RIO DE JANEIRO (AP) — Bebel Gilberto nunca tuvo la oportunidad de ponerle un par de audífonos a su padre, el ícono de la música brasileña João Gilberto, para que escuchara la canción que le había escrito. El tema se titula, de manera apropiada, “O Que Nao Foi Dito” (Lo que no se dijo).
Cuando la cantante se dispuso a grabar su nuevo álbum “Agora” (Ahora), un proceso que le tomó tres largos años, estaba tratando de conseguir un poder de su enfermizo padre en Río de Janeiro, mientras absorbía reportes de prensa según ella erróneos sobre sus motivos.
Desde entonces ha sufrido un torrente de penas. Primero, su mejor amigo sufrió un ataque cardíaco fatal mientras hablaba con él por teléfono. Luego su madre, una cantante famosa cuyo nombre artístico era Miúcha, sucumbió a un cáncer de pulmón. El golpe final llegó el año pasado con el fallecimiento de su papá de 88 años, creador del ritmo que llegó a conocerse como bossa nova que lo convirtió en un tesoro nacional.
“Por eso tomó tanto tiempo (el álbum)”, dijo Gilberto en una entrevista vía Zoom desde Río. “Fue mi escape. Gracias a Dios tenía eso. Si no lo hubiera tenido, estaría muerta”.
La mayoría de las 11 canciones del disco fueron grabadas antes de la partida de sus padres. Pero el álbum, que sale a la luz el viernes bajo el sello PIAS Recordings, llega en momentos en que el mundo entero está lidiando con el duelo por la pandemia, y la artista espera que sirva como un paliativo.
Los temas van de lánguidos y de salón a desafiantes, con ritmos electrónicos suaves y el tintineo del piano. Bebel a menudo da giros e improvisa, juega con el tempo. El tema que da título al álbum ofrece susurros de sirena que resuenan como ecos en un pozo.
Bebel, quien nació en Nueva York y pasó la mayor parte de su infancia viajando con su padre, viviendo entre otros en Río de Janeiro, Berlín, Nueva York y la Ciudad de México, se ha forjado una carrera internacional. “Los últimos 30 años, cuando no he estado de gira, he dividido mi tiempo entre Nueva York, Londres y Río”.
Grabó “Agora”, su primer álbum en seis años, en Nueva York con su amigo Thomas Bartlett, quien ha producido para artistas como St. Vincent, Norah Jones y Florence + the Machine. La canción “Tão Bom” (Tan bueno), una escena onírica de cuerdas, habla de su reconexión con Bartlett tras años distanciados.
Escribió “O Que Nao Foi Dito” para su padre a finales de 2017, cuando estaba a punto de recibir el poder notarial. Había estado yendo y viniendo de Brasil para presentarse ante un juez y tratar, con éxito limitado, de transmitirle a las partes interesadas que su solicitud no tenía nada que ver con dinero, mientras se aseguraba de contar con los medios necesarios para pagar las cuentas básicas de su progenitor.
“Sólo estaba tratando de organizar su vida para que pudiera tener una vida mejor, porque estaba abandonado”, dijo. Como es sabido, João Gilberto pasó sus últimos años aislado.
La canción habla de una sombría cama movediza y su promesa de proveerle cuidado. Bebel canta que tendrá que tratar de enseñarle a su padre en esta mitad de la vida, una inversión de papeles respecto al primer acto, cuando él sabía cómo hacer todo.
La lección más valiosa que Bebel dice que aprendió de su padre fue sobre dinámica vocal. João, quien alcanzó la edad adulta en una era de cantantes melódicos con voz melosa, fue a contracorriente y cantó bajito, a menudo algo un poco más que un susurro. Era un crítico del vibrato y la exuberancia, dijo Bebel, agregando que su padre habría disfrutado oír a la cantante de 18 años Billie Eilish.
Recordó una ocasión, hace cuatro años, cuando estaba a punto de salir del aeropuerto de Rio a Nueva York y, con guitarra en mano, João le imploró hija que se quedara y le dijo que tenía algo muy importante que compartir con ella. No se trató de un diagnóstico médico nefasto, un secreto antiguo o un cambio en su testamento. En vez, era un nuevo descubrimiento: una interpretación aún más tenue de dos versos del clásico de la bossa nova “Wave”.
“Da primeira vez era a cidade / Da segunda o cais e a eternidade” (La primera vez fue la ciudad / La segunda el muelle y la eternidad”).
Bebel dijo que se conmovió al ver que, aun años después de haberse alejado de la luz pública, su padre seguía perfeccionando canciones que interpretó por décadas. Un sentimiento de gratitud la invadió por haberse quedado.
El año pasado se mudó de vuelta a Río, donde se mantiene cercana a su familia. La luz de la tarde llena su sala con vista al Morro Dois Irmãos que se levanta sobre las playas de Ipanema y Leblon. Tiene una perrita a la que se refiere como su “hija”: una shih tzu color café parecida a un ewok.
“Realmente estoy de muy buen ánimo, todo el mundo me lo ha dicho”, expresó Bebel. “Y me siento feliz al respecto. Mi zen llegó”.
Fuente AP: (https://apnews.com/5c92b1303d51d776c2517500143dac33)