MADRID (AP) — Mario Vargas Llosa ve a América Latina “resignada a la democracia” y alejada, salvo excepciones de dictaduras que calificó como “ideológicas”, de la barbarie de los regímenes dictatoriales de corte militar.
A pesar de los intentos del Nobel de literatura de rehuir el comentario sobre la actualidad política, la presentación de su novela más reciente ante los periodistas el martes en Madrid se prestó a ello. Porque “Tiempos recios” se inspira en un golpe militar apoyado por Estados Unidos contra el presidente guatemalteco Jacobo Árbenz, un episodio que según Vargas Llosa torció el destino la región.
“Un país, salvo casos excepcionales, no se jode en un día”, dijo el escritor peruano-español haciendo alusión a la famosa pregunta de “Conversación en La Catedral” “¿En qué momento se había jodido el Perú?”. Señaló que América Latina “ha vivido un largo proceso en el que ha perdido oportunidades”, empezando por una independencia “mal hecha” en la que las ansias de poder frustraron el sueño libertador de Simón Bolívar y dieron lugar a dictaduras militares por doquier.
“Afortunadamente, hoy en día esa América Latina se ha resignado a la democracia, ha entendido que la democracia es la forma de dar batalla eficaz al subdesarrollo y al fracaso”, señaló. “Ya no hay dictaduras militares de ese tipo, hoy tenemos otras dictaduras que son ideológicas, como Cuba o Venezuela. Y tenemos sobre todo democracias muy imperfectas, porque son muy corruptas, porque hay mucha demagogia, y porque el populismo también causa estragos”.
En su nueva novela, Vargas Llosa desentraña conflictos y conspiraciones que asolaron entre 1940 y 1959 la política regional. El año clave es 1954, cuando Washington, a través de su agencia de inteligencia, apoya al golpista coronel Carlos Castillo Armas y derroca al gobierno democrático de Guatemala. Obsesionado con la Guerra Fría, el gobierno estadounidense había acusado a Árbenz de ser un títere soviético al emprender una reforma agraria contraria a los intereses de un gran conglomerado de la fruta.
El autor ve en esos acontecimientos la razón del giro hacia el comunismo de Fidel Castro: “Mi impresión es que, si Estados Unidos en lugar de derrocar a Árbenz hubiera apoyado las reformas, probablemente la historia de América Latina hubiera sido otra”.
Con una tirada de 180.000 ejemplares en papel, “Tiempos recios” se publicó el martes en 20 países de población de habla hispana, incluyendo Estados Unidos. Vargas Llosa volverá a hablar de su nueva obra este mes en un encuentro con lectores en la capital española antes de viajar a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y ya en noviembre a la propia Guatemala, el país que acoge buena parte de la trama.
El autor de “Pantaleón y las visitadoras” y “La fiesta del Chivo” dijo que como en muchas otras de sus obras, el germen de su última novela fue un relato que escuchó durante una cena que después se dedicó a investigar y nutrió de fantasía para llenar “los vacíos”.
“Me pongo a investigar para mentir con conocimiento de causa, para poder crear fantasía a partir de una materia real”, dijo. “La novela y la historia han tenido siempre relaciones muy próximas. Los hechos históricos están respetados, pero en los detalles, la libertad de un novelista es y debe ser total”.
A sus 83 años y con más de una docena de novelas, obras teatrales y centenares de artículos de opinión y conferencias, el laureado escritor dice sentir hoy más inseguridad a la hora de enfrentarse a la máquina de escribir que cuando empezó.
“No sé si es la presión de no decepcionar a su público, o el encerrarse uno con sus fantasmas que hacen que uno nunca esté seguro”, dijo Vargas Llosa. Pero escribir “es la hora del pánico, y también un momento extraordinario de satisfacción, cuando uno descubre una puerta que le abre la historia en una dirección que no sospechaba”.
Nota del editor: Lenguaje en la cita del 3er párrafo puede resultar ofensivo para algunos lectores.