Hay abundancia de belleza en la más reciente adaptación de “Emma” de Jane Austen, desde sus palacetes campiranos con sus galerías llenas de arte y jardines cuidados, a los vestuarios exquisitamente detallados (¡con esos tocados con plumas!) a la estrella Anya Taylor-Joy, cuya piel de porcelana y rizos rubios parecen salidos de una pintura de Botticelli.
Pero ¿qué es eso rojo que vemos emerger en un antiestético borbotón de nariz durante una escena romántica climática? ¿Emma está teniendo una hemorragia nasal en medio de su belleza prístina?
Sí, así es.
Esa sangre, ha dicho la directora Autumn de Wilde es un esfuerzo por mostrar que sin importar lo elegantes y refinados que seamos, estamos compuestos de carne y hueso. Y nuestros cuerpos se entrometían y nos traicionaban en el siglo XIX, cuando fue escrita la novela, como lo hacen ahora.
Es una manera de humanizar a esta nueva “EMMA.” — el título está escrito originalmente con mayúsculas y un punto — sin precisamente modernizarla. A diferencia de, por ejemplo, Greta Gerwig quien jugó en “Little Women” (“Mujercitas”) con la estructura y elementos contemporáneos de trama, los cineastas se apegaron a la historia original de Austen de 1815 sobre una chica rica y bien intencionada pero un poco egoísta que se entromete en la vida romántica de todos y básicamente hace un lío.
Pero esto no quiere decir que la película no tenga destellos de sensibilidad moderna. Al calentarse en el fuego, en algún momento Emma destapa su trasero. Lo primero que vemos de George Knightley, su eventual galán, es una escena en la que sale desnudo. Y hay bastantes elementos millennial dentro y fuera de la pantalla: La guionista Eleanor Catton, de 34 años, fue la persona más joven en ganar el premio Man Booker (a los 28, años por “The Luminaries”). La directora de Wilde es famosa por su trabajo en videos musicales y fotografía de rockeros. El discretamente magnético Johnny Flynn, quien interpreta a Knightley, es también un cantautor (canta durante los créditos finales de la película) e interpretará pronto a David Bowie en pantalla. La banda sonora es de Isobel Waller-Bridge (quien compuso música para “Fleabag” de su hermana Phoebe) y David Schweitzer.
Y bueno, él no es un millennial, pero es momento de mencionar a la más exquisita delicia de la película: Bill Nighy, quien interpreta al padre hipocondriaco de Emma, Mr. Woodhouse, con un maravilloso estilo cómico que te hará desear que la película se titulara “El papá de Emma”. Nighy es magistral en su interpretación. Le pueden dar cualquier guion, cualquiera, y hace maravillas con él.
Pero regresando a nuestra heroína, que la misma Austen llamó “una heroína que a nadie más que a mí le gustará mucho”. De hecho suena un poco duro. Emma definitivamente es una chica malcriada, pero cuando se porta peor, nunca lo hace por maldad, simplemente es una despistada (clueless) como le pusieron la película de 1995 protagonizada por Alicia Silverstone basada en la novela. Otras Emmas famosas ha sido interpretadas por Gwyneth Paltrow en cine y Kate Beckinsale en televisión.
La conocemos justo cuando acaba de lograr que alguien encuentre pareja: su institutriz. La siguiente en su lista es una amiga huérfana fácilmente impresionable: Harriet (una conmovedora Mia Goth) que anhela a un joven granjero pero es convencida por Emma de rehuir de él en favor de un hombre de un mejor estatus social, el pastor Elton (un torpe y cómico Josh O’Connor.) El problema es que el señor Elton está enamorado de Emma. Y Emma cree que está enamorada del rico Frank Churchill (Callum Turner), quien está comprometido en secreto con Jane Fairfax (Amber Anderson), la sobrina de la señorita Bates (una excelente Miranda Hart), una mujer a la que Emma insulta desconsideradamente.
Los equívocos son demasiado numerosos para mencionarlos. Pero el procedimiento tiene un ritmo hermoso y la película se siente ligera y espaciosa, como un sueño plácido. Existe un elemento extraño, y es difícil decir si es intencional: Las niñas que van a la escuela, Harriet es una de ellas, caminan varias veces por el pueblo con capas rojas con capucha y sombreros blancos, que las hacen ver muy parecidas a cualquiera que haya visto “A Handmaid’s Tale”. ¿Es una coincidencia o es de Wilde haciendo una declaración sobre las opciones limitadas que tenían las mujeres en el siglo XIX en Inglaterra? De cualquier manera, el vestuario diseñado por Alexandra Byrne es increíble en toda la película.
Claro que el verdadero romance es entre Emma y George, y es a fuego lento, pero definitivamente hay calor. La chispa comienza en un baile, con largas miradas y contactos inciertos, y es finalmente en una escena climática deliciosa y, como ya dijimos, un poco sangrienta.
Pero George tiene un pañuelo y en el espíritu de todas las comedias románticas que se han hecho a partir de “Emma” todo se arregla justo a tiempo.
“Emma”, un estreno de Focus Features, tiene una clasificación PG (que sugiere cierta orientación de los padres) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por algunas “escenas breves de desnudos parciales”. Duración: 124 minutos. Tres estrellas de cuatro.