Universitarios LOS ÁNGELES (AP) — Un grupo de personas, algunas de las cuales llevaban banderas israelíes, atacó “con violencia” un campamento de protesta contra la guerra en Gaza en el campus de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) a primeras horas del miércoles, informó el canciller de la institución, y activistas se enfrentaron con policías que destruyeron sus tiendas de campaña en la Universidad de Wisconsin, campus Madison, en una jornada de intensa violencia en algunas instalaciones universitarias.
Los administradores de la UCLA y la policía del campus tardaron en intervenir y solicitar refuerzos de las autoridades durante la trifulca en el campus de Los Ángeles, lo que desató críticas generalizadas de estudiantes musulmanes contra la alcaldesa de la ciudad y el gobernador de California, Gavin Newsom.
Los agresores arrojaron señalizaciones de tránsito y sillas, lanzaron gas pimienta y derribaron las barricadas que rodeaban el campamento. Quince personas resultaron heridas durante el enfrentamiento, una de las cuales fue hospitalizada, según directivos de la universidad.
Las caóticas escenas del miércoles se produjeron después de que la policía irrumpió la noche del martes en un edificio de la Universidad de Columbia ocupado por manifestantes que se oponen a la guerra, dispersando una protesta que había paralizado a la institución.
El canciller de la UCLA, Gene Block, afirmó en un comunicado que “un grupo de instigadores” se presentó en el campus el martes por la noche para “atacar con violencia” el campamento propalestino.
Tras un par de horas de escaramuzas entre los bandos, policías con cascos separaron la los grupos. Horas más tarde el miércoles, manifestantes opuestos a la guerra en Gaza reconstruyeron una barricada alrededor de su campamento.
Organizaciones y estudiantes musulmanes arremetieron contra las autoridades universitarias y la policía durante una conferencia de prensa el miércoles, asegurando que no intervinieron mientras los alumnos que se encontraban en el campamento propalestino eran acosados verbalmente, rociados con gas pimienta y golpeados.
“La comunidad debe sentir que la policía los protege, no que permite que otros les hagan daño”, declaró Rebecca Husaini, jefa de despacho del Consejo de Asuntos Públicos Musulmanes.
Los oradores cuestionaron la versión de la universidad de que había 15 personas heridas y una hospitalizada, afirmando que el número de lesionados que fueron trasladados al hospital era mucho mayor. Un alumno dijo que tuvo que ir al hospital después de recibir un golpe en la cabeza con un objeto que blandía uno de los atacantes.
Varios de los estudiantes que hablaron en la conferencia de prensa dijeron que tuvieron que apoyarse unos a otros, y no depender de la policía, durante el ataque, y que muchos de los integrantes del campamento propalestino mantuvieron la calma y no se enfrentaron con el bando opuesto.
La UCLA canceló las clases del miércoles. El Departamento de Policía de Los Ángeles indicó que no se hicieron detenciones durante la reyerta.
En Madison estalló una trifulca el miércoles después de que policías con escudos retiraron todas las tiendas de campaña, con excepción de una, y empujaron a los manifestantes. Cuatro agentes resultaron heridos, incluido un patrullero estatal que recibió un golpe en la cabeza con una patineta, indicaron las autoridades. Los manifestantes instalaron más tiendas de campaña en el lugar en cuestión de horas.
Más de 30 personas fueron detenidas, pero la policía señaló que sólo cuatro de ellas fueron acusadas de agredir a personal policial.
Los campamentos de protesta que exigen a las universidades que dejen de hacer negocios con Israel o con compañías que apoyan la guerra en Gaza se han extendido por los campus de todo el país, en un movimiento estudiantil que no se había visto este siglo. La respuesta policial ha sido similar a la de hace varias décadas en contra de movimientos mucho más grandes que protestaban contra la Guerra de Vietnam.
Todo esto ocurre durante un año electoral en Estados Unidos, lo que plantea dudas de si los votantes más jóvenes respaldarán el intento de reelección del presidente Joe Biden, considerando el firme apoyo que su gobierno ha dado a Israel.
Ha habido confrontaciones con las autoridades y más de 1.300 personas han sido arrestadas. En algunos casos, los funcionarios universitarios y los líderes de las protestas han establecido acuerdos para restringir las perturbaciones a la vida universitaria y a las ceremonias de graduación venideras.
Block prometió que la universidad llevará a cabo una investigación exhaustiva. Las autoridades no han aclarado si todos los manifestantes eran estudiantes.
“Independientemente de lo que uno piense sobre el campamento, este ataque contra nuestros estudiantes, profesores y miembros de la comunidad fue totalmente inaceptable”, dijo Block. “Ha sacudido nuestro campus hasta sus cimientos”.
Edgar Gomez, un estudiante de último año en la UCLA, salió de su dormitorio para ver la trifulca.
“Nunca había visto algo así”, dijo Gomez, quien subrayó que no pertenece a ninguno de los grupos. “Nunca había visto a personas tan enojadas”.
Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, exigieron que los involucrados en las trifulcas rindan cuentas. Un portavoz del gobernador dijo que se enviaron policías externos después de la “inaceptable” demora en la respuesta de la fuerza policial de la universidad a los enfrentamientos.
Las manifestaciones en campus universitarios de todo el país comenzaron en Columbia en protesta por la ofensiva de Israel en Gaza que se lanzó después de que Hamás atacó Israel el 7 de octubre. Los combatientes mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a cerca de 250 como rehenes. Israel ha matado a más de 34.000 palestinos en la Franja de Gaza, según el ministerio de Salud del territorio palestino.
El martes por la noche, policías de Nueva York entraron en el campus de Columbia y desalojaron un campamento en los terrenos de la escuela y el edificio Hamilton Hall. Los policías usaron una escalera para ingresar por una ventana del segundo piso, y señalaron posteriormente que los manifestantes que se encontraban en el interior no opusieron gran resistencia. Habían ocupado el edificio unas 20 horas antes.
El primer campamento de protesta en Columbia fue instalado hace casi dos semanas. Al día siguiente la escuela envió a la policía a desalojar el lugar, donde arrestó a más de 100 personas. Pero los manifestantes regresaron.
Las negociaciones entre manifestantes y la universidad se estancaron en los últimos días, y la escuela fijó el lunes como fecha límite para que los estudiantes desalojaran el campamento o serían suspendidos.
En lugar de ello, los manifestantes tomaron Hamilton Hall a primeras horas del martes, llevando consigo mobiliario y barricadas metálicas.
En una carta dirigida a altos mandos policiales, la presidenta de Columbia, Nemat Shafik, dijo que la dirección solicitó a los agentes que retiraran a los manifestantes “con el más profundo pesar”.
Columbia se refirió el miércoles a Hamilton Hall como “una escena del crimen activa” que está siendo investigada por el Departamento de Policía de Nueva York. Limitó el acceso al campus y no se permitió que la prensa ingresara a las instalaciones.
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, culpó el miércoles a “agitadores externos” por encabezar las protestas, y en reiteradas ocasiones mencionó la presencia de una mujer en el campus de Columbia cuyo esposo, aseguró, había sido “condenado por terrorismo”. La mujer, Nahla Al-Arian, no estuvo esta semana en el campus de Columbia ni se encuentra entre los manifestantes que fueron arrestados.
Al-Arian, una maestra jubilada de escuela primaria, dijo a The Associated Press que Adams tergiversó tanto su papel en las protestas como los hechos sobre su esposo, Sami Al-Arian, un reconocido activista palestino. Nahla Al-Aria dijo que sí fue a Columbia un día, el 25 de abril, para ver el campamento, pero que se retiró del lugar cuando se cansó.
A unas cuadras de distancia de Columbia, en The City College of New York, un video mostraba a agentes que derribaban a personas y empujaban a otras mientras despejaban la calle y las aceras el martes por la noche.
Unas 300 personas fueron arrestadas durante la represión policial en la Universidad de Columbia y el City College, indicaron las autoridades.
La Universidad Brown alcanzó un acuerdo el martes con los manifestantes en su campus de Rhode Island. Los inconformes cerraron su campamento después de que los administradores accedieron a debatir una votación para desinvertir en Israel en octubre. Aparentemente sería la primera universidad estadounidense que accede a este tipo de demandas.
En tanto, campamentos de protesta fueron desalojados por la policía o cerraron voluntariamente en distintas escuelas del país, como la Universidad Fordham en Nueva York, la Estatal de Portland en Oregon, la Universidad del Norte de Arizona en Flagstaff y la Universidad Tulane en Nueva Orleans.
Israel y sus aliados han tachado las protestas estudiantiles de antisemitas, mientras que los críticos de Israel dicen que esas acusaciones se emplean para silenciar a la oposición. Aunque algunos manifestantes han sido grabados haciendo comentarios antisemitas, los organizadores de las protestas, algunos de los cuales son judíos, dicen que se trata de un movimiento pacífico para defender los derechos de los palestinos y denunciar la guerra.
Offenhartz y Frederick informaron desde Nueva York. Periodistas de The Associated Press en todo el país contribuyeron a este despacho, entre ellos: Cedar Attanasio, Jonathan Mattise, Stefanie Dazio, Jae C. Hong, Colleen Long, Karen Matthews, Sarah Brumfield, Carolyn Thompson, Philip Marcelo, Corey Williams y Felicia Fonseca.
JAKE OFFENHARTZ
Offenhartz is a general assignment reporter in the New York City bureau of The Associated Press.
JOSEPH B. FREDERICK
Frederick is an Associated Press video journalist and producer based in New York City. His coverage has included hurricanes, the Sandy Hook school shooting and the Colorado theater shooting.
BY JAKE OFFENHARTZ, JOHN ANTZAK, JOSEPH B. FREDERICK AND ETHAN SWOPE
(AP Foto/Jae C. Hong)
Encarcelado injustamenteANNAPOLIS, Maryland, EE.UU. (AP) — Las autoridades de Maryland aprobaron el miércoles el pago de más de 3 millones de dólares en compensación a un hombre de Baltimore que pasó 31 años en prisión, condenado injustamente por asesinato.
El gobernador Wes Moore se disculpó ante Gary Washington en una reunión del Consejo de Obras Públicas, en la que se aprobó la compensación.
“A nombre de todo el estado, me disculpo por la falla en el sistema de justicia”, dijo Moore, y añadió que, si bien ninguna suma puede compensar la injusticia, rogaba que el estado pudiera proporcionar una compensación “en una forma que su familia merece”.
Washington tenía 25 años y había sido padre recientemente cuando fue condenado en 1987 por asesinato en primer grado y delito con arma de fuego por la muerte a tiros de Faheem Ali, ocurrida el año anterior.
Ninguna prueba física lo vinculaba con el asesinato, de acuerdo con Moore, y varios testigos dijeron que él no había sido quien disparó. Asimismo, varias personas dieron testimonio de su paradero en el momento exacto en que se cometió el crimen, dijo Moore.
“El testigo clave de la fiscalía en el juicio, que en ese entonces tenía 12 años, se retractó después de su identificación del señor Washington como el asesino, diciendo que había sido manipulado por la policía para enviar al señor Washington a prisión”, dijo el gobernador demócrata.
Washington, que actualmente tiene 63 años, fue liberado en octubre de 2018, meses después de que sus condenas fueron anuladas en el tribunal de circuito de la ciudad de Baltimore. En enero de 2019, la fiscalía del estado de Baltimore desestimó los cargos.
Un juez de derecho administrativo encontró que, según la ley del estado, Washington tiene derecho a recibir 94.991 dólares, o el ingreso promedio familiar actual en Maryland, por cada uno de los 31 años que pasó injustamente en prisión.
Además de recibir casi 3 millones de dólares por confinamiento erróneo, obtendrá más de 89.000 dólares para resolver reclamos de prestaciones de alojamiento.
(AP Foto/Brian Witte, Archivo)
BY BRIAN WITTE
Manifestantes UCLALOS ÁNGELES (AP) — Grupos de manifestantes en duelo se enfrentaron el miércoles en la Universidad de California en Los Ángeles, peleándose a puñetazos, empujándose, pateando y usando palos para golpearse unos a otros. Horas antes, la policía irrumpió en un edificio de la Universidad de Columbia que los manifestantes pro palestinos habían tomado y disolvió una manifestación que había paralizado la escuela mientras inspiraba a otros.
Después de un par de horas de enfrentamientos entre manifestantes pro palestinos y pro israelíes en UCLA, policías con cascos y protectores faciales formaron filas y separaron lentamente a los grupos. Eso sofocó la violencia y la escena estaba en calma cuando amaneció.
Los campamentos de manifestantes que piden a las universidades que dejen de hacer negocios con Israel o con las empresas que apoyan la guerra en Gaza se han extendido por todo el país en un movimiento estudiantil como ningún otro en el siglo XXI, que se extiende desde Nueva York hasta Texas y California. La subsiguiente represión policial en algunos campus universitarios ha despertado ecos del movimiento de protesta estudiantil mucho más amplio durante la época de la guerra de Vietnam.
Ha habido enfrentamientos con las fuerzas del orden y más de 1.000 arrestos. En casos más raros, los funcionarios universitarios y los líderes de las protestas llegaron a acuerdos para restringir la interrupción de la vida en el campus y las próximas ceremonias de graduación .
Los enfrentamientos en UCLA tuvieron lugar alrededor de un campamento de tiendas de campaña construido por manifestantes pro palestinos, quienes erigieron una línea de barricadas de desfile, madera contrachapada y paletas de madera en el borde del campamento, mientras los contramanifestantes intentaban derribarlas. El video mostró fuegos artificiales explotando sobre y dentro del campamento.
La gente arrojó sillas y otros objetos y en un momento un grupo se amontonó sobre una persona que yacía en el suelo, pateándola y golpeándola con palos hasta que otros la sacaron del scrum.
No estaba claro cuántas personas podrían resultar heridas.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, calificó la violencia de “absolutamente abominable e imperdonable” en una publicación en la plataforma de redes sociales X y dijo que agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles estaban en el lugar. Al parecer también había agentes de la Patrulla de Caminos de California. La universidad dijo que había solicitado ayuda.
La seguridad se reforzó el martes en el campus después de que los funcionarios dijeran que hubo “altercados físicos” entre facciones de manifestantes.
A última hora de ese mismo día, agentes de la ciudad de Nueva York entraron al campus de Columbia después de que la universidad solicitara ayuda, según un comunicado emitido por un portavoz. Se despejó un campamento de tiendas de campaña en los terrenos de la escuela, junto con Hamilton Hall, donde un grupo de oficiales usó una escalera para subir por una ventana del segundo piso. Los manifestantes tomaron el salón de la escuela Ivy League unas 20 horas antes.
“Después de que la Universidad se enteró de la noche a la mañana que Hamilton Hall había sido ocupado, destrozado y bloqueado, no nos quedó otra opción”, dijo la escuela. “La decisión de acercarse a la policía de Nueva York fue en respuesta a las acciones de los manifestantes, no a la causa que defienden. Hemos dejado claro que la vida en el campus no puede verse interrumpida infinitamente por manifestantes que violan las normas y la ley”.
Unas pocas docenas de personas fueron arrestadas en el edificio después de que los manifestantes hicieran caso omiso de un ultimátum anterior de abandonar el campamento el lunes o ser suspendidos y aplicado mientras otras universidades intensificaban sus esfuerzos para poner fin a las manifestaciones inspiradas en Columbia .
Fabien Lugo, un estudiante de primer año de contabilidad que dijo que no estuvo involucrado en las protestas, dijo que se oponía a la decisión de la universidad de llamar a la policía.
"Esto es demasiado intenso", dijo. "Se siente más como una escalada que como una desescalada".
A pocas cuadras de Columbia, en el City College de Nueva York, los manifestantes se enfrentaron a la policía afuera de la puerta principal de la universidad pública. Un video publicado en las redes sociales por reporteros en el lugar el martes por la noche mostró a los agentes arrojando al suelo a algunas personas y empujando a otras mientras despejaban a la gente de la calle y las aceras.
Después de que llegó la policía, los agentes bajaron una bandera palestina sobre el mástil del City College, la hicieron una bola y la arrojaron al suelo antes de izar una bandera estadounidense.
La Universidad Brown, otro miembro de la Ivy League, llegó a un acuerdo el martes con los manifestantes en su campus de Rhode Island. Los manifestantes dijeron que cerrarían su campamento a cambio de que los administradores votaran para considerar la desinversión de Israel en octubre. El compromiso pareció marcar la primera vez que una universidad estadounidense aceptó votar sobre la desinversión a raíz de las protestas.
Mientras tanto, en la Universidad del Norte de Arizona en Flagstaff, la policía con equipo antidisturbios se acercó a un campamento el martes por la noche y arrestó a unas 20 personas por allanamiento de morada, al menos una de las cuales fue arrojada al suelo. Los funcionarios de la universidad habían advertido más temprano ese día que los estudiantes enfrentarían cargos criminales si no se dispersaban.
El estudiante de primer año Brayden Lang observaba desde el margen. "Aún sé muy poco sobre este conflicto", afirmó. "Pero la muerte de miles de personas es algo que no puedo tolerar".
La policía también desalojó un campamento en la Universidad de Tulane la madrugada del miércoles.
Las protestas en el campus nacional comenzaron en Columbia en respuesta a la ofensiva de Israel en Gaza después de que Hamás lanzara un ataque mortal contra el sur de Israel el 7 de octubre. Los militantes mataron a unas 1.200 personas, la mayoría de ellas civiles, y tomaron aproximadamente 250 rehenes. Israel, que prometió acabar con Hamás, ha matado a más de 34.000 palestinos en la Franja de Gaza, según el Ministerio de Salud de esa zona.
A medida que las negociaciones de alto el fuego parecieron ganar fuerza, no estaba claro si esas conversaciones conducirían a un alivio de las protestas.
Israel y sus partidarios han calificado las protestas universitarias de antisemitas, mientras que los críticos de Israel dicen que utiliza esas acusaciones para silenciar a la oposición. Aunque algunos manifestantes han sido captados por las cámaras haciendo comentarios antisemitas o amenazas violentas, los organizadores de las protestas, algunos de los cuales son judíos, dicen que se trata de un movimiento pacífico destinado a defender los derechos de los palestinos y protestar contra la guerra.
La acción policial de Columbia ocurrió en el 56º aniversario de una medida similar para sofocar una ocupación de Hamilton Hall por parte de estudiantes que protestaban contra el racismo y la guerra de Vietnam.
El departamento de policía dijo el martes temprano que los agentes no entrarían al recinto sin la solicitud de la administración de la universidad o una emergencia inminente. Ahora, las fuerzas del orden estarán allí hasta el 17 de mayo, cuando finalicen los eventos de graduación de la universidad.
En una carta a altos funcionarios de la policía, el presidente de Columbia, Minouche Shafik, dijo que la administración solicitó que los agentes retiraran a los manifestantes del edificio ocupado y de un campamento de tiendas cercano “con el mayor pesar”.
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, dijo en el programa "Morning Joe" de MSNBC que la policía tuvo que trasladarse a Hamilton Hall "por la seguridad de esos niños".
Nuevamente culpó a agitadores externos por la toma del edificio, una idea que Shafik también planteó, aunque ninguno proporcionó evidencia específica para respaldar el argumento, que fue cuestionado por los organizadores y participantes de la protesta.
El subcomisionado de información pública del departamento de policía, Tarik Sheppard, dijo que entre 40 y 50 personas fueron arrestadas en Hamilton Hall y que no hubo heridos.
Los manifestantes instalaron por primera vez un campamento de tiendas de campaña en Columbia hace casi dos semanas. La escuela envió a la policía a limpiar las tiendas de campaña al día siguiente, arrestando a más de 100 personas, solo para que los estudiantes regresaran.
Las negociaciones entre los manifestantes y la universidad se estancaron en los últimos días, y la escuela fijó una fecha límite para que los activistas abandonaran el campamento el lunes por la tarde o serían suspendidos.
En cambio, los manifestantes desafiaron el ultimátum y tomaron el Hamilton Hall la madrugada del martes, llevando muebles y barricadas metálicas.
Ilana Lewkovitch, una estudiante de Columbia que se describe a sí misma como “sionista de izquierda”, dijo que ha sido difícil concentrarse en la escuela durante semanas. Sus exámenes se han visto interrumpidos por cánticos de “dilo alto, dilo claro, queremos a los sionistas fuera de aquí”.
Lewkovitch, que es judía, dijo que desearía que las actuales protestas propalestinas fueran más abiertas a personas como ella que critican las políticas de guerra de Israel pero creen que debería haber un Estado israelí.
Offenhartz y Frederick informaron desde Nueva York. Periodistas de Associated Press de todo el país contribuyeron a este informe, incluidos Cedar Attanasio, Jonathan Mattise, Colleen Long, Karen Matthews, Jim Vertuno, Hannah Schoenbaum, Sarah Brumfield, Christopher Weber, Carolyn Thompson, Dave Collins, Makiya Seminera, Philip Marcelo y Corey Williams. y Felicia Fonseca.
JAKE OFENHARTZ
Offenhartz es reportero de tareas generales en la oficina de The Associated Press en la ciudad de Nueva York.
JOSÉ B. FREDERICK
Frederick es un videoperiodista y productor de Associated Press que vive en la ciudad de Nueva York. Su cobertura ha incluido huracanes, el tiroteo en la escuela Sandy Hook y el tiroteo en el teatro de Colorado.
STEFANIE DAZIO
Dazio cubre el crimen y la justicia penal en California para The Associated Press, centrándose en Los Ángeles.
(AP Photo/Ethan Swope)
Trump utilizaraWASHINGTON (AP) — Donald Trump dice que usaría la Guardia Nacional como parte de sus esfuerzos para deportar a millones de inmigrantes en todo el país si es reelegido, lo que indica que está redoblando la retórica antiinmigración que impulsó su anterior ascenso al poder.
Los comentarios de Trump se produjeron durante una larga entrevista telefónica y en persona con la revista Time a principios de este mes. La historia adjunta se publicó en línea el martes.
Trump no dijo exactamente cómo llevaría a cabo las operaciones de deportación y qué papel jugaría la Guardia Nacional en ellas. Trump, el presunto candidato republicano a la presidencia, dijo que no se oponía a utilizar militares en servicio activo si fuera necesario, pero que pensaba que la Guardia Nacional haría el trabajo.
"Si pensara que las cosas se están saliendo de control, no tendría ningún problema en recurrir al ejército", afirmó. “Tenemos que tener seguridad en nuestro país. Tenemos que tener ley y orden en nuestro país. Y lo que sea que nos lleve allí, creo que la Guardia Nacional hará el trabajo”.
Las fuerzas militares estadounidenses (tanto de la Guardia Nacional como en servicio activo) históricamente se han utilizado en la frontera para respaldar al personal de inmigración. Sin embargo, utilizar fuerzas de la Guardia Nacional, o militares en servicio activo, para ayudar directamente con la deportación de migrantes, especialmente en el interior del país, sería una escalada drástica de su uso en la esfera de la inmigración y probablemente enfrentaría desafíos legales.
Durante el primer mandato de Trump, el Departamento de Seguridad Nacional consideró utilizar tropas de la Guardia Nacional para detener a inmigrantes no autorizados, pero los planes finalmente nunca llegaron a buen término.
Los presidentes han utilizado tropas, a menudo fuerzas de la Guardia Nacional, para reforzar la seguridad fronteriza de diferentes maneras. El presidente George W. Bush llamó a las tropas de la Guardia Nacional a reforzar la seguridad a lo largo de la frontera suroeste en la “Operación Jumpstart”, mientras que la “Operación Falange” del presidente Barack Obama también utilizó tropas de la Guardia Nacional de manera similar.
Los presidentes Joe Biden y Donald Trump también han utilizado tropas en servicio activo y fuerzas de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad fronteriza y ayudar con tareas relacionadas con la inmigración.
Pero esas fuerzas en la frontera se han utilizado de maneras específicas y restringidas, como ingreso de datos, vigilancia o apoyo de almacén, o para brindar apoyo logístico en formas que no interactúan directamente con los migrantes y están diseñadas para liberar al personal de inmigración para hacer su trabajo.
Cuando se trata de encontrar y expulsar a personas del país, eso generalmente es competencia del brazo de Operaciones de Ejecución y Expulsión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. Identifican, arrestan, detienen y expulsan a personas a las que se ha determinado que no tienen derecho a permanecer en el país.
A menudo, esto puede ser un proceso largo y costoso porque las expulsiones a menudo se realizan por avión y porque muchos países no aceptan recibir inmigrantes de sus países.
La ley federal generalmente prohíbe el uso de miembros del servicio activo para hacer cumplir la ley dentro de los EE. UU., a menos que lo autorice específicamente el Congreso.
Cuando se le preguntó específicamente a Trump si anularía las restricciones sobre el uso del ejército estadounidense contra civiles, Trump dijo que las personas que serían atacadas no son civiles.
“Estas son personas que no están legalmente en nuestro país. Esta es una invasión a nuestro país. Una invasión como probablemente ningún país haya visto antes”, dijo Trump a la revista.
Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración una pieza central de su campaña de reelección, repitiendo una estrategia que le funcionó cuando se postuló por primera vez para el cargo.
Ha acusado a los inmigrantes de “envenenar la sangre del país” y se ha referido a las personas que se encuentran ilegalmente en Estados Unidos y que son sospechosas de cometer crímenes como “animales”. Ha prometido poner fin a la ciudadanía por nacimiento y reimponer su prohibición de viajar que originalmente apuntaba a siete países de mayoría musulmana.
REBECA SANTA
Santana cubre el Departamento de Seguridad Nacional para The Associated Press. Tiene una amplia experiencia informando en lugares como Rusia, Irak, Afganistán y Pakistán.
 (Eduardo Muñoz/Pool Photo vía AP)
Joe BidenWASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden habló con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre cooperar en política migratoria mientras el líder estadounidense continúa deliberando si tomará medidas ejecutivas que tomarían medidas enérgicas contra el número de migrantes que llegan al sur de Estados Unidos. borde.
La llamada se produjo el domingo a pedido de Biden, dijo López Obrador durante su conferencia de prensa diaria del lunes en Ciudad de México. En una declaración conjunta, Biden y López Obrador dijeron que el llamado se centró en sus esfuerzos conjuntos para “gestionar eficazmente” la migración y “fortalecer la eficiencia operativa” en la frontera entre Estados Unidos y México.
“Hablamos periódicamente”, dijo López Obrador. “Yo lo busco, él me busca, charlamos”.
La declaración conjunta dijo que Biden y López Obrador han ordenado a sus asistentes de seguridad nacional que implementen “inmediatamente” medidas concretas para reducir el número de cruces fronterizos no autorizados. Las políticas también protegerían los derechos humanos, según el comunicado. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, no dio más detalles sobre cuáles eran esas nuevas medidas, ni tampoco lo harían los funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional.
El líder mexicano dijo que los dos países han logrado avances en el control de la migración no autorizada al persuadir a muchos migrantes de no utilizar métodos ilegales para trasladarse de un país a otro. López Obrador también aplaudió una decisión de enero de la Corte Suprema de Estados Unidos que permitió a los agentes de la Patrulla Fronteriza reanudar el corte de alambre de púas que el estado de Texas había instalado a lo largo de la frontera para tratar de disuadir la migración.
Desde el colapso de la legislación fronteriza en el Congreso a principios de este año, la Casa Blanca no ha descartado que Biden emita una orden ejecutiva sobre las normas de asilo para intentar reducir el número de inmigrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos. Cualquier acción unilateral probablemente se apoyaría en la autoridad del presidente bajo la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, que ofrece amplios poderes para bloquear la entrada de ciertos inmigrantes si hacerlo se considera perjudicial para el interés nacional.
Los funcionarios de la administración han estado analizando varias opciones durante meses, pero Biden no ha tomado ninguna decisión sobre cómo proceder con ninguna acción ejecutiva. Los asesores de la Casa Blanca también han visto poca urgencia inmediata para que el presidente tome alguna medida, considerando que el número de cruces fronterizos ilegales ha disminuido desde un récord de 250.000 en diciembre, a medida que los funcionarios mexicanos intensificaron sus esfuerzos de aplicación de la ley.
Verza informó desde la Ciudad de México.
SEUNG MIN KIM
Seung Min es reportero de la Casa Blanca.
 (Foto AP/Susan Walsh)

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