
Imágenes de la televisión mostraron el avance los camiones lanza agua de los carabineros _la policía_ avanzando por las calles del centro de Santiago, ciudad en la que viven siete de los 18 millones de habitantes del país, mientras los uniformados arrojaban gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. De fondo se escuchaban detonaciones. Un fotógrafo de The Associated Press constató que al menos una persona resultó herida.
La mayor concentración reunió a miles de personas que, pese a ser fuertemente reprimidas, volvieron a agruparse y sólo se dispersaron poco antes de que entrara en vigor un nuevo toque de queda en la capital chilena.
El caos estalló el viernes cuando violentas protestas y actos vandálicos siguieron a las manifestaciones masivas de estudiantes desde el lunes anterior en rechazo al alza en la tarifa del subterráneo, ante lo cual el gobierno declaró el estado de emergencia en una docena de ciudades.
Patricio Acosta, presidente de la Cruz Roja local, dijo el lunes que en el lugar atendieron a unas 100 personas, el 90% con heridas de balines de goma.
“Nosotros nos vamos quedando... sin insumos médicos”, afirmó.
Centenares de personas caminaron hasta las inmediaciones de la Escuela Militar, donde unos 30 militares se apostaron en la calzada para evitar que se acercaran al plantel. Los manifestantes permanecieron gritando pacíficamente contra el gobierno, hasta que fueron dispersados con chorros de agua y gases lacrimógenos.

“Vamos a parar el país en forma indefinida”, dijo el martes el líder cívico Luis Fernando Camacho en Santa Cruz, donde se darán cita representantes de organizaciones ciudadanas y opositoras de todo el país para “definir medidas contra el fraude”.
En las ciudades sureñas de Potosí y Tarija fueron quemadas las oficinas del tribunal electoral. En Sucre, también al sur, las oficinas electorales fueron saqueadas. La turba incendió la sede del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales. La policía no pudo contener a la turba. También La Paz vivió una noche de protestas.
Todo comenzó cuando, 24 horas después de interrumpir la transmisión de conteos rápidos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) reanudó sus conteos el lunes en la noche y “presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral”, denunció poco después el jefe de la misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos, Manuel González.
Gonzales dijo que la misión de la OEA “dará recomendaciones de cara a una segunda vuelta”, en el informe final que presentará. “Llamamos a la autoridad electoral a que defienda la voluntad de la ciudadanía boliviana” y llamó a la calma.
El domingo, el TSE difundió resultados de conteos preliminares según los cuales Morales aventajaba a su principal contendor, el expresidente Carlos Mesa con una estrecha diferencia que anticipaba segunda vuelta con más del 80% de las actas contabilizadas.

El país se fue a dormir polarizado y en la incertidumbre: el conteo preliminar oficial se paralizó poco antes de las ocho de la noche, por lo que a muchos sólo les quedó anticipar un ballotage en diciembre, en una fecha aún sin concretar, pero que pueden inferirse según los cómputos adelantados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tras la votación del domingo, en la que también se eligió a los representantes del poder Legislativo.
Los resultados publicados por el TSE colocaban a Morales --al frente del partido Movimiento al Socialismo (MAS)-- a la cabeza del cómputo con 45,28% de los votos frente al 38.16% de su rival más cercano, el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), de la alianza de centro Comunidad Ciudadana (CC).
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener el 50% más un voto o ganar con al menos 40% de los sufragios, pero con una diferencia de diez puntos porcentuales frente al segundo lugar.
La jornada se desarrolló con tranquilidad, pero la interrupción del conteo despertó algunas sospechas. La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) solicitó explicaciones y que el “proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida”.
La presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, atribuyó el parón en el conteo preliminar a que se había iniciado “el cómputo oficial de los tribunales regionales, y tenemos que abocarnos a ellos también, si no tuviéramos dos cómputos”.
Además calificó de positivo que el Tribunal hubiera llegado a un 83% de conteo rápido. El TSE tiene un plazo de siete días para anunciar los resultados finales.
Aunque al paso de las horas el escenario no era definitivo, Morales se declaró ganador. Desde la casa de gobierno dijo que “el pueblo nuevamente se ha impuesto. No estamos solos, por eso hemos ganado otra vez”, aseguró.
Sin embargo, incluso si el mandatario venciera en segunda vuelta, la fuerza de su gobierno se vería disminuida en el Congreso, pues no conservaría los dos tercios que mantiene ahora, lo que hasta la fecha le había permitido gobernar sin contratiempos.
“Es un escenario polarizado que demandará de acuerdos políticos para garantizar la gobernabilidad”, dijo la AP la politóloga María Teresa Zegada.

Los choques entre separatistas y policía remitieron durante el fin de semana tras cinco noches consecutivas de disturbios en Barcelona y otras ciudades catalanas. Los incidentes violentos siguieron a enormes marchas pacíficas en Cataluña de gente molesta por el veredicto del Tribunal Supremo español, que condenó a nueve líderes separatistas a penas de prisión por el fallido intento de secesión de la región en 2017.
En las protestas resultaron heridas 593 personas, según las autoridades regionales. Casi la mitad de ellos son policías, y 14 siguen hospitalizados. En total han sido detenidas 194 personas.
Sánchez aspira a la reelección en los comicios del 10 de noviembre.

“No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”, dijo el viernes en rueda de prensa Andrés Manuel López Obrador, quien ha comenzado a ser criticado por lo que algunos consideran que lo ocurrido demostró, por lo menos, una falta de planeación.
Por horas, Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa, fue escenario de intensos tiroteos y bloqueos viales tras la localización de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de “El Chapo”, quien está preso en Estados Unidos cumpliendo una condena a cadena perpetua.
Las autoridades no han aclarado cómo sucedieron las cosas. Por el contrario, ha habido versiones encontradas. El jueves Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad, dijo que 30 elementos de la Guardia Nacional y del ejército fueron agredidos desde una vivienda cuando realizaban un patrullaje, que los militares repelieron la agresión y tomaron control del domicilio y que fue entonces cuando localizaron en su interior a cuatro personas, una de ellas Ovidio Guzmán.
Luego dijo que grupos de delincuencia organizada rodearon el lugar “con una fuerza mayor” que la de los militares y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener el operativo. Sin embargo, no dejó claro si lo arrestaron y luego fue liberado por la intensidad de los enfrentamientos o si simplemente huyó. El viernes, el presidente dijo que sí se trató de un operativo para ejecutar una orden de aprehensión.
“El propio gobierno generó esa disyuntiva. Por lanzar un operativo mal planeado y peor ejecutado, se volvieron vulnerables al chantaje. No hay nada admirable en la decisión tomada”, tuiteó el viernes el reconocido analista mexicano, Alejandro Hope, tras la conferencia matutina del presidente.