 7.900 migrantes a Washington desde abril, y posteriormente 2.200 a Nueva York y 300 a Chicago. El gobernador de Arizona, Doug Ducey, ha enviado a más de 1.800 migrantes a Washington desde mayo. Los pasajeros deben firmar documentos en los que dicen que aceptan voluntariamente los viajes gratuitos.
DeSantis parece estar llevando la estrategia a un nivel diferente al usar aviones y elegir Martha’s Vineyard, cuyas localidades portuarias de unos 15.000 habitantes están mucho menos preparadas que Nueva York o Washington para la llegada de grandes cantidades de personas.
Texas y Florida han hecho enfurecer a las autoridades en las ciudades de destino al no proveer listas de pasajeros, tiempos estimados de arribo ni otra información que facilitaría los preparativos para recibirlos. En contraste, Arizona sí se ha coordinado con funcionarios de otras ciudades.
Biden enfrenta los mismos problemas que Trump: un sistema de asilo disfuncional y condiciones económicas y sociales que están haciendo que habitantes de muchos países decidan irse de ellos.
Las autoridades estadounidenses detuvieron a migrantes provenientes de México unas 2 millones de veces de octubre a julio, un alza de casi 50% respecto al mismo período un año antes. Muchos son dejados en libertad en Estados Unidos para que den seguimiento a sus casos de inmigración debido a las dificultades de las autoridades federales para expulsarlos de acuerdo con una normativa conocida como Título 42, la cual data de la pandemia y les niega la oportunidad de buscar asilo.
Algunos republicanos celebraron los nuevos envíos de migrantes desde estados fronterizos a ciudades santuario.
“Massachusetts, bienvenido a ser un estado de la frontera sur”, tuiteó Jeremy Redfern, vocero de DeSantis.
Stephen Miller, uno de los principales arquitectos de las políticas de Trump para controlar la migración, dijo que llevar “unos pocos millones” de migrantes a Martha’s Vineyard debería transformar la isla de 15.000 habitantes en “un Edén moderno”.
Charlie Crist, nominado demócrata a la gobernación de Florida, dijo que DeSantis está tratando a los migrantes en forma inhumana. “Me sorprende lo que él está dispuesto a hacer tan sólo para obtener ganancias políticas”, declaró.
Talia Inlender, subdirectora del Centro de Leyes y Políticas de Inmigración de la UCLA, dijo que al parecer los vuelos a Martha’s Vineyard infringen la ley de Florida de que se limiten a “extranjeros no autorizados”.
“Estas personas no carecen de autorización”, dijo. “De ninguna manera están volando sin que nadie se dé cuenta”:
Los periodistas de The Associated Press Steve LeBlanc en Boston; Seung Min Kim en Washington; Brendan Farrington en Tallahassee, Florida; Gisela Salomón en Miami; Anita Snow en Phoenix; Paul Weber en Austin, Texas, y Adam Beam en Sacramento, California, contribuyeron a este despacho.