PHOENIX (AP) — “El Norte”, la película trascendental sobre un par de hermanos que huyen de la violencia en Guatemala en busca de una nueva vida en Estados Unidos, regresa a la pantalla grande por un día con motivo de su 35to aniversario.
Mientras un aluvión de guatemaltecos y otros centroamericanos soportan la ardua travesía al norte, la cinta conserva toda la vigencia de hace tantos años, cuando la guerra civil arrasaba las tierras altas de Guatemala, al sur de México.
Los migrantes hoy son más propensos a llevar niños pequeños con ellos, pero no son muy distintos a esos viajeros a pie del pasado. Los centroamericanos que llegan por estos días a la frontera sur estadounidense también dicen que están escapando de la pobreza y la violencia, ahora infligida por pandillas callejeras conocidas como maras, que han colocado a sus países entre los más peligrosos del mundo.
Restaurada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, “El Norte” de Gregory Nava se proyectará el 15 de septiembre en unos 200 cines alrededor del país. Las funciones incluirán una introducción del director, cuyos créditos también incluyen el éxito “Selena” y “My Family” (“Mi familia”).
Los boletos están disponibles a través de la distribuidora Fathom Events y los cines participantes. Una versión restaurada en formato digital será lanzada posteriormente por Lionsgate.
“Hice ‘El Norte’ en gran medida porque necesitábamos un mensaje de compasión y humanidad” sobre los inmigrantes, dijo Nava, quien coescribió la cinta de 1984 con Anna Thomas, ambos nominados al Oscar al mejor guion por este trabajo.
“Tuvo un impacto al ayudar a legalizar a millones de personas”, destacó Nava. “Necesitamos ese mensaje de nuevo”.
Dos años después del estreno de “El Norte”, el presidente Ronald Reagan promulgó la ley de reforma y control de la inmigración que regularizó la situación de la mayoría de inmigrantes que habían ingresado al país sin autorización antes del 1 de enero de 1982.
Muchos de los varios millones de personas posteriormente beneficiadas por la ley eran mexicanos. Pero los migrantes siguieron llegando en masa a Estados Unidos desde México y Guatemala, donde durante gran parte de la década de 1980 Estados Unidos dio entrenamiento militar y materiales al ejército de ese país para una brutal campaña de contrainsurgencia.
Nava, de 70 años, aprendió sobre las vicisitudes de la migración mientras crecía en San Diego en una familia lastimada a principios de los años 30 por la deportación de su abuelo mexicano-estadounidense, uno de muchos ciudadanos estadounidenses y residentes legales que fueron echados del país durante una campaña antiinmigrantes del gobierno del presidente Herbert Hoover. La abuela de Nava se quedó sola en California criando a siete hijos, incluido el padre del cineasta.
“Mi familia fue destrozada debido a esto, algo que dejamos escondido en el clóset de la vergüenza”, dijo Nava, ahora radicado en Santa Fe, Nuevo México.
Nava dijo que gran parte del filme fue rodado en Chiapas, en el sur de México, debido al peligro que suponía trabajar en Guatemala durante la guerra civil. Más de 200.000 personas fueron asesinadas o desaparecidas por la fuerza, muchas de ellas de etnia maya, durante 36 años de hostilidad que terminaron en 1996 con acuerdos de paz entre el gobierno y los rebeldes de izquierda.
“El Norte” sigue a Rosa y Enrique Xuncax, quienes huyen de Guatemala luego que el ejército masacra o se lleva a la mayoría en su pequeña comunidad rural.
Los hermanos, interpretados por los actores mexicanos Zaide Silvia Gutiérrez y David Villalpando, inician su peligrosa travesía por México luego que Enrique recibe consejos de un amigo de la familia sobre cómo convencer a “la migra”, o las autoridades migratorias de Estados Unidos, de que es mexicano si resulta detenido.
Maldice como un loco, le dice el amigo, y los agentes creerán que eres mexicano y te mandarán de vuelta a Tijuana, México, en vez de a la más remota Guatemala.
Cuando llegan a Tijuana, los hermanos enfrentan toda una nueva variedad de retos, como un aterrador tramo por la frontera arrastrados por un viejo túnel de aguas negras en San Diego.
En otra escena notable luego que arriban a Los Ángeles, Rosa se siente abrumada por la gama de opciones que ofrece una lavadora moderna. Nacha, empleada de una fábrica y trabajadora doméstica interpretada por la ya difunta actriz mexicana-estadounidense Lupe Ontiveros, se hace amiga de la joven Rosa mientras ésta se ajusta a su nueva vida.
Kathleen Staudt, editora de reseñas de cine para la revista académica Borders in Globalization Review, dijo que “El Norte” fue una de las primeras películas que presentó de manera solidaria los riesgos a los que se exponen los migrantes durante sus viajes y luego en sus trabajos en Estados Unidos.
“La película sigue resonando con los espectadores porque el éxodo de países peligrosos de Centroamérica continúa”, dijo Staudt, quien ha presentado “El Norte” a sus alumnos en la Universidad de Texas en El Paso a lo largo de las décadas.
“Es una película muy poderosa”, coincidió Irasema Coronado, directora de la facultad de estudios transfronterizos de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, un suburbio de Phoenix.
“Cuando se hizo en la década de 1980, la gente estaba protestando la situación en Centroamérica y el Movimiento Santuario era muy vibrante en Estados Unidos”, dijo Coronado. “Creo que para muchos cristalizó por qué la gente estaba dejando sus pueblos y comunidades por los Estados Unidos”.
“Y hoy, la gente todavía se está yendo”, agregó. “Las cosas no han cambiado”.