CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La actriz América Ferrera encabezó a un pequeño grupo de artistas que recorrieron distintos refugios de migrantes el fin de semana en la ciudad mexicana de Tijuana, al otro lado de San Diego.
Vestidas con ropa casual y maquillaje discreto, o ninguno, hablaron con abogados migratorios y administradores de albergues. Dibujaron junto a los niños y escucharon los desgarradores relatos de sus recorridos a través de México con la esperanza de iniciar una nueva vida en Estados Unidos.
Esas aspiraciones se han vuelto más complicadas en los últimos meses, ya que los agentes fronterizos estadounidenses procesan tan solo un puñado de solicitudes de asilo al día, dejando una larga lista de casos pendientes y espacio limitado en los albergues de las localidades fronterizas de todo México.
La mayoría de los refugios solo pueden recibir a unas cuantas docenas de migrantes, pero son miles los centroamericanos que han atravesado México en un arduo trayecto hacia el norte para escapar de la violencia y la pobreza.
Las detenciones de la Patrulla Fronteriza se encuentran en su cifra más alta en una década.
Muchos de estos migrantes provienen de Honduras, como los padres de Ferrera.
“Me es fácil ver a estos seres humanos y verme a mí misma”, dijo la actriz, quien saltó a la fama después de protagonizar el programa “Ugly Betty”, en una entrevista telefónica el domingo. “Esto bien pudo haber sido mi realidad en esta vida”.
Ferrera ha levantado la voz en defensa de los migrantes durante años. Pero exhortó a alzarla aún más después de que surgieran el año pasado imágenes de niños migrantes separados de sus familias por parte de las autoridades estadounidenses
Recuerda en ese momento haber cargado a su hijo recién nacido mientras intentaba imaginar el calvario de los migrantes: “¿Qué tan terrible tendría que ser mi situación como para tomar a este recién nacido y caminar durante un mes, sin acceso a agua limpia ni comida, sin saber lo que se me presentará en el camino, para intentar pedir asilo y tener seguridad y refugio porque mi situación era tan mala?”
Jessica Morales Rocketto, quien encabeza el grupo activista sin fines de lucro Families Belong Together (Las Familias Deben Estar Juntas), que organizó el viaje del fin de semana, señaló que una de las migrantes con las que la delegación habló ha esperado junto a su bebé de un año desde noviembre para poder solicitar asilo. Otra más, madre de un bebé de 4 meses, dio a luz mientras viajaba en una de las caravanas.