A 3.500 metros sobre el nivel del mar, en las alturas semidesérticas de un lugar de Chile que parece mucho más alejado de la civilización de lo que realmente está --65 kilómetros de Santiago--, una pequeña isla flotante de paneles solares, relucientes y oscuros, forma un oasis tecnológico en medio de una amplia y tranquila laguna para dar nueva vida a un lago artificial formado por desechos químicos de la minería.
Este relave --como se denomina a un conjunto de elementos sobrantes de los procesos mineros que suponen sustancias químicas y aguas contaminadas-- es artificial y recibe el nombre de Las Tórtolas, de la minera Los Bronces. Se accede a él subiendo por carreteras amplias en continua pendiente al pie de la cima de un montaña y permite usar su superficie para generar energía y evitar de forma significativa la evaporación del agua (hasta un 80%), reducir las emisiones de CO2, evitar la proliferación de algas y la erosión artificial de la orilla de este estanque artificial.
Gracias a esta pequeña isla flotante, la laguna que se veía sucia se volvió un poco más limpia, aunque su color verde no permita adivinar su composición tóxica.
Esta estructura de paneles solares se instala por primera vez en Chile y es una novedad mundial en cuanto a su locación: por primera vez se sitúa en una laguna de desechos mineros, lo que supone una innovación y un desafío para una industria que suele ser muy invasiva para el medioambiente y tiene como reto tratar de hacer más amigables sus procesos de extracción y el uso de recursos.
La isla flotante de Las Tórtolas, del gigante estadounidense Anglo American, es un proyecto piloto que nace con la esperanza de poder dar muestras en su año de prueba de que constituye una forma innovadora de generar energía y reutilizar agua para los otros 800 relaves en desuso que existen en Chile, un país cuya actividad económica depende fuertemente de la minería. Chile es, no olvidemos, el mayor productor de cobre del mundo.
Las lagunas de desechos mineros son espacios inservibles, pero este proyecto podría convertirlos en islas de paneles solares como los que abundan en tierra en el norte del país.
La planta solar acuática fue inaugurada por el ministro de Minería, Baldo Prokurica, y cuenta con 1200 metros cuadrados y 256 paneles fotovoltaicos de 330 watts. Además permite ahorrar por evaporación de agua 2000 metros cúbicos al año, equivalente a 100 piscinas repletas. Asimismo, posibilita reducir en 58 toneladas menos al año las emisiones de CO2 y generar el equivalente al consumo de energía limpia de 70 viviendas que ahora se emplea en los procesos de la propia planta minera.
Esos 1200 metros cuadrados en la actualidad, podría convertirse en un potencial de 40 hectáreas si el piloto funciona en el futuro, lo que podría suponer 40W de potencia y ahorrar hasta 30/40 litros de agua por segundo de evaporación.
La inversión de este proyecto ronda los 250.000 dólares; los desafíos vienen también determinados por la propia composición del agua contaminada. “Tiene distintos minerales y metales de diversa índole, los grados de acidez son muy distintos al agua potable o normal”, explicó a The Associated Press Pedro Hinojosa, ingeniero civil y gerente general de Len Ingeniería, la empresa encargada de poner el proyecto en marcha que tuvo que buscar materiales resistentes a esos elementos químicos y controlar la velocidad de los vientos en la zona, que pueden alcanzar los 210 kilómetros por hora.
Casi un 20% de la energía renovable que se produce en Chile proviene de fuentes renovables, todo un avance si se tiene en cuenta que en 2013 este porcentaje alcanzaba 6%. El país ha avanzado de forma exponencial en la implantación de energía especialmente solar.
Los Bronces se encuentra a 65 kilómetros de Santiago. En 2018 produjo 370.000 toneladas de cobre fino, además de 2421 toneladas de molibdeno.