
El vocero de la agencia meteorológica AEMET, Rubén del Campo, dijo que las temperaturas de la noche anterior habían sido las más bajas al menos desde 2001. Once de las 51 provincias y regiones autónomas mantenían el nivel de alerta más alto.
Las escuelas permanecían cerradas en Madrid y buena parte del centro de España, mientras las cuadrillas de emergencia se esforzaban por habilitar rutas, despejar árboles caídos, reparar cables eléctricos y asegurar la distribución de alimentos y la vacuna contra el coronavirus.
Las autoridades exhortaron a la gente a no salir de casa salvo por razones indispensables, para evitar accidentes que pudieran añadir a la tensión en las salas de emergencia. Un hospital militar en la capital ha registrado un aumento preocupante de los casos de traumatismos, dijo la ministra de Defensa, Margarita Robles, el lunes por la noche.

Después de registrar 50 centímetros (20 pulgadas) de nieve en la capital española entre la noche del viernes y el sábado, Madrid y gran parte del país seguía impasible el domingo con carreteras, ferrovías y viajes aéreos afectados por la tormenta Filomena. Cuatro muertes han sido adjudicadas a la ventisca.
El ministro de Transporte José Luis Ábalos dijo el domingo que equipos de emergencia habían despejado dos pistas de aterrizaje en el aeropuerto internacional de Madrid Adolfo Suárez-Barajas y, si el clima lo permitía, el servicio regresaría lentamente entre la tarde del domingo y el lunes.
El servicio de trenes que atraviesan la capital comenzaba gradualmente a retomarse la tarde del domingo, indicó Ábalos, pero la importante línea de trenes rápidos que une a Madrid con Barcelona seguía sin operación.
Más de 150 carreteras seguían bloqueadas el domingo. Las autoridades informaron que los viajes por autos deberían posponerse y se obligó el uso de cadenas en neumáticos para aquellos viajes que no podían evitarse. Las personas varadas en sus vehículos por la nieve habían sido rescatadas, pero cientos de autos tenían que recuperarse después de haber sido abandonados por sus conductores, agregaron.
La tormenta Filomena perdió fuerza en su avance hacia el este, aunque las autoridades mantuvieron las peticiones de que la gente se quedara en casa para evitar el riesgo de caídas en las calles heladas, ante las previsiones de un frente frío en los próximos días.
La Agencia Estatal de Meteorología esperaba que la temperatura llegara el martes a los 14 grados Celsius bajo cero (6 grados Fahrenheit) en la provincia oriental de Albacete. La escasamente poblada provincia de Teruel seguía bajo máxima alerta por fuertes nevadas, mientras que grandes áreas del oriente de Aragón y Cataluña también estaban bajo alerta por clima invernal.

“La aglomeración era tan grande que no se podía poner un pie en la playa”, dijo un trabajador de mantenimiento en un lujoso edificio de apartamentos al otro lado de la calle. “Y no fue sólo en la noche; la playa también estuvo atestada durante el día. ¡Y nadie usa mascarilla!”, agregó, insistiendo en guardar el anonimato por temor a que el propietario del edificio lo sancionara por hablar ante un reportero.
El estallido de celebraciones ocurrió justo antes de que Brasil fijara una nueva marca por la pandemia: El jueves rebasó las 200.000 muertes, tras registrarse 1.524 en las 24 horas previas para un total de 200.498, según el ministerio de salud. Es el segundo total de fallecimientos más elevado del mundo, de acuerdo con la base de datos de la Universidad Johns Hopkins.
Muchos brasileños se han resistido durante meses a la cuarentena, yendo a bares o a pequeñas reuniones con amigos, pero había habido pocas fiestas en gran escala, y habían sido distantes unas de otras, desde que comenzó la pandemia. Las celebraciones comenzaron después de que el verano empezó en el hemisferio sur el 21 de diciembre.
Mientras muchos países imponían nuevas restricciones para contener la propagación del virus a mediados de diciembre, el gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro dio su anuencia a las celebraciones de fin de año bajo el sol. El ministro de turismo, Gilson Machado, dijo a la estación radiofónica Jovem Pan que las reuniones de hasta 300 personas eran perfectamente aceptables. La decisión de imponer restricciones es prerrogativa de los gobiernos locales; algunos las adoptaron pero fueron ignoradas.

Durante su tradicional alocución del domingo en el Vaticano, Francisco señaló que cinco personas murieron cuando un grupo de personas irrumpió en el edificio en donde el Congreso estaba reunido el 6 de enero. Esa reunión era para certificar el triunfo electoral del presidente electo Joe Biden.
“La violencia siempre es autodestructiva”, dijo Francisco. Apeló a un “alto sentido de responsabilidad” por parte de los líderes para “calmar los ánimos” y evitar futuros actos violentos.
Un grupo de personas irrumpió en el Capitolio después de que el presidente de Estados Unidos Donald Trump exhortara a partidarios reunidos en una manifestación a dirigirse al edificio a protestar.
Debido a los disturbios, un policía del Capitolio y cuatro personas más murieron.

Las autoridades también reportaron la cifra casi récord de 1.044 fallecimientos adicionales. En lo que va de la pandemia, el país ha registrado aproximadamente 1,49 millones de infecciones confirmadas y más de 131.000 muertes.
Los expertos dicen que esa cifra está muy por debajo de la real, dada la tasa extremadamente baja de pruebas diagnósticas que se realizan en el país, y los cálculos oficiales indican que la cantidad real es superior a los 180.000.
La campaña de vacunación en el país avanza con lentitud, con 4.444 inyecciones aplicadas el jueves, una tasa similar a la de días previos.
En la Ciudad de México, actual epicentro de la pandemia en el país, el 89% de las camas de hospital están ocupadas.