SAN SALVADOR (AP) — A casi tres años de que la sede originalmente designada desistió de organizarlos, está por verse si los Juegos Centroamericanos y del Caribe encontraron efectivamente un “salvador”.
Por ahora, eso es lo que asegura el jefe organizador de estas justas regionales, que se inauguran el viernes en la capital de El Salvador, con la participación de 5.000 deportistas de 37 países.
La candidatura salvadoreña para albergar los Juegos surgió luego que Panamá renunció a los mismo en 2020, durante lo peor de la pandemia.
“Vimos una oportunidad cuando Panamá quizás vio un problema”, manifestó Yamil Bukele, presidente del estatal Instituto Nacional de los Deportes y presidente del comité organizador de los juegos, durante una entrevista reciente con el canal de televisión del gobierno.
Un año después, el retiro de Puerto Rico como el otro candidato ante una serie de desafíos presupuestarios dejó a San Salvador como ganador de la sede, pero también frente a un desafío.
Yamil, hermano del presidente salvadoreño Nayib Bukele, reconoció que ha sido necesario trabajar contra reloj, para tener a punto los escenarios deportivos en tan solo 18 meses desde que se les adjudicó la sede.
“El Salvador se convirtió en el salvador de los juegos deportivos regionales más antiguos del mundo”, enfatizó.
Una de las preocupaciones al discutir el otorgamiento la sede a El Salvador apuntaba a los altos índices de violencia criminal que se habían registrado recientemente en el país centroamericano, considerado recién en 2015 uno de los más violentos del mundo con una tasa de 106 homicidios por cada 100.00 habitantes.
Desde marzo de 2022 el gobierno salvadoreño puso en vigencia sus llamadas políticas de “mano dura” para combatir a las pandillas a las que responsabilizaba de la mayoría de los crímenes en el país. La construcción de una gran prisión de alta seguridad y la detención de más de 60.000 presuntos pandilleros en 15 meses ha generado duras críticas en materia de derechos humanos.
Pero los índices de criminalidad han bajado considerablemente. Según registros oficiales, en todo lo que va del año El Salvador registra 92 muertes violentas, incluidas las de 19 supuestos pandilleros que fallecieron en supuestos enfrentamientos con policías y la fuerzas armadas.
Los Bukele, tanto el presidente del país como el organizador de los Juegos, esperan que los visitantes noten la mejoría en materia de seguridad.
“Los invito a que se sientan tranquilos y cómodos en este nuevo El Salvador. No solo encontrarán escenarios remozados y dignos para la práctica deportiva, sino que también serán testigos de la transformación y de la modernización que está viviendo nuestra patria”, expresó Yamil Bukele en su saludo escrito a los periodistas que cubren los Juegos. “El Salvador ahora es un lugar más seguro para todos, para nuestros ciudadanos y para los amigos que nos visitan”.
Según informes del gobierno salvadoreño, la organización del evento ronda los 70 millones de dólares, mientras que la inversión en infraestructura y equipamiento de escenarios es de más de 130 millones de dólares.
Adicionalmente se han invertido más de 30 millones de dólares en la Villa Centroamericana que estará en el campus de la Universidad Nacional de El Salvador (UES), para lo que se han construido 12 edificios nuevos y se han remodelado otros 12 inmuebles, que al concluir los juegos quedarán a disposición de la universidad.
Desde el viernes y hasta el 8 de julio, se realizarán 433 pruebas en 21 sedes y 48 escenarios a ser utilizados, y se entregarán 1.499 preseas —465 oros, 465 platas y 569 bronces.
Curiosamente, Santo Domingo operará como subsede. Treinta deportes se desarrollarán en San Salvador y siete en la capital dominicana para sumar un total de 53 disciplinas deportivas, de las que 46 se disputarán en territorio salvadoreño.
Pospuestos un año por la pandemia, los Juegos tienen a México, Cuba y Colombia como los candidatos principales an encabezar el medallero.
En la última edición de los Juegos, realizada en la ciudad colombiana de Barranquilla, México superó a Cuba en la repartición de medallas por primera vez desde 1966. Llega a la nueva cita envuelto en la polémica ante las denuncias de recursos insuficientes expresadas por varios deportistas en competiciones anteriores.
“Nuestro país está viviendo una época nueva, tiene muy buena fama en el mundo, en lo económico, en lo social, en lo político y en lo deportivo”, señaló el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, al abanderar a la delegación. “Se están obteniendo triunfos, entonces vamos a continuar con esa racha y les voy a esperar. Les adelanto que van a tener un apoyo, una recompensa”.
Cuba arriba con 509 atletas, entre ellos 11 medallistas en los Juegos Olímpicos que se realizaron en 2021 en Tokio 2020. El boxeador Julio César la Cruz, que tiene cinco títulos mundiales y es doble monarca olímpico, y la judoca Idalys Ortiz, serán los abanderados de la delegación cubana.
Venezuela afirma hasta ahora que contará con la presencia de Yulimar Rojas. De confirmarse la participación de la plusmarquista en el salto triple, arribará a El Salvador como la estrella más fulgurante de los Juegos, en un año en buscará también revalidar su cetro en el Mundial y en los Juegos Panamericanos.
Colombia, la sede anterior, llega con 411 deportistas, incluida la pesista Yenny Álvarez y el gimnasta Andrés Felipe Martínez como abanderados. El grupo incluye a medallistas olímpicos como Mariana Pajón en bicicrós y el boxeeador Yuberjen Martínez.
Esta es la tercera ocasión de que San Salvador será sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Las anteriores fueron en 1935 y 2002.
La inauguración se realizará el viernes en el estadio Jorge Mágico González, con un desfile en el que participarán unos 2.500 atletas. El mandatario salvadoreño ofrecerá las palabras de bienvenida a las delegaciones y declarará inaugurado el evento.