Paraguay mira a todos desde arriba. Demoró una hora para quebrar la resistencia de una Bolivia que coqueteó con un triunfo sorpresivo pero que terminó sucumbiendo ante el impacto de una expulsión y del coronavirus.
Ángel y Alejandro Romero aportaron los goles en el complemento y Paraguay debutó en la Copa América remontando para doblegar el lunes 3-1 a Bolivia.
Con la victoria en Goiania, la selección guaraní torna promisorio su horizonte en el Grupo A de la Copa América.
Erwin Santana convirtió un penal para poner adelante a los bolivianos, que encararon el compromiso con la ausencia de tres jugadores, incluido Marcelo Martins, el actual líder goleador de la eliminatoria mundialista con seis tantos. Los tres dieron positivo de coronavirus el sábado.
Pese a la ventaja, la situación de Bolivia se complicó por la expulsión del atacante Jaume Cuéllar, quien recibió su segundo cartón amarillo en los descuentos del primer tiempo.
Paraguay comenzó como un vendaval el complemento, mientras los bolivianos resistían de milagro. En un tramo de apenas cuatro minutos, la selección guaraní le dio la vuelta al marcador.
Alejandro “Kaku” Romero Gamarra igualó a los 62 minutos con un golazo de volea y desde fuera del área. Ángel Romero consiguió un doblete, a los 65 y a los 80.
“Merecíamos ganar porque luego del gol boliviano de penal el primer tiempo fuimos al ataque pero sólo cuando Bolivia quedó con un jugador menos encontramos el gol”, dijo el volante Romero Gamarra.
Cumplida la primera fecha del certamen, los tres puntos dejan a la Albirroja como líder de su zona, por delante de Argentina y Chile, que en su debut igualaron 1-1 en Río de Janeiro.
Además, la selección dirigida por el argentino Eduardo Berizzo se sacó las ganas: hacía seis años que no ganaba en Copa América —aquella vez por 1-0 a Jamaica en Chile.
Bolivia es última, sin sumar. No gana un solo partido de la Copa América desde la edición de 1997, cuando fue anfitriona y superó a México en semifinales.
“Al quedarnos con uno menos no pudimos encontrar nuestro juego. Esto nos servirá para buscar correcciones porque el torneo recién comienza”, opinó Saavedra.
Paraguay parecía estar sufriendo una maldición en Goiania. La volea de pique al suelo de media distancia de Romero Gamarra a los 61 minutos pavimentó el camino a un triunfo que por entonces ya debía ser goleada, con una decena de situaciones clarísimas dilapidadas.
Una vez llegado el primer tanto paraguayo, sobrevino el derrumbe de un equipo disminuido y agotado que ganaba sin patear al arco y habría liderado la zona dando una sorpresa mayúscula.
De hecho, la imagen más repetida durante buena parte de la contienda fue la del entrenador argentino Eduardo Berizzo tomándose la cabeza ante cada oportunidad de gol desperdiciada.
Pero la justicia terminó de descender sobre el Estadio Olímpico de Goiania con el doblete de Ángel Romero: a los 65 empujó la pelota a la red casi debajo del arco y a los 80 remató al primer palo para vencer la débil resistencia del arquero Rúben Cordano.
“Jugamos un partido con energía positiva. La victoria premia nuestra convicción de atacar los 95 minutos. Fuimos justos ganadores. Felicito a mis jugadores. Demostraron que creen en lo que hacen”, afirmó en rueda de prensa un orgulloso –y aliviado- Berizzo.
Su colega venezolano César Farías colocó a Cordano y prescindió del veterano portero Carlos Lampe, quien habría figurado entre los infectados de COVID-19 pero según reportes de prensa alcanzó a dar negativo justo antes del encuentro y fue al banquillo.
“La clave nuestra estuvo en los espacios que creamos con Ángel Romero y Miguel Almiron”, valoró Romero Gamarra.
El VAR fue protagonista en la primera etapa, ayudó por partida doble al árbitro peruano Diego Haro.
Primero, para que sancionara la mano de Santiago Arzamendia que derivó en el penal a favor de Bolivia. Y después para dar marcha atrás con la sanción de un penal para Paraguay (hubo offside previo).
En total, el juego estuvo detenido 6:30 minutos entre ambas revisiones.
Todo eso poco importó porque Paraguay, muy revitalizado con el ingreso de Richard Sánchez en el entretiempo, halló la pólvora que no encontraba. Y porque Bolivia se fue alejando del buen semblante exhibido recientemente en las eliminatorias (viene de una victoria y dos empates) y pagó un alto precio por haberse refugiado tan atrás, tan pronto en el partido.