Tras varias experiencias fallidas como técnico, el exastro argentino asumió el domingo el mando de Gimnasia La Plata, club que decidió encomendarse a sus manos para evitar el traumático descenso a la segunda división de Argentina.
Maradona, de 58 años, ingresó exactamente a la hora prevista al estadio Juan Carmelo Zerillo de esta ciudad al sur de la capital argentina, a través de una manga inflable con forma de Lobo _animal que representa al club. Luego subió a un carrito de golf, ya que se encuentra en plena recuperación por una operación de rodilla. El vehículo lo llevó al centro del campo, donde los aguardaban ayudantes y el plantel bajo un estruendoso grito de “Diegooo, Diegooo” que bajaba desde las tribunas.
Vestido con ropa oficial de entrenamiento de su nuevo equipo y una gorra blanca con el número 10, el flamante técnico tomó el micrófono y visiblemente emocionado les dijo a los hinchas que “yo no soy mago, vengo a trabajar. Y este plantel va a ser un ejemplo”.
“Acá, el que no se entrena o el que no corre, no juega”, advirtió el “Diez” mirando a sus futbolistas. “Les quiero pedir encarecidamente que cuando yo los tire a la cancha, se maten por toda esta gente y que traben con la cabeza si es posible”.
Pese a las enormes dificultades para caminar, el excapitán del seleccionado argentino campeón mundial en 1986 recorrió casi la totalidad del campo para saludar a la hinchada, rodeado por una nube de humo blanco y azul por las bengalas encendidas en unas de las tribunas. A su paso, varios hinchas “triperos” quebraron en llanto.
El exfutbolista que hizo emocionar a varias generaciones de argentinos luego les dirigió unas palabras a los jugadores que formaron una ronda alrededor de su figura antes de iniciar los ejercicios precalentamiento. Maradona siguió la práctica sentado en una refrigeradora pequeña, aunque en varias ocasiones se levantó para darle indicaciones a varios de ellos.
Maradona, que firmó un contrato por un año con una cláusula de salida en diciembre, dijo más tarde en conferencia de prensa que gracias a Gimnasia se terminó la censura para dirigir en el fútbol argentino.
“Ahora soy parte del fútbol argentino... Hay dirigentes que me dijeron ´yo te fui a buscar después del Mundial. Pero te tachaban´”, relató Maradona en referencia a su traumático cese de la selección de Argentina tras la Copa del Mundo 2010. “Esto ya es pasado, ahora tenemos que trabajar, no queda otra”.
La llegada de Maradona levantó el ánimo de este club que nunca en su historia ha ganado un título de liga profesional y que últimamente ha estado penando en el fondo de la tabla de posiciones.
Los fanáticos del Lobo prepararon una “misa maradoniana” para recibir a quien muchos argentinos consideran su máximo dios pagano, pese a los muchos sinsabores que marcaron su vida deportiva y personal. Gimnasia sumó 1.000 nuevos socios desde que se confirmó la llegada del “Diez” y sus hinchas agotaron una edición especial de la casaca del Lobo con el 10 en la espalda y el nombre de Maradona a un valor cercano a los 60 dólares.
“Es algo único, mirá lo que es esto”, dijo Paula Ledesma a The Associated Press mientras aguardaba por entrar al estadio junto a su marido y dos hijos. “Yo fanática de Maradona no soy, lo respeto... Ojalá nos salve. Pero eso también está en manos de los jugadores”.
Leonardo Pajón, vestido con la casaca blanca y azul del Lobo, indicó que vive un sueño imposible: su ídolo Maradona representando el club de sus amores. En señal de agradecimiento, se tatuó una imagen del “Diez” en la cabeza hace dos días.
“Es algo mágico. Nunca lo imaginé, lo amo a Maradona. Le tengo fe, nos va a levantar, le tengo una fe terrible”, enfatizó.
Entre sus hinchas más reconocidos está la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). No estuvo presente en la cancha, pero Maradona _quien se declaró kirchnerista_ fue sorprendido por su hermana Giselle Fernández durante la conferencia de prensa.
“Quiero agradecerte en nombre de toda la hinchada de Gimnasia y de mi mamá (Ofelia, fallecida este año), que ya no está, que viniste a dirigirnos”, declaró la mujer, que luego entregó al exfutbolista un llavero con el escudo del club que pertenecía a la madre.
Durante la práctica, los hinchas recordaron a Estudiantes, el clásico rival de la ciudad y que es presidido por Juan Sebastián Verón, excompañero de Maradona en Boca Juniors y dirigido por él en la selección argentina, aunque ahora están distanciados.
“Pincha (apodo de Estudiantes) decime qué se siente, tener al Diego en la ciudad... Al Diego lo vas a ver en el Bosque otra vez, Maradona es más grande que el inglés”, cantaban en referencia a Verón, quien jugó en los ingleses Manchester United y Chelsea. El técnico dio varios saltitos mientras los hinchas cantaban “el que no salta es un inglés”, en referencia al presidente del rival.
El ciclo de Maradona arrancará oficialmente ante Racing Club el próximo domingo en La Plata. El equipo está obligado a cosechar la mayor cantidad de puntos a fin de evitar su descenso a la segunda división, al cual quedarán condenados al final de la temporada los tres equipos con peor promedio de puntos de los últimos tres campeonatos. El Lobo tiene la cosecha más magra.
La carrera de Maradona como entrenador pierde por varios cuerpos con el futbolista.
Su mayor logro fue el quinto puesto con la Albiceleste en el Mundial 2010, pese a lo cual fue despedido por discrepancias del entonces mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el fallecido Julio Grondona. Antes tuvo ciclos fugaces en Mandiyú de Corriente (1994) y Racing Club (1995) mientras transitaba la segunda suspensión de su carrera por dopaje.
Retirado como jugador, retomó la dirección técnica en 2008 cuando recibió la oportunidad de dirigir a la selección argentina. En 2011 asumió el cargo con Al Wasl de Emiratos Árabes, del que fue despedido un año después ante los malos resultados.
Continuaría luego con Al Fujairah de la segunda división de Emiratos y en 2018 llegó a Dorados de Sinaloa, de la segunda división de México. No lo hizo ascender y renunció en junio pasado por problemas de salud.