CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — José Rubén Zamora ha pasado casi dos años encerrado en una celda oscura de 16 por 13 pies en una prisión guatemalteca y sólo se le permite una hora al día a la luz del sol.

La condena por lavado de dinero del periodista fue desestimada y la semana pasada un juez finalmente ordenó su libertad condicional en espera de un nuevo juicio. Pero el fundador del periódico El Periódico, de 67 años, nunca logró salir. Dos casos más en su contra incluyen órdenes de detención.

En una entrevista en la cárcel el martes, Zamora dijo a The Associated Press que había oído que sería arrestado en julio de 2022, una semana antes de que los agentes vinieran a buscarlo. Pero, dijo, “nunca se me pasó por la cabeza huir. Tengo que enfrentarme a la justicia porque puedo defenderme, porque soy inocente”.

Las organizaciones internacionales de libertad de prensa han calificado el arresto y la detención de Zamora como un proceso político. Zamora está de acuerdo. Sostiene que sus problemas legales fueron ideados por el expresidente Alejandro Giammattei, quien apareció muchas veces en las páginas de El Periódico acusado de corrupción.

Zamora dijo que su trato ha mejorado algo desde que el presidente Bernardo Arévalo asumió el cargo en enero, pero el listón era bajo.

En su primer día de prisión, en julio de 2022, solo tenía una toalla que le había dado su esposa, con la que cubría el colchón desnudo donde dormía. Pasó dos semanas sin hablar con otro prisionero. Su único contacto externo fue con sus abogados, un elenco cambiante de más de 10, dos de los cuales finalmente también fueron acusados ​​de obstrucción de la justicia.

Las cosas siempre empeoraban para él antes de una audiencia.

“Hubo un día que el jefe del penal venía a sacarme de la celda cada vez que me bañaba o iba al baño, quería registrarme”, dijo Zamora.

Una noche antes de una audiencia, los trabajadores comenzaron a instalar rejas cerca de su celda desde las 6 de la tarde hasta las 5 de la mañana, dijo.

Las largas horas sin luz solar, el aislamiento y que los guardias los despierten varias veces por noche equivalen a una tortura psicológica, dijo Zamora.

“Escuche cómo suena cuando se cierra”, dijo Zamora sobre la puerta de acero de su celda. “Imagínese eso seis veces por noche”.

Zamora constantemente saca a relucir detalles de sus casos. La única que le valió una condena (luego desestimada) fue por blanqueo de capitales. Zamora explicó que un conocido pintor amigo suyo le había donado un cuadro, que luego vendió para pagar las deudas del periódico.

Él cree que los informes críticos de su periódico sobre la administración de Giammattei llevaron a los procesamientos por parte de la Fiscal General Consuelo Porras, a quien Giammattei nombró para un segundo mandato antes de dejar el cargo.

Los otros casos giran en torno a presunta obstrucción a la justicia y falsificación de documentos.

No hay fechas de juicio para ninguno de los casos.

“Ese caso como éste es un montaje”, dijo Zamora. “No hay nada que lo respalde. Para ellos colapsará de la misma manera.

POR  SONIA PÉREZ D.

(Foto AP/Moisés Castillo)