BUENOS AIRES (AP) — Para Lionel Messi y una generación de fanáticos de fútbol en Argentina, el 10 de julio de 2021 puso fin a un maleficio.
Ese día la Albiceleste dejó atrás 28 años sin títulos al vencer 1-0 a su clásico rival Brasil en la final de la Copa América, que se jugó en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro.
El trofeo continental de plata fue el primero que levantó el astro con la selección absoluta de su país después de cuatro intentos fallidos, entre ellos la final de la Copa del Mundo 2014. Para los hinchas argentinos contemporáneos a Messi que no habían nacido o eran muy pequeños cuando Argentina dio su última vuelta olímpica significó disfrutar de la selección como sus padres y abuelos lo habían hecho con Diego Maradona.
El propio Messi definió lo que significó levantar la Copa América tras recibir su séptimo Balón de Oro, un récord que resulta difícil imaginar otro futbolista pueda igualar: “Mi mayor premio lo conseguí en junio, era lo que deseaba desde que empecé a jugar en la selección. Eso, mi camiseta, mi país, la gente, eso era lo importante. Por eso se lo dedico a ellos en especial, porque fue grandioso lo que vivimos en esa Copa América”, señaló.
La “Pulga” había llegado a Brasil como el caudillo que sostenía a un Barcelona en descomposición futbolística, sin imaginar que en pocos meses su carrera daría un giro inesperado con la mudanza al París Saint Germain.
A diferencia de lo que había sucedido en el pasado, fue Argentina la que esta vez arropó a Messi con un entrenador —Lionel Scaloni— y compañeros que lo hacen sentir a gusto dentro y fuera de la cancha. El astro jugó todos los partidos completos, fue el máximo goleador con cuatro tantos y líder de asistencias con cinco.
Sumido en la tristeza por la falta de acuerdo con el Barça para renovar su contrato, Argentina volvió a ser un bálsamo para Messi en las eliminatorias. La Albiceleste se clasificó al Mundial de Qatar 2022 con varias fechas de anticipación, al igual que Brasil, mientras el capitán superó a Pelé como máximo artillero de Sudamérica en selecciones y estableció un nuevo récord con 80 goles.
A pesar del saldo favorable en 2021, Messi no se da por satisfecho. La Copa del Mundo lo desvela a sabiendas de que Qatar podría ser su última oportunidad.
El primer Mundial que se jugará en noviembre para evitar las altas temperaturas, en vez de junio-julio como es tradición, podría ser escenario del último duelo entre los futbolistas que marcaron una era: Messi y Cristiano Ronaldo, siempre y cuando Portugal sobreviva al mismo cuadro de repechaje que comparte con la Italia campeona de la Eurocopa.
El artillero Robert Lewandowski necesita primero que Polonia también supere el repechaje para tener la posibilidad de ajustar cuentas con Messi luego que el astro argentino lo venciera en la votación por el Balón de Oro.
Si de maleficios se trata, Neymar no pudo este año escapar a las lesiones que boicotearon su carrera. A fines de noviembre sufrió un esguince de tobillo izquierdo con lesión de ligamentos. A punto de cumplir los 30 años su fragilidad física plantea un interrogante a Brasil de cara al Mundial.
Otra postal del 2021 fue el despido del veterano entrenador de Uruguay, Óscar Tabárez, tras más de una década en el cargo. El “Maestro” no sobrevivió a la pésima campaña de la Celeste en las eliminatorias, hoy afuera del Mundial a falta de cuatro partidos.
Brasileños y argentinos sellaron su clasificación sin mayores sobresaltos. Pero su gran desafío en Qatar será romper la supremacía europea en la cita, manifiesta con cuatro selecciones distintas —Italia, España, Alemania y Francia— alzando la copa.
La pandemia hizo demorar por un año la Copa América y el Campeonato Europeo.
Brasil recibió la sede a último minuto cuando la situación sanitaria impidió la realización en Colombia y Argentina, originalmente apuntados como coanfitriones.
La Euro tuvo como novedad un montaje en 12 países distintos. Inglaterra tuvo la final que ansiaba, de local en Wembley. Pero acabó topándose con una Italia transformada bajo la dirección de Roberto Mancini. Tres años después de perderse el Mundial de Rusia, los Azzurri se coronaron campeones al imponerse por penales en la final.
No querrán perderse otro Mundial y para ello tendrán que afrontar una traicionera repesca en marzo, con Portugal como posible rival.
“Nos hubiera encantado esquivarles y ellos seguramente también querían evitarnos”, dijo Mancini. “Será como una final”.