MANILA, Filipinas (AP) — Filipinas votaba el lunes en elecciones de media legislatura planteadas como un choque entre los aliados del presidente, Rodrigo Duterte, que aspiraban a dominar el Senado, y candidatos de oposición que luchaban por conservar su capacidad de control parlamentario sobre un mandatario al que ven como un dictador en potencia.
Casi 62 millones de filipinos estaban registrados para elegir entre 43.500 candidatos a unos 18.000 puestos parlamentarios y locales, incluidos 81 gobernadores, 1.634 alcaldes y más de 13.500 concejales en 81 provincias, en una de las democracias más tumultuosas de Asia.
Se espera que los resultados finales tarden al menos una semana para los puestos nacionales y unos pocos días para los puestos locales, a menos que se impugnen conteos concretos.
Muchos ven las elecciones como un crucial referendo sobre el gobierno de Duterte, marcado por una brutal campaña antidroga con miles de muertos, un estilo de liderazgo poco ortodoxo, un acercamiento a China y comentarios beligerantes y salpicados de bromas sexistas.
“El nombre del presidente no está en las papeletas, pero esto es en gran parte un referendo sobre sus tres años de presidencia, muy disruptiva pero aun así muy popular”, señaló el analista de Manila Richard Heydarian.
El resultado mostrará si los filipinos respaldan o rechazan el estilo autoritario de Duterte en un bastión de la democracia en Asia, apuntó Heydarian.
La carrera más importante es la lucha por 12 escaños en el Senado de 24 miembros, que Duterte quiere llenar de aliados para reforzar su agenda legislativa. Sus planes incluyen reinstaurar la pena de muerte, bajar la edad de responsabilidad penal de los delincuentes juveniles y revisar la constitución de 1987, principalmente para permitir un cambio a un gobierno federal. Las voces críticas temen que la reforma constitucional sea un pretexto para eliminar los límites al número de legislaturas.
Ejército y policía estaban en alerta para responder a cualquier incidente violento, especialmente en zonas inestables como la región sureña de Mindanao, así como para evitar las irregularidades en medio de una tensa rivalidad política.
En la provincia sureña de Maguindanao se registraron tres explosiones, una de ellas provocada por una granada poco antes de que abrieran las urnas a las 6 de la mañana. No se registraron heridos.
La campaña ha sido relativamente pacífica comparada con años anteriores, según el presidente de la Comisión Electoral, James Jimenez. Veinte personas murieron en incidentes violentos relacionados con los comicios.
Al menos dos candidatos a alcalde fueron retenidos por la policía, incluido uno por supuesto fraude electoral. En la provincia sureña de Sulu, cinco personas resultaron heridas por disparos ante un centro electoral y dos vehículos ardieron, según la policía.