WASHINGTON (AP) — Un exagente de la CIA ha espiado durante años a altos directivos del fútbol mientras trabajaba para Qatar, el pequeño país árabe que organiza el Mundial de fútbol del año que viene, según descubrió una investigación de Associated Press.
Qatar buscaba asegurarse la sede ante rivales como Estados Unidos y Australia cuando contrató a Kevin Chalker, exagente de la CIA convertido en contratista privado, para espiar a los equipos de otras candidaturas y a directivos importantes del mundo del fútbol que participarían en la selección en el 2010, según la pesquisa de AP.
Chalker también trabajó para Qatar en los años siguientes para seguir la pista de los críticos de Qatar en el mundo del fútbol, según entrevistas con personas que tuvieron relación con Chalker, así como contratos, facturas, emails y una revisión de documentos corporativos.
El caso forma parte de una tendencia en la que exagentes estadounidenses de inteligencia pasan a trabajar para gobiernos con historiales cuestionables en el terreno de los derechos humanos, que preocupa a las autoridades en Washington.
“Hay muchísimo dinero del Golfo Pérsico que pasa por Washington D.C.”, dijo el representante Tom Malinowski, demócrata de Nueva Jersey. “El calibre de la tentación allí es inmenso, y siempre implica a estadounidenses en cosas en las que no deberían estar implicados”.
El Mundial es el torneo deportivo más popular del planeta. Y ofrece a Qatar, uno de los países más ricos del mundo, la oportunidad de hacer una especie de presentación en el escenario internacional.
La investigación de AP muestra que Qatar dejó poco librado a la suerte. La labor de vigilancia incluyó que una persona se hiciera pasar por fotoperiodista para seguir la candidatura de un país rival y tender una trampa en Facebook, en la que alguien se hizo pasar por una mujer atractiva en la plataforma para acercarse a un objetivo, según un análisis de los registros. Agentes que trabajaban para Chalker y el país del Golfo Pérsico también buscaron los registros telefónicos de al menos un agente de la FIFA antes de la votación de 2010, según los registros.
“El mayor logro hasta la fecha del Project MERCILESS (...) ha venido de operaciones exitosas de penetración contra detractores destacados dentro de la organización de la FIFA”, indicó la empresa de Chalker, Global Risk Advisors, en un documento de 2014 para describir un proyecto con un presupuesto mínimo de 387 millones de dólares durante nueve años. No estaba claro cuánto habían pagado a la compañía sus clientes qataríes.
Documentos de la compañía también destacan sus esfuerzos para ganarse al príncipe jordano Ali Bin Al-Hussein, un dirigente influyente en el mundo del fútbol que se presentó sin éxito a la presidencia de la FIFA en 2015 y 2016. En un documento de 2013, Global Risk Advisors recomendó a los qataríes dar dinero a una organización de desarrollo futbolístico dirigida por Ali, lo que “ayudará a consolidar la reputación de Qatar como una presencia benevolente en el mundo del fútbol”.
Un representante de Ali dijo que el príncipe “siempre ha tenido una buena relación personal directa con los gobernantes de Qatar. Desde luego no necesitaría consultores para ayudar en esa relación”.
El alcance completo de la labor de Chalker para Qatar no está claro, pero AP revisó una serie de proyectos propuestos por Global Risks Advisors entre 2014 y 2017, que incluyen iniciativas no relacionadas directamente con el Mundial.
Entre ellos están “Pickaxe”, que prometía recabar “información personal y biométrica” de trabajadores migrantes en Qatar. Un proyecto llamado “Falconeye” se describía como un plan para utilizar drones para vigilar puertos y fronteras, así como “controlar centros de población de trabajadores migrantes”.
“Al implementar investigaciones de historial y un programa de filtrado, Qatar mantendrá el dominio sobre los trabajadores migrantes”, indicó un documento de GRA.
Otro proyecto, “Viper”, prometía “acceso a dispositivos móviles” presencial o a distancia, que según Global Risk Advisors ofrecería “información vital” y mejoraría la seguridad nacional. El empleo de tecnología de esta clase proporcionada por compañías privadas está bien documentado en países autocráticos de todo el mundo, también en el Golfo Pérsico.
El negocio de la seguridad privada ha florecido en la última década en el Golfo Pérsico, conforme tomaba fuerza una guerra de información con ataques informáticos auspiciados por estados que ha coincidido en el tiempo con los preparativos para el Mundial.
Tres exagentes militares y de inteligencia estadounidenses admitieron hace poco haber proporcionado servicios de hackeo a una compañía de Emiratos Árabes Unidos llamada DarkMatter, en declaraciones hechas en el marco de un acuerdo con el Departamento de Justicia para evitar cargos penales. Una investigación de Reuters en 2019 reportó que DarkMatter hackeó celulares y computadoras del emir de Qatar, su hermano y funcionarios de la FIFA.
Chalker, que abrió una oficina en Doha y tenía una cuenta de email del gobierno qatarí, dijo en un comunicado proporcionado por un representante que ni él ni sus empresas jamás “participarían en vigilancia ilegal”.
Excolaboradores de Chalker dijeron que sus empresas han prestado distintos servicios a Qatar, además de labores de inteligencia. Global Risk Advisors se describe como “una consultora estratégica internacional especializada en instrucción de fuerzas de seguridad, militares y ciberseguridad, así como servicios de asesoría de inteligencia” y sus filiales han obtenido pequeños contratos con el FBI para un curso sobre manejo de cuerdas, así como tareas de consultaría para el Comité Demócrata Nacional.
Chalker declinó pedidos de entrevista o de responder preguntas detalladas sobre su trabajo para el gobierno qatarí. Y dijo que algunos de los documentos revisados por AP eran falsificaciones.
AP revisó cientos de páginas de documentos de las empresas de Chalker, incluido un reporte de situación sobre un proyecto de 2013 que incluía fotos del personal de Chalker reunido con diversos directivos del fútbol. Varias fuentes con acceso autorizado proporcionaron documentos a AP. Las fuentes expresaron su preocupación por el trabajo de Chalker para Qatar y pidieron mantener el anonimato porque temían sufrir represalias.
AP tomó varias medidas para verificar la autenticidad de los documentos. Eso incluyó confirmar detalles de varios documentos con distintas fuentes, incluidas personas que tuvieron relación con Chalker y directivos del fútbol, comprobar el contenido de documentos con noticias de la misma época y registros corporativos públicos, así como examinar los metadatos -la historia digital de los documentos- cuando estaban disponibles, para confirmar la autoría y fecha de creación de los archivos.
Chalker no proporcionó a AP ninguna prueba para respaldar su afirmación de que los documentos en cuestión habían sido falsificados.
Funcionarios del gobierno qatarí no respondieron a pedidos de comentarios. La FIFA también declinó hacer comentarios.
Muchos de los documentos revisados por AP que detallan trabajos realizados por Chalker y sus empresas para Qatar también aparecían descritos en una demanda presentada por Elliott Broidy, que en una ocasión hizo de recaudador de fondos para el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Broidy ha demandado a Chalker y le acusa de armar una gran campaña de hackeo y espionaje a instancias de Qatar que incluye exagentes de inteligencia occidentales para vigilar a directivos de la FIFA. Los abogados de Broidy no respondieron a pedidos de comentarios. El equipo legal de Chalker alega que la demanda no tiene base.
Chalker trabajó como agente operativo de la CIA durante unos cinco años antes de empezar a trabajar para Qatar, según personas que tuvieron relación con él. Los agentes operativos suelen trabajar de incógnito e intentan reclutar activos para espiar en beneficio de Estados Unidos. La CIA declinó hacer comentarios, y no suele hablar sobre sus antiguos agentes.
Sin embargo, la agencia envió una carta este año a varios exempleados en la que advertía sobre la “tendencia perjudicial” de gobiernos extranjeros que contrataban a exagentes de inteligencia “para reforzar sus capacidades de espionaje”, según una copia de la carta a la que tuvo acceso AP y de la que informó en primer lugar el New York Times.
El Congreso trabaja en una legislación que pondría nuevos requisitos informativos sobre exagentes estadounidenses de inteligencia que trabajen en el extranjero.