Taylor Twellman ha sido participante y observador de la rivalidad futbolística entre Estados Unidos y México. Partidos intensos y de mucho contacto físico frente a un público enfebrecido que saborea estas batallas frecuentes entre dos equipos que se consideran los mejores de la CONCACAF.
Y el fervor alcanza su clímax en las eliminatorias al Mundial.
Sin embargo, el encuentro del viernes en Cincinnati y el previsto para marzo en la ciudad de México serían los últimos duelos con este nivel de intensidad en las eliminatorias, debido a la incesante campaña de la FIFA para aumentar los ingresos mediante el crecimiento del Mundial.
Así, está por diluirse la importancia de este duelo.
“Todo se reduce a las ganancias”, dijo Twellman, exdelantero de Estados Unidos y actual analista de ESPN, quien culpó el miércoles a la FIFA y a la UEFA por la constante expansión. “Más interés deriva en más dólares. Esas dos organizaciones podrían preocuparse menos por todo lo demás”.
En junio, Estados Unidos superó 3-2 a México en la final de la Liga de Naciones de la CONCACAF, en Denver. Christian Pulisic convirtió un penal a los 114 minutos.
Y el 1 de agosto, con un plantel alterno, la selección estadounidense superó 1-0 al Tri en la final de la Copa de Oro, realizada en Las Vegas, gracias a un tanto de Miles Robinson a los 117 minutos.
“Recuerdo en la Liga de Naciones el ambiente que había en el partido. Esa intensidad te demuestra lo importante que es este encuentro para nosotros”, dijo el mediocampista Yunus Musah, quien estaba en la banca en Denver. “Estos partidos van a ser intensos”.
México, ubicado en el noveno sitio del ranking de la FIFA, es líder del octagonal definitivo de la eliminatoria mundialista con 14 puntos. Estados Unidos se ubica 13ro en el escalafón y segundo en la eliminatoria con 11 puntos, de cara al partido en el TQL Stadium.
Dicho encuentro marca el punto intermedio del octagonal, conformado por 14 fechas.
“Es como una pelea de perros”, comentó el zaguero DeAndre Yedlin. “Nunca ha sido el partido más bonito, debo decir. Pero habitualmente es un partido entretenido”.
Yedlin ingresó en el segundo tiempo de la derrota por 2-1 ante México en noviembre de 2016, durante un partido de la eliminatoria llevado a cabo en Columbus, Ohio. Aquel encuentro fue el primer tropiezo en una eliminatoria desastrosa de la selección estadounidense, cuya racha de siete participaciones consecutivas en mundiales se cortó.
En junio de 2017, Yedlin jugó de inicio en el empate 1-1 en Ciudad de México, dentro de aquella eliminatoria. Y en la final de este año dentro de la Liga de Naciones, alineó también desde el comienzo.
Pero no habrá enfrentamientos similares en la eliminatoria durante un buen rato. Estados Unidos, México y Canadá son coanfitriones del Mundial de 2026 y reciben boletos automáticos.
Además, la FIFA ha expandido el número de participantes en el Mundial, de 32 a 48, a partir de 2026. Y la CONCACAF tendrá garantizados seis pasajes en vez de tres.
Ello deja pocas posibilidades de que un duelo entre Estados Unidos y México en la eliminatoria sea de vida o muerte.
Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, ha respaldado un plan que reduciría el número de pausas para partidos internacionales. Disminuiría así el tiempo que los jugadores pasan con las selecciones para las eliminatorias. Ello forma parte del plan de Infantino para realizar el Mundial cada dos años.
La propuesta en general se estancó este mes, ante la oposición de las federaciones europeas.
“Pienso que va a ser difícil que Estados Unidos encuentre partidos de intensidad a fin de prepararse para el 26”, dijo Twellman. “Esto pone un mayor énfasis en los clubes, a fin de encontrar esa intensidad para el jugador estadounidense después del Mundial de 2022”.