ReyCarlosLONDRES (AP) — Se ajustó el tamaño de la corona. Los soldados están listos para el mayor desfile militar en Gran Bretaña en 70 años. El carruaje real dorado está preparado para rodar.
Ha llegado el momento del espectáculo.
El rey Carlos III será coronado el sábado en la Abadía de Westminster en un evento lleno de toda la pompa que Gran Bretaña pueda reunir.
Los clérigos le entregarán los símbolos medievales del poder: la vara, el cetro y el orbe. Bandas musicales de viento y soldados con sombreros de piel de oso desfilarán por las calles. Y presumiblemente los nuevos rey y reina terminarán el día en el balcón del Palacio de Buckingham para saludar a la multitud que los vitoree.
Pero detrás de la pompa hay un propósito: reforzar los cimientos de la corona y mostrar que el pueblo de Gran Bretaña todavía apoya a su monarca.
Robert Lacey, historiador real, compara el evento con una elección presidencial en Estados Unidos y la ceremonia de inauguración sintetizados en uno solo: una celebración y una prueba de cómo ve el público al nuevo soberano.
“Obviamente, el rey no está sujeto a votación, así que estos grandes rituales públicos son lo más cercano que la gente de la realeza llega a estar de ese tipo de prueba”, dijo Lacey, autor de “Battle of Brothers: William & Harry and the Inside Story of Family in Tumult” (“La batalla de los hermanos: Guillermo y Enrique y la historia al interior de la familia en agitación”). “Su propósito fundamental es atraer la lealtad y el interés de los británicos para que lo demuestren, aglomerándose afuera del Palacio de Buckingham y saludando hacia el balcón”.
No obstante, aunque las pantallas de televisión de todo el mundo estarán llenas de simpatizantes ondeando banderas, la coronación de Carlos llega en un momento difícil para la realeza.
Las encuestas de opinión muestran que el respaldo hacia la monarquía se ha debilitado a lo largo del tiempo. Gran Bretaña es presa de una inflación de dos dígitos que erosiona el nivel de vida y hace que algunos cuestionen el costo de la coronación. Y la familia real está desgarrada por la controversia del hijo menor de Carlos, el príncipe Enrique, que lanza reclamos desde su vivienda en el sur de California.
Y aún más importante, algunos en la sociedad cada vez más diversa de Gran Bretaña quieren que se reexaminen los vínculos de la monarquía con el comercio de africanos esclavizados y su papel en el antiguo Imperio Británico, que gobernó sobre amplias regiones de Asia, África y el Caribe.
Kehinde Andrews, profesor de Estudios de Pueblos Negros en la Universidad de la Ciudad de Birmingham, cuestiona si el pueblo de Gran Bretaña y la sucesora del Imperio, la Mancomunidad, realmente quieren a un hombre blanco de 74 años como su representante.
“Si esa no es la mayor celebración de la supremacía blanca, no se me ocurre qué lo sea, especialmente cuando se piensa en la duración, la pompa, las joyas y todo eso, ¿verdad?”, dijo Andrews sobre la coronación. “Así que si realmente se hablara en serio al decir: ‘hey, queremos un futuro antirracista’, absolutamente no hay lugar para esta terrible institución”.
El rey ha tratado de abordar algunas de esas preocupaciones al prometer abrir los archivos reales a los investigadores que estudian los vínculos de la familia con la esclavitud.
Pero la coronación será un intento más amplio y más simbólico para mostrar que la monarquía todavía tiene un papel que desempeñar.
La coronación de Carlos y Camila, la reina consorte, contará con muchos elementos de coronaciones pasadas —los himnos, las oraciones, la unción con aceites—, todos ellos diseñados para recordar al mundo la historia, la tradición y el misterio encarnados por la monarquía.
Pero las festividades se han ajustado para reflejar mejor a la Gran Bretaña moderna, donde aproximadamente 18% de la población dice pertenecer a una minoría étnica. Cuando la madre de Carlos, la difunta reina Isabel II, fue coronada en 1953, esa cifra era menor al 1%.
Por primera vez, líderes religiosos que representan las tradiciones budista, hindú, judía, musulmana y sij desempeñarán un papel activo en la ceremonia. La música incluirá piezas escritas e interpretadas por artistas de cada una de las cuatro naciones del Reino Unido y de toda la Mancomunidad.
Simbólicamente, Carlos dará inicio al servicio frente a un niño del coro comprometiéndose a servir —no a que le sirvan—, y eliminó la tradición centenaria de hacer que los miembros más importantes de la aristocracia le prometan lealtad. En lugar de ello, se invitará a la congregación y a quienes miran la coronación desde casa a prometer lealtad al rey.
La ceremonia también será más corta, de unas dos horas, en lugar de tres.
“La coronación es acerca de diferentes personas que celebran juntas”, dijo Aliya Azam, líder interreligiosa que representará a los musulmanes cuando los líderes religiosos saluden al rey después de su coronación. “Creo que lo que es muy importante es que la cohesión triunfe sobre la división, como la luz que triunfa sobre la oscuridad”.
Sylius Toussaint y su esposa, Bridgette, la verán por televisión. La pareja celebró la coronación de Isabel cuando eran niños en la isla de Dominica y se mudó a Inglaterra en 1960 para buscar trabajo. Un rincón de su casa en Preston, en el noroeste de Inglaterra, está adornado con fotos y recuerdos de la realeza, incluida una lata de galletas de mantequilla de la coronación.
A Toussaint le gustan las labores de Carlos para proteger el medio ambiente y está dispuesto a pasar por alto la ruptura de su primer matrimonio con la difunta princesa Diana. Culpa al gobierno, no a la monarquía, por las medidas enérgicas contra la inmigración dirigidas injustamente hacia él y a miles de otros inmigrantes caribeños en los últimos años.
“Puede ser que como el resto de nosotros él tenga sus defectos … pero está perdonado”, dijo Toussaint. “Creo que hará un buen trabajo y nos cae bien”.
La cuestión es si esa lealtad está siendo transmitida a las generaciones más jóvenes.
Si bien el apoyo a la monarquía se ha reblandecido en los últimos 30 años, es mucho más débil entre los jóvenes, según encuestas realizadas por la encuestadora Ipsos.
Una de las fortalezas de la monarquía es que muchos ven un beneficio en tener un jefe de estado neutral en tiempos de inestabilidad, dijo Kelly Beaver, directora ejecutiva de la firma en el Reino Unido. En un momento en que Gran Bretaña enfrenta diversas presiones, desde la inflación hasta el cambio climático y la guerra en Ucrania, el rey tiene “una verdadera oportunidad de dar un paso al frente y demostrar liderazgo”, señaló.
“Así, creo que realmente Carlos tiene mucho por ganar”, agregó.
Desafortunadamente para el rey, la coronación también pondrá bajo los reflectores los dramas familiares que han sacudido a la Casa de Windsor. El que más se destaca es la relación tensa de Carlos con Enrique y su esposa Meghan, una estadounidense birracial que los expertos llegaron a pensar que ayudaría a la familia real a conectarse con la Gran Bretaña multicultural.
Pero esas esperanzas se vinieron abajo cuando la pareja renunció a sus deberes reales y se mudó a California hace tres años. Desde entonces han expresado una serie de reclamos, incluidas acusaciones de que los funcionarios del palacio fueron insensibles a los problemas de salud mental de Meghan mientras se acoplaba a la vida como miembro de la realeza, que los Windsor son culpables de prejuicios inconscientes en sus actitudes hacia la raza, y que Camilla filtró historias poco halagadoras sobre la pareja para obtener una cobertura más favorable hacia ella.
Después de meses de especulaciones sobre si serían invitados a la coronación, el palacio anunció que Enrique asistiría, pero Meghan se quedaría en California con sus dos hijos.
Si las reuniones reales recientes son un indicio, ahora la atención se centrará en la asignación de asientos dentro de la abadía, y si Enrique habla con su padre y el príncipe Guillermo, el heredero al trono.
“El lugar donde se siente Enrique en relación con el resto de su familia sin duda será de gran importancia para los medios internacionales”, dijo Joe Little, director editorial de la revista Majesty (“Majestad”). “Pero el Palacio de Buckingham y los organizadores estarán al tanto de eso, y estoy seguro de que encontrarán la mejor solución posible dadas las circunstancias”.
Todo esto —la historia de la monarquía, los cambios en la sociedad británica e incluso el drama familiar— estará en la mente de la gente mientras observa el desarrollo de la coronación.
Para Lacey, así es como debe ser. En cierto modo, las personas procesarán todas estas cosas cuando decidan si vitorear o mantenerse alejados por completo, al igual que los votantes el día de las elecciones.
“Una de las cosas interesantes de la coronación y su simbolismo es que no es una simple celebración”, dijo. “Le da a los británicos la oportunidad de mirar y pensar qué nos importa a nosotros”.

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