LOS ÁNGELES (AP) — Stephen Scherer, Jeret Peterson y Kelly Catlin tienen dos cosas en común: Los tres cumplieron su sueño de competir en unos Juegos Olímpicos. Y los tres se suicidaron.
Se sabe de los sacrificios sobre todo físicos que hacen los deportistas para llegar a esa justa, pero lo que no se conoce es el costo emocional de esta búsqueda de la gloria. Michael Phelps, el deportista olímpico más condecorado de la historia, dice que llegó a pensar en suicidarse en la cúspide de su notable carrera como nadador y asegura que la depresión y los pensamientos suicidas de los deportistas olímpicos constituyen una “epidemia”.
Phelps habla de los trastornos emocionales que vivió en “The Weight of Gold” (El peso del oro), un nuevo documental que HBO estrenó la semana pasada. La cinta explora la depresión y los suicidios de algunos de los mejores deportistas del mundo y lo que se debe hacer para enfrentar ese problema.
Otros deportistas prominentes que aparecen en el documental y que hablan de sus problemas sicológicos son el patinador en velocidad Apolo Anton Ohno, el snowwboarder Shaun White, el esquiador Bode Miller, la vallista Lolo Jones y Sasha Cohen, figura del patinaje artístico.
“Para mí es importante que la gente sepa que no todo es como parece”, expresó Ohno, quien ganó dos medallas olímpicas de oro, dos de plata y cuatro de bronce.
Igual que Ohno, la gran mayoría de los deportistas olímpicos pasan su infancia compitiendo en su deporte. A medida que van progresando, la competencia se convierte en su razón de ser, por encima de la familia, los amigos, la escuela y las diversiones. Por años se esfuerzan por cumplir ese objetivo: Una prueba que dura minutos, si no segundos. La diferencia entre ganar y perder puede ser una fracción de segundo y millones de personas están mirando.
Y de repente, todo se acabó. Por otros cuatro años o para siempre, dependiendo del deportista y del deporte.
“Es algo que te define, pierdes tu identidad humana”, dijo Jeremy Bloom, tricampeón mundial de esquí que compitió en dos justas olímpicas. “Eso es lo peligroso. Porque llega el momento en que nos quedamos sin el deporte. Hay que dar vuelta la página. O te retiras por tu cuenta o el deporte te retira porque envejeces y dejas de ser competitivo. Y entonces tenemos que buscar una nueva identidad”.
Ese es el momento crucial para muchos.
Un amigo de Bloom, el esquiador acrobático Jeret “Speede” Peterson, se mató en el 2011, un año y medio después de ganar la medalla de plata. Tenía 29 años.
Bloom dice que Peterson siempre dio la impresión de ser “la persona más feliz del mundo”. Excepto la noche en que le golpeó la puerta de su habitación en el Centro de Preparación Olímpica de Lake Placid alrededor del 2005.
“Estaba llorando. Nunca lo había visto llorar. Necesitaba hablar conmigo”, relató Bloom desde su casa en Boulder, Colorado. “Me contó los trastornos emocionales que tenía”.
Bloom, sin embargo, “no estaba preparado para eso”, según confesó. “No sabía qué preguntar, qué decir. Pensé que simplemente tenía una mala noche”.
“Ojalá pudiese volver a vivir ese momento sabiendo lo que sé ahora para brindarle más apoyo. Me dije a mí mismo, ‘mejor edúcate, toma conciencia de las cosas y empieza a hablar de todo esto porque eso es lo que Jeret hubiera querido que hiciese’”.
Phelps, quien es uno de los productores del documental, dijo que la necesidad de que haya un cambio es lo que lo alentó a hablar de su caso. Él y otros deportistas olímpicos le han pedido al Comité Olímpico Internacional que haga más para ayudar a los deportistas.
El primer paso, según Phelps, es “tratar a la gente como seres humanos” y no como algo salido de una línea de ensamblaje.
“Somos un producto”, dijo Phelps, quien tiene 35 años, desde su casa en Scottsdale, Arizona. “Mete miedo. Me duele mucho. Hay mucha gente que se interesa en tu bienestar físico pero que nunca la vi preocuparse por nuestro bienestar mental”.
En un comunicado enviado a la Associated Press, el COI dijo que “reconoce la gravedad del tema” y que había nombrado un equipo de expertos internacionales para que analizasen la literatura científica relacionada con los asuntos mentales de los deportistas de elite en el 2018, el cual dio paso a un grupo que trabaja en la salud mental de los deportistas. Agregó que se está hablando más abiertamente del tema desde hace algunos años y que el COI lanzó una serie de webinarios para ayudar a los deportistas a lidiar con el COVID-19. Además contempla otras iniciativas, incluida una línea telefónica para ofrecer ayuda.
Si bien algunos deportistas elogian las medidas que se están tomando, otros como Ohno y Phelps dice que no bastan.
“Está claro que se necesitan mejores recursos porque los deportistas olímpicos se están muriendo”, dijo el director de “El peso del oro” Brett Rapkin. “Han sobrellevado esta carga emocional única y necesitan tener los recursos apropiados para manejarla Esas cosas no están allí”.