El karma se manifestó con frecuencia en 2019.
Le ciñó un saco verde a Tiger Woods, llevó a que las seleccionadas estadounidenses conquistaran el Mundial de fútbol, entregó el trofeo Larry O’Brien de la NBA a un entrenador novato que derrocha simpatía, al frente de un equipo canadiense.
Además, corrigió lo ocurrido a un cuarto de milla de la meta del Derby de Kentucky y convirtió un homenaje a un beisbolista fallecido en algo verdaderamente inolvidable.
Así que, si el deporte no fue capaz de conmover a alguien al menos una vez en los últimos 12 meses, quizás la culpa sea de ese alguien.
A continuación, una lista de cinco momentos emotivos de 2019 (y una mención honorífica).
_Habían pasado 14 años desde su victoria anterior en el Masters y 11 desde su última conquista de un major. En ese periodo, había lidiado con problemas crónicos de espalda, múltiples cirugías, un episodio escandaloso con los analgésicos y una nueva realidad, en la que ya nadie lo consideraba favorito.
Pero Tiger Woods se apoderó en abril de su quinta chaqueta verde.
“Es algo abrumador, simplemente por lo que esto ha representado”, dijo después del triunfo. “Para mí, ésta es una experiencia surrealista”.
Su triunfo se bautizó como “el mayor regreso en la historia del deporte” o “la historia alentadora del siglo”. Algunos incluso predijeron que la gente recordaría siempre dónde estaba cuando Woods embocó en el hoyo 18 del Augusta National.
Con todo, puede ser que Woods no haya protagonizado la mayor manifestación del karma en 2019.
Y aquí viene la mención honorífica.
A finales de enero, en el Abierto de Phoenix, Gary Woodland, golfista de la Gira de la PGA, ayudó a que Amy Bockerstette, quien sufre el síndrome de Down, finalizara en par su recorrido hacia un hoyo, ganándose el corazón del público.
En junio, durante el U.S. Open, Woodland utilizó el mantra de Bockerstette, “lo tengo”, para obtener el mayor triunfo de su carrera.
Durante un día de práctica con público en el famoso hoyo 16, Bockerstette jugó con Woodland, y percibió que él estaba más nervioso que ella. Así que antes de cada golpe, buscó tranquilizarlo con las palabras que repite cuando enfrenta desafíos: “Lo tengo”.
Cinco meses después, cuando Woodland lideraba el U.S. Open después de tres rondas, Bockerstette logró serenarlo de nuevo, a la distancia. El golfista había tenido ventaja después de 54 hoyos siete veces en torneos de la gira, sin que lograra el triunfo.
Woodland dijo que un tuit de Bockerstette, una noche antes de la ronda final, le ayudó a dar el paso esta vez.
“Amy me dijo un millón de veces cuando estábamos en ese hoyo... ‘lo tengo’”, recordó Woodland tras triunfar en Pebble Beach. “Y ahora yo me dije un millón de veces: ‘Lo tengo’”.
_La selección nacional femenina de fútbol de Estados Unidos difícilmente necesitaba palabras de aliento. En realidad, a la capitana Megan Rapinoe y a sus compañeras se les consideró demasiado impetuosas mientras recorrían Francia en la búsqueda de su tercer título de la Copa del Mundo _y segundo consecutivo.
En el camino se enfrentaron con el presidente estadounidense Donald Trump en temas políticos y enfatizaron en la demanda por discriminación de género interpuesta contra su propia federación en una pelea por ser reconocidas y conseguir la equidad de pago.
Anotaron 13 goles ante una débil Tailandia en un duelo de la fase de grupos que provocó críticas por las excesivas celebraciones. Ellas respondieron celebrando en los encuentros subsecuentes con sarcásticos aplausos al estilo de torneos de golf. Incluso, realizaron mímica para fingir que brindaban con té. Y fueron un vendaval hasta el último silbatazo en el triunfo por 2-0 durante la final ante Holanda. Eso es lo que ocurre cuando se encomienda a las mujeres hacer un trabajo que el equipo de hombres, mejor remunerado, nunca ha estado siquiera cerca de conseguir.
“Conseguimos lo que nos pusimos como meta, hicimos exactamente lo que queríamos, dijimos lo que sentimos”, dijo Rapinoe. “Entiendo que a veces mi voz es más fuerte, pero todas estamos en esto juntas”.
_ Los Raptors de Toronto, por otro lado, no estaban destinados a la grandeza sino hasta ese momento clave en el séptimo partido de la serie de postemporada ante los 76ers de Filadelfia, cuando Kawhi Leonard anotó en el momento en que sonaba la bocina. El tiro distancia golpeó cuatro veces en el aro antes de entrar, y Toronto se impuso por 92-90.
“Todo ese tiempo lo vi como un tiro que entraría”, dijo el entrenador de primer año Nick Nurse tras el encuentro.
Suerte o no, los Raptors aprovecharon ese momento inspirador para ir por el título. Superaron a los Bucks de Milwaukee en la final de la Conferencia Este y, apoyándose en la gran actuación de Leonard en ambos lados de la cancha, requirieron de seis partidos para ponerle fin a los sueños de los Warriors de Golden State, de convertirse en una dinastía.
Poco después que el desfile por el título recorrió las calles de Toronto, Leonard anunció que se marchaba de la ciudad para unirse a los Clippers de Los Ángeles. Impávido Nurse regresó a trabajar y tiene otra vez a los Raptors como contendientes al título. En más de tres décadas ha sido entrenador de Gran Bretaña, con paradas con equipos de la G-League en Des Moines, Iowa y Edinburg, Texas. Por ello, empezar de cero no fue nada nuevo.
“Se ve joven”, comentó el base de los Raptors Kyle Lowry. “pero en realidad es bastante viejo”.
_Un inclemente aguacero a comienzos de mayo convirtió la pista de Churchill Downs en un lodazal incluso antes de que arrancara la edición número 145 del Derby de Kentucky. Pero la mayor tempestad sobrevino al final, cuando Maximun Security, el primer caballo en cruzar la meta, se convirtió también en el único ganador de esta carrera que termina descalificado en la historia por una infracción.
Las autoridades del hipódromo analizaron las repeticiones en video durante 22 minutos que parecieron eternos, antes de otorgar el triunfo a Country House. Determinaron que Maximum Security se había interpuesto en el camino de War of Will, provocando un caos que afectó al menos a otros dos caballos.
El fallo volteó de cabeza las posiciones y dio a Bill Mott, un entrenador legendario que había ganado todas las demás carreras importantes, su primer triunfo en el Derby de Kentucky.
“Me alegro por no haber estado en sus zapatos”, dijo Mott, en referencia a los encargados del hipódromo. “Me alegra no haber tenido que tomar la decisión frente a 100.000 personas y otros millones que veían esto por televisión alrededor del mundo”.
_La muerte repentina de Tyler Skaggs, lanzador zurdo de los Angelinos de Los Ángeles, a comienzos de julio, estremeció el mundo del béisbol.
Más tarde, se determinó que el fallecimiento fue provocado por una sobredosis de opioides, lo que derivó en un inusitado acuerdo entre las Grandes ligas y el sindicato de peloteros a fin de adoptar un protocolo de evaluación orientado al tratamiento para quienes consumieran estas sustancias, en el nuevo programa de análisis de consumo de drogas.
Cuando aún se desconocía el motivo del deceso, los Angelinos rindieron honores a Skaggs en su primer juego como locales tras la tragedia. Durante ese encuentro ante los Marineros de Seattle, los Angelinos querían que los compañeros de Skaggs y los fanáticos recordaran a un promisorio pitcher cuya personalidad ganaba simpatías en el clubhouse.
Los peloteros de Los Ángeles vistieron jerseys con el nombre de Skaggs y con su número 45. La madre de Skaggs, Debbie, realizó el primer lanzamiento.
Luego comenzó la magia.
Mike Trout descargó un jonrón de 454 pies para inaugurar la pizarra. Los lanzadores Taylor Cole y Félix Peña se combinaron para lanzar un juego sin hit _el 11mo en la historia de la franquicia, lo que coincidió con el número que Skaggs usaba en la secundaria.
Tras anotar siete veces en el primer inning, los Angelinos se encaminaron a un triunfo por 13-0. Hubo aquí otra coincidencia numérica, pues Skaggs cumplía años el 13 de julio.
Después del último out, los Angelinos acudieron al montículo, donde dejaron sus jerseys extendidos.
“Cada vez que uno hablaba con él, notaba esa sonrisa en su cara. Ya fuera con sarcasmo o bromas, él siempre trataba de hacerte sonreír”, rememoró Trout. “Siempre vamos a pensar en él”.