Cuando el personal de un centro de detención de la frontera con México los subió a un autobús el mes pasado, un niño hondureño de 12 años y su hermanita de nueve pensaron que los llevarían a un albergue para luego entregarlos a su madre.
Se les había dicho que firmasen un papel que pensaron le informaba al albergue que no tenían el coronavirus, según dijo el muchacho. El documento estaba en inglés, un idioma que los hermanos no hablan. Lo único que reconocieron fue la palabra “COVID”.
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