“Encuentra tu fuerza en el amor”, canta Whitney Houston hacia el final de su nuevo álbum en vivo, “The Concert for a New South Africa (Durban)”. Pasa un minuto entero pronunciando esas cinco sílabas.
La canción es “Greatest Love of All” (El amor más grande de todos). Al comienzo de la última línea, Houston salta de una nota a otra. En la palabra “strength” (fuerza), su sorprendente alto florece, sube y añade vibrato. Cuando llega a la palabra “love” (amor), salta juguetonamente varias notas y deja que la última permanezca, con el poder de su belleza a juego con el mensaje.
Houston era una gran cantante, y eso lo confirma “The Concert for a New South Africa (Durban)”. Lamentablemente, el álbum también muestra cómo se desperdició el incomparable talento de la diva del pop antes de morir en 2012 a los 48 años.
El álbum saldrá a la venta el viernes, tras el estreno limitado en salas de cine de una película que conmemora el 30º aniversario de los tres conciertos que dio Houston en 1994 en Sudáfrica (en Durban, Johannesburgo y Ciudad del Cabo), en los que se celebró la unificación de la nación tras el apartheid y la elección de Nelson Mandela como presidente.
Este álbum captura el primero, celebrado en Durban el 8 de noviembre de 1994. También es el primer álbum de concierto en vivo de Houston.
“Nunca había sentido tanto amor”, le dice Houston a la multitud del estadio. Diez de las 21 canciones del álbum digital (hay 24 temas en total, incluida una introducción y tres versiones de la misma canción, que incluyen la canción en vivo, una grabación de estudio inédita y un remix) tienen títulos con la palabra “amor” o alguna variación, y grandes éxitos se esparcen por todo el set. Entre ellos se encuentran “I Will Always Love You”, “How Will I Know” y “I Wanna Dance with Somebody (Who Loves Me)”, todas divertidas de escuchar en un entorno tan festivo.
Lamentablemente, la magnitud del evento no hace más que amplificar la tendencia de Houston a cantar demasiado. Su discurso parece destinado a la primera fila del estadio, lo que es comprensible, pero agotador cuando se escucha a través de auriculares. Tal vez hayas tenido que estar allí.
La teatralidad vocal suele ser un desajuste para un material de inferior calidad, y Houston retuerce las letras como si quisiera quitarles la espuma. Para agravar el exceso, su numeroso reparto secundario se compone de arreglos anticuados y exagerados, que van desde sintetizadores cursis hasta solos de guitarra de banda, aunque hay contribuciones de calidad de los instrumentos de viento y los coristas.
La segunda mitad del espectáculo tiene momentos de gracia. Houston baja el ritmo con “Love Is”, una balada encantadora que también aparece en el álbum en una grabación de estudio inédita de 1990 y un remix. Houston ofrece su interpretación persuasiva de “Greatest Love of All” y una animada “Touch the World” está a la altura de las circunstancias.
El mejor momento llega cuando Houston lleva al público a una megaiglesia. “Jesus Loves Me” se convierte en una canción infantil para todas las edades, ya que muestra una emotividad poco habitual en ella, en la tradición de la hermana Rosetta Tharpe, Ray Charles y Aretha Franklin.
A esto le sigue “Amazing Grace”, y cuando Houston tuerce la palabra “miserable” con una vulnerabilidad violenta, la letra suena tan sentida como cualquier cosa que haya cantado alguna vez.
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(Sony Legacy Recordings vía AP)
Por STEVEN WINE