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Se libró de la cárcel, pero la Audiencia Nacional le impuso una multa de más de 10.000 euros (10.400 dólares) y le ordenó no acercarse a menos de 200 metros de Hermoso ni comunicarse con ella durante un año.
Rubiales puede apelar la sentencia judicial.
Fue absuelto del cargo de coacción por intentar restar importancia al beso en los labios de Hermoso durante la ceremonia de entrega de premios tras la final en Sydney. El beso desató la indignación en España y empañó las celebraciones del primer título mundial femenino de España.
Durante el juicio de alto perfil que duró aproximadamente dos semanas, Rubiales dijo que Hermoso consintió el beso, pero ella lo negó.
Los fiscales pidieron una pena de prisión de dos años y medio para Rubiales, de un año por agresión sexual y de un año y medio por coacción. Querían que los otros tres acusados por coacción fueran condenados a un año y medio de prisión.
Los otros tres exmiembros de la federación española acusados de coacción —el exentrenador del equipo femenino Jorge Vilda, el director deportivo del equipo masculino Albert Luque y el jefe de marketing Rubén Rivera— también fueron absueltos.
Hermoso testificó que “se sintió irrespetada” por Rubiales después de ganar la Copa del Mundo. Dijo que la presionaron para grabar un video con Rubiales, entonces presidente de la federación, para restarle importancia al beso.
Rubiales y los demás acusados dijeron que nunca intentaron presionar a Hermoso para que hiciera nada. Afirmaron que ella no le dio importancia al beso cuando ocurrió.
Rubiales dimitió bajo presión tres semanas después de que saliera a la luz el escándalo y fue suspendido por la FIFA durante tres años. El futbolista había dicho que era víctima de una “cacería de brujas” por parte de “falsas feministas”.
Durante su testimonio dijo que lamentaba el beso porque no era la actitud adecuada para un presidente de una federación nacional, pero afirmó que no debería considerarse una agresión sexual.
El beso provocó una indignación generalizada en la sociedad más allá del fútbol y desató uno de los escándalos más embarazosos de la historia del fútbol español.
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(Chema Moya, Pool Photo via AP, Archivo)