
El primer ministro Yoshihide Suga y ministros clave se reunieron el miércoles para analizar los detalles antes de decidir sobre un estado de emergencia para Tokio, Osaka, Kyoto e Hyogo, que se espera se haga oficial a finales de esta semana.
Osaka, la zona más afectada por el último pico de contagios que comenzó en marzo, informó el miércoles 1.242 nuevos casos de COVID-19, un nuevo récord para la prefectura y por arriba de los 843 de Tokio.
El gobernador de Osaka, Hirofumi Yoshimura, dijo el martes que la estrategia actual de reducir horarios en bares y restaurantes no era efectiva y solicitó un estado de emergencia que le permitiría emitir medidas más estrictas, como cerrar negocios.
Kyoto e Hyogo solicitaron una nueva orden de emergencia el miércoles y se espera que Tokio haga lo mismo.
Según los informes, la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, quiere que el período de emergencia abarque la “Semana Dorada”, desde fines de abril hasta principios de mayo, una época de muchos viajes en Japón.

El jefe de las fuerzas armadas, Hadi Tjahjanto, dijo que el KRI Nanggala 402 participaba de un ejercicio de entrenamiento cuando dejó de efectuar una llamada prevista.
Se cree que el submarino desapareció en el mar a unos 95 kilómetros al norte de Bali, dijo Tjahjanto. Añadió que la Armada envió buques de guerra y pidió ayuda a Singapur y Australia, que poseen naves de rescate de submarinos.
Según informes de la prensa local, la Armada cree la nave cayó en una depresión a 700 metros de profundidad. No hubo de inmediato información sobre el motivo de la desaparición.
El submarino fabricado en Alemania, que estaba en servicio desde principios de la década de 1980, se aprestaba a participar en un ejercicio de disparo de misiles que debía realizarse el jueves con la presencia de Tjahjanto y otros jefes militares.
Indonesia tiene una flota de cinco submarinos que planea aumentar a ocho para 2024.
El país ha enfrentado numerosos desafíos recientes a sus reclamos marítimos, incluidos varios incidentes con naves chinas cerca de las islas Natuna.

El reciente incremento de contagios en la mayoría de los 22 países participantes ha desplazado la 27ma edición de la Cumbre Iberoamericana, que ya fue postergada el pasado año, a un formato que mezcla lo virtual con el encuentro de un puñado de líderes de forma presencial en Andorra, la diminuta nación de la cordillera pirenaica que separa a Francia y España.
Los jefes de estado y de gobierno de 17 naciones se conectarán por videoconferencia este miércoles, mientras que tan solo cuatro países, además del propio anfitrión, han desplazado representantes al balneario pirenaico que acoge la reunión. Serán, por cercanía geográfica, España y Portugal y, como última y próximas sedes de la cumbre, Guatemala y República Dominicana.
Sus mandatarios tienen previsto participar el martes en un encuentro empresarial previo al comienzo de la cumbre.
Los presidentes de Venezuela y Cuba, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, se estrenarán en el foro a través de la pantalla. El brasileño Jair Bolsonaro, un crítico del multilateralismo, ha rehusado participar. El opositor venezolano Juan Guaidó no ha sido invitado pese a estar reconocido por medio centenar de países como presidente encargado de Venezuela.

Muchos latinoamericanos están alquilando aviones, haciendo reservas en vuelos comerciales, comprando pasajes de autobús y alquilando vehículos para vacunarse a Estados Unidos ante la escasez de vacunas en sus países.
Virginia González y su esposo viajaron desde México a Texas y se fueron directamente en autobús a un centro de vacunaciones. Repitieron el viaje para la segunda dosis. La pareja, de Monterrey, siguió la recomendación de un médico que trataba al esposo de González por un cáncer de próstata. En total cubrieron 2.200 kilómetros (1.400 millas) con los dos viajes.
“Es una cuestión de supervivencia”, dijo González. “En México, el gobierno no compró suficientes vacunas. Parece que no les importa la ciudadanía”.
Con una población de casi 130 millones de personas, México se ha asegurado más vacunas que muchas naciones latinoamericanas. Hasta el lunes contaba con unos 18 millones de dosis de vacunas de Estados Unidos, China, Rusia y la India. La mayoría son aplicadas a personal del campo de la salud, personas de más de 60 años y algunos maestros, que por ahora son los únicos grupos autorizados a ser inmunizados. La mayoría de los países latinoamericanos, con excepción de Chile, enfrentan una situación parecida, si no peor.

El gobernador de Osaka solicitó el tercer estado de emergencia 50 días después de que concluyó el anterior y con medidas más estrictas, ya que las autoridades podrían ordenar a los negocios que cierren o que reduzcan el horario de atención al público.
Las medidas para el público en general, como el uso de la mascarilla y permanecer en casa, no serían de cumplimiento obligatorio. Se espera que Osaka cierre los parques de diversiones, los centros comerciales y otras instalaciones de gran afluencia de público durante varias semanas.
Japón registra 537.317 casos confirmados y 9.671 muertes por coronavirus. Son cifras bajas, pero más graves que las de otros países asiáticos.
Por otra parte, la nación insular de Fiji, en el Pacífico, ha cerrado las escuelas y cancelado eventos deportivos al enfrentar los primeros contagios de COVID-19 por fuera de los casos de cuarentena en más de un año.
Un soldado y una persona de limpieza en una instalación de cuarentena han dado positivo, pero hasta el momento no hay indicios de transmisión más amplia en la población.
El primer ministro Frank Bainimarama dice que Fiji vuelve a enfrentar un “peligro grave e inminente”. El gobierno ha ordenado el cierre de gimnasios, bares y teatros dentro de dos zonas de contención y ha prohibido las grandes aglomeraciones en todo el país durante al menos dos semanas.
Fiji, con 1 millón de habitantes, ha registrado apenas dos muertes de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, pero los expertos temen que su sistema de salud está mal preparado para enfrentar un brote importante.