NUEVA YORK (AP) — Al igual que “Casablanca”, ″Toy Story 3″ concluyó con el comienzo de una bonita amistad.
Es un final que muy probablemente produjo un océano de lágrimas, sin mencionar a numerosos niños sintiéndose raros y un poco avergonzados porque sus papás estaban llorando a mares, “papi, es solo una película sobre un vaquero de juguete”.
Pero el crescendo sentimental de la trilogía de “Toy Story” era real. El niño de la película, aquel cuyo nombre está escrito en la suela de Woody, creció. Andy se va a la universidad y el destino más temido por los juguetes (estar en el ático en una caja) fue milagrosamente evitado cuando Andy regaló sus adorados juguetes a una pequeña niña llamada Bonnie.
Mientras se alejaba en un auto, tras un último juego imaginativo en el patio, Woody vio a Andy irse como si él fuera su padre nostálgico.
Tras tres parábolas brillantes y conmovedoras para los padres de familia sobre la edad, la pérdida y la impermanencia junto con las dificultades de las máquinas para atrapar juguetes y las guarderías, ese era el último adiós. Adiós a Andy y adiós a la infancia. “Adiós socio”, dijo Woody.
Un nudo en la garganta.
El final fue inmediatamente recibido como un clásico de Hollywood. “Las posibilidades de superar esta son infinitesimales”, escribió la revista New York en ese entonces. “Toy Story 3” ganó el Oscar a mejor película animada. Todos, incluyendo los creadores de la película, creían que habían cerrado limpia y perfectamente la trilogía.
“Desde el interior, ‘Toy Story 3’ era definitivamente el final”, dijo Tim Allen, la voz de Buzz Lightyear. “Esa escena era todo”.
Pero, claro, no fue todo. “Toy Story” ha regresado, nueve años después, con “Toy Story 4”, la cual se estrena el viernes. En el negocio actual de las películas, nada está libre de convertirse en una secuela, ni siquiera una historia sobre la necesidad de dejar ir las cosas y hacer las paces con el paso del tiempo.
Que las franquicias de películas se han extendido bastante más allá de su ciclo natural no es nada nuevo, pero “Toy Story 4” podría marcar el momento en el que Hollywood oficialmente se rindió a saber decir adiós.
Probablemente es imposible desear prudencia con una propiedad multimillonaria hecha por una corporación, que desde el comienzo fue diseñada para vender tantos juguetes como lágrimas ha provocado.
Se espera que “Toy Story 4” recaude unos 150 millones de dólares durante el fin de semana de su estreno y cerca de 1.000 millones de dólares a nivel mundial, como lo hizo “Toy Story 3″.
Y para algunos Woody está nuevamente al rescate. Se espera que el estreno de Walt Disney Co. rompa el hechizo que ha caído sobre las secuelas con resultados menores a lo esperado. La taquilla recientemente ha tenido resultados un 7% menores al año pasado, en parte por una serie de estrenos decepcionantes de secuelas con malas críticas (o simplemente malas): “Dark Phoenix”, ″The Secret Life of Pets 2″, ″Men in Black: International”.
Como señala Jeff Bock, analista especializado de taquilla para Exhibitor Relations, es difícil para cualquier estudio, incluso Disney, dejar 1.000 millones sobre la mesa.
“El público quizá no necesita ‘Toy Story 4’ pero los cines la necesitan desesperadamente”, dijo Bock. “Es un gran reflejo de dónde estamos ahora con las secuelas y las sagas. Estamos en un punto en el que tres ya no es el número mágico, va más allá”.
Sería injusto calificar a “Toy Story 4” como una apuesta descarada por obtener dinero. El control de calidad es demasiado alto en Pixar como para entregar una secuela de “Toy Story” al estilo de “Jaws: The Revenge”, o algo que preferiríamos que nunca hubiese existido, como “El padrino 3″. ″Toy Story 4″ es bastante buena, de acuerdo con los críticos. A pesar de que muchas reseñas cuestionan si era necesaria, tiene una calificación de 99% fresca en Rotten Tomatoes.
Dirigida por el animador veterano de Pixar y director debutante Josh Cooley, “Toy Story 4” retoma a Woody y a la pandilla viviendo con Bonnie. Woody entra en otra crisis existencial, en esta ocasión sobre su valor, cuando Bonnie prefiere a otros juguetes por encima de él, especialmente uno que creó ella misma con un tenedor-cuchara y otros objetos de la basura de su kínder.
Ella le pone de nombre Forky, un personaje neurótico con la voz de Tony Hale. Cuando Forky se pierde en un viaje familiar por carretera, las aventuras obligan a Woody a confrontar la posibilidad de no solo tener una vida tras Andy, sino una vida después de los niños.
Se ha vuelto común en el negocio que las franquicias abandonen los números que recordarían burdamente a los fans su duración. La serie “Fast and the Furious” (“Rápido y furioso”) eligió comprensiblemente titular su nueva entrega “Fast & Furious Presents: Hobbes and Shaw” en vez de su impactante valor numérico: “Fast & Furious 9″. Pixar, al menos, no se ha alejado de donde va esta “Toy Story”, incluso si su actor principal podría haber ido en una dirección diferente.
“En realidad debió llamarse ‘Toy Story: Forky’”, dijo Tom Hanks. “Porque se trata de Forky”.
Las secuelas siempre han sido un tema álgido para Pixar. Desde su innovador debut, “Toy Story” de 1995, el primer largometraje de animación por computadora en la historia, Pixar ha, por gran parte de su existencia, evitado la repetición en favor de la originalidad. En libro de 2014 “Creativity Inc.”, el cofundador de Pixar Ed Catmull calificó a la calidad como “el mejor plan de negocios”, y dio a entender que las secuelas pueden llevar a una “bancarrota creativa”.
Recientemente las cosas han estado cambiando en Pixar, y no sólo por una preponderancia de secuelas incluyendo “Finding Dory”, ″Cars 3″ e “Incredibles 2”. El ex jefe de Pixar John Lasseter, quien dirigió las primeras dos películas de “Toy Story”, dejó la empresa el año pasado tras reconocer “errores” en su comportamiento con integrantes femeninas de su personal. En 2017, Rashida Jones dejó “Toy Story 4”, la cual ayudó a escribir, y dijo que la empresa tenía “una cultura en la que las mujeres y la gente de color no tiene una voz creativa igual”.
El director de “Inside Out” y “Up” Pete Docter, quien es productor ejecutivo de “Toy Story 4”, asumió el año pasado el puesto de director creativo de Pixar. Los próximos dos estrenos del estudio, serán películas originales: “Onward”, el próximo marzo, y “Soul” de Docter en junio de 2020.
Y ante el estatus único de Pixar como una de las pocas fábricas de historias frescas que quedan en Hollywood, capaz de llegar al público masivo (su más reciente película original, “Coco”, sumó más de 800 millones), algunos desean que “Toy Story 4″ sea realmente la última aventura de Woody. No porque no verían otra, sino porque lo harían. En un mundo cinematográfico de inagotables episodios de “Star Wars” e incluso actores que pueden ser revividos digitalmente, no todo está hecho para seguir hasta el infinito y más allá.