MONTEVIDEO, Uruguay (AP) — Un comprador argentino pagó 42.120 dólares por un manuscrito de obras, entre ellas siete cuentos inéditos, del legendario escritor argentino Julio Cortázar en una subasta el jueves en la capital uruguaya, Montevideo.
El fajo de sábanas de hace 60 años unidas con cierres metálicos lleva la inscripción “Julio Cortázar. Historias de Cronopios y de Famas. París. 1952” fue la base del icónico libro del escritor “Cronopios y famas”, publicado en 1962.
El comprador pagó 36.000 dólares, más la comisión del 17% de la casa de subastas, por el manuscrito mecanografiado que contiene 46 cuentos que constituyen el corazón de lo que acabó convirtiéndose en una de las obras más famosas de Cortázar.
Del total de cuentos, 35 fueron publicados en “Cronopios y Famas”. Algunos se imprimieron exactamente como se encuentran en el manuscrito que alguna vez se pensó perdido para siempre. Fue descubierto en Montevideo el año pasado, mientras otros sufrieron cambios editoriales. Otras tres historias fueron publicadas en revistas antes de la muerte de Cortázar en 1984.
Las siete obras inéditas son: “Inventario”, “Carta de una fama a otra fama”, “Mariposas automáticas”, “Viajes y sueños”, “Pequeño unicornio”, “La ira del espejo” y “El rey del mar”.
Cortázar es uno de los escritores más célebres de América Latina, conocido por varias obras innovadoras que incluyeron técnicas narrativas innovadoras que influyeron en las generaciones futuras de escritores.
Las 60 hojas amarillentas tenían una oferta inicial de $12.000 y estaban siendo subastadas por Zorrilla, una casa de subastas de Montevideo, en sociedad con el anticuario de arte porteño Hilario.
En 1952, Cortázar envió desde París un manuscrito titulado “Historias de Cronopios y Famas” a Luis María Baudizzone, director de la editorial argentina Argos. Baudizzone, amigo personal del escritor, que en ese momento sólo había publicado su primera novela, “Bestiario”, nunca respondió, según los estudiosos de Cortázar.
“Estos pequeños cuentos de cronopios y famas han sido mis grandes compañeros en París. Los anoté en la calle, en los cafés, y sólo dos o tres superan una página”, escribió Cortázar a su amigo Eduardo Jonquiéres en octubre de 1952. En la misma carta le informaba a Jonquiéres que había enviado un escrito mecanografiado a Baudizzone.
Más de medio siglo después, el texto mecanografiado comenzó a ser estudiado por especialistas cuando el hijo de un coleccionista de libros, fallecido en Montevideo, lo encontró en el fondo de una caja junto con otros materiales.
“Era algo que se había perdido”, dijo a The Associated Press Roberto Vega, director de la casa de subastas Hilario. “El libro estaba en una caja no catalogada. Podría haber ocurrido que el coleccionista muriera, y las cosas podrían haber ido a parar quién sabe dónde. Podría haberse perdido fácilmente”.
Vega especula que Cortázar “perdió la pista del manuscrito” después de enviarlo a Baudizzone.
La familia del coleccionista, que pidió el anonimato, desconoce cómo acabó el manuscrito de Cortázar en la herencia del difunto, que lo había atesorado en silencio. El heredero contactó a Lucio Aquilanti, librero anticuario de Buenos Aires y destacado bibliógrafo de Cortázar, quien confirmó la autenticidad de la pieza.
Instituciones, coleccionistas e investigadores tanto de América como de Europa habían estado preguntando recientemente sobre el manuscrito debido a su rareza.
“Se han vendido muy pocos originales de Cortázar”, dijo Vega.
(Foto AP/Víctor R. Caivano, Archivo)
POR GUILLERMO GARAT