BUCAREST, Rumanía (AP) — El papa Francisco llegó a Rumanía el viernes para una peregrinación de tres días por el país que, de muchas formas, completa el viaje realizado en 1999 por Juan Pablo II, la primera visita papal de la historia a la nación de mayoría ortodoxa.
Francisco mencionó ese viaje histórico en su discurso ante el gobierno rumano al elogiar los progresos del país otrora comunista desde que fue “liberado de un régimen que oprimía la libertad civil y religiosa”.
Pero advirtió que los rumanos deben unirse más que nunca para enfrentar los desafíos de hoy. Señaló que la partida de tantas personas en busca de trabajo deja aldeas enteras despobladas y debilita las raíces de la cultura rumana.
“Solo se puede considerar verdaderamente civil una sociedad en la medida que se ocupa de sus miembros más desfavorecidos”, dijo el pontífice.
Entre los momentos más importantes del viaje estará la misa que oficiará para católicos romanos, que en su mayoría hablan húngaro, en el santuario mariano más famoso del país, Sumuleu Ciuc, en la región oriental de Transilvania. Además beatificará a siete obispos greco-católicos que fueron martirizados durante el gobierno comunista, cuando los católicos sufrieron una brutal persecución.
Francisco se reunirá también con el patriarca de la iglesia ortodoxa rumana en el último de sus viajes a naciones pobres en las que los católicos son una minoría. En Rumanía, se dividen además entre dos ritos católicos, el romano y el greco-católico.
“Vengo para que caminemos juntos”, dijo el papa en un mensaje de video publicado en la víspera del viaje.
Francisco y el patriarca Daniel, jefe de la Iglesia ortodoxa rumana, dirán cada uno el Padrenuestro en la catedral ortodoxa, un enorme edificio nuevo al que Juan Pablo II donó 200.000 dólares para su construcción durante su visita en 1999.
El vocero vaticano Alessandro Gisotti destacó que los dos líderes religiosos rezarían en el mismo lugar pero no lo harían juntos, una distinción importante para muchos ortodoxos. Se esperaba la presencia de fieles, a diferencia de la visita reciente de Francisco a Bulgaria, donde se le permitió orar en la catedral ortodoxa en Sofía pero a solas.
La visita de Juan Pablo II en 1999, 10 años después de la caída del Muro de Berlín, fue la primera de un papa a un país de mayoría ortodoxa desde el Gran Cisma cristiano de 1054.
Juan Pablo II accedió a visitar solamente Bucarest y no Transilvania, donde residen la mayoría de los católicos del país. Por consiguiente, en muchos sentidos Francisco completa el itinerario que hubiera querido realizar el papa de origen polaco.
Como entonces, el tema de las propiedades confiscadas a la Iglesia católica y entregada a la ortodoxa por el régimen comunista sigue siendo un tema delicado en las relaciones. Gisotti dijo que no había planes para discutir públicamente el asunto, pero no descartó que las hubiera en privado.
“Vivimos en tiempos de paz y comprensión, pero deseamos que mejoren estas relaciones” entre las iglesias, dijo el vocero del arzobispado de Bucarest, Francisc Dobos. “No debemos tener miedo unos de otros, debemos confiar unos en otros. Esta visita debería volvernos mejores católicos y mejores ortodoxos, y en definitiva, mejores ciudadanos”.