BUENOS AIRES (AP) — Con una mezcla de nostalgia, bronca y desborde, varios cientos de fanáticos de Diego Maradona se movilizaron el miércoles al centro de Buenos Aires para reclamar a la justicia que esclarezca su muerte ocurrida hace poco más de tres meses.
El epicentro de la manifestación, convocada a través de redes sociales, fue el Obelisco, emblemático monumento de la capital argentina. La mayoría de los asistentes vestían casacas de los clubes en los que brilló el astro: la albiceleste de la selección de Argentina, Boca Juniors y Napoli de Italia.
En un clima de efervescencia similar al que se vive en las tribunas de las canchas del fútbol argentino, se produjeran desbordes cuando aparecieron la exesposa de Maradona, Claudia Villafañe, y sus hijas Dalma y Gianinna Maradona. Las mujeres, vestidas con una camiseta blanca y la leyenda en letras negras “Justicia por Dios”, fueron rodeadas por los fanáticos y se produjeron empujones.
Con ayuda de custodios y agentes de la policía, las tres mujeres se refugiaron en un hotel cercano para luego retirarse en automóvil.
El capitán del seleccionado nacional que ganó la Copa del Mundo de 1986 falleció el 25 de noviembre como consecuencia de una insuficiencia cardíaca, mientras se recuperaba de una cirugía para extraerle un hematoma del cráneo. Tenía 60 años.
La justicia sospecha que el Diez, que arrastraba desde hace tiempo padecimientos físicos y depresión, fue víctima de negligencia por parte del equipo de médicos que custodiaba su salud en una casa alquilada en las afueras de Buenos Aires, donde murió. Siete personas, entre ellos un neurocirujano y una psiquiatra, están imputados.
Esta semana una junta médica independiente inició el análisis de toda la información — historia clínica, tratamientos, informe de los forenses, entre otros — que los fiscales recolectaron durante la investigación.
“Estamos pidiendo justicia por Diego, se lo descuidó”, dijo a la Associated Press Walter Vázquez, del autodenominado “Pueblo Maradoniano”, uno de los grupos de fanáticos que lideraron la convocatoria. “Lo lloramos todos los días. Lo traicionaron su propio entorno y nosotros que éramos lo que lo amábamos de verdad no teníamos llegada a él y no podíamos hacer nada”.
La tristeza por la muerte del máximo ídolo futbolístico de Argentina se tornó en indignación tras salir a la luz los diálogos entre los involucrados, mediante mensajes de texto y de voz, en los que afirmaban que Maradona consumía alcohol y fumaba marihuana suministrada por sus asistentes para mantenerlo calmado pese a que estaba contraindicado para su salud.
En otros tramos de las conversaciones se refieren al exfutbolista con términos despectivos.
En los últimos años de su vida, Maradona se había apoyado en el abogado penalista Matías Morla para el manejo de contratos de fútbol y comerciales. Sin una pareja estable, el astro convivía con un grupo de asistentes y custodios.
En la reja que rodea al Obelisco, los seguidores de Pelusa colocaron banderas y carteles con referencia a los imputados: “Traidores, ni olvido ni perdón”.
“Es tan triste que se vaya así un ídolo mundial”, lamentó el cantautor Yuyo Gonzalo, vestido con una casaca albiceleste y portando una guitarra. Y rodeado de otros fanáticos, entonó las estrofas de una canción que le dedicó a su ídolo: “El que dice que el Diego murió, no tiene perdón. El Diez le puso una pausa su vida y voló a esa nube donde buscaba ese grito de gol”.