NUEVA YORK (AP) — Benjamin Zander está convencido de que la Novena sinfonía de Beethoven debería ser muy diferente de lo que la gente está acostumbrada, y el director de orquesta, que pronto cumplirá 84 años, la presentará en casi una hora durante funciones en Boston y Nueva York esta semana.
Casi dos siglos después de que se estrenara la obra más famosa del compositor alemán, el 7 de mayo de 1824, en Viena, Austria, hay desacuerdo sobre el tempo en el que deberían interpretarse los cuatro movimientos de la obra maestra.
“Hay tanta información sobre Beethoven y tan poca información sobre cómo interpretarla”, dijo Zander durante una entrevista en medio de los ensayos.
Zander, quien ha sido galardonado con dos Grammy, dirigirá a la Orquesta Filarmónica de Boston en conciertos el viernes y a la Sinfónica de Boston el domingo por la tarde en Carnegie Hall de Nueva York. Ambas presentaciones estaban planeadas para el 250 aniversario del natalicio de Beethoven que se celebró en 2020, pero fueron pospuestas por la pandemia de coronavirus. Zander dijo que la segunda presentación requirió recaudar 650.000 dólares para ser montada.
Los músicos que lo acompañan están dispuestos a acelerar la interpretación.
“Lo más difícil es mantener una mente abierta. Afortunadamente, a mi avanzada edad de 60 años, no soy tan dogmático como para insistir en un tempo específico”, dijo el oboísta Andrew Price. “Todo lo que aprendí cuando era un estudiante de 20 años, tuve que regresar y reaprenderlo, simplemente tener un enfoque completamente diferente”.
Zander estudió chelo y es director musical de la Filarmónica de Boston, que fundó en 1979. Consultó al violinista y académico Rudoph Kolisch, quien escribió un influyente artículo publicado póstumamente en el número de primavera de 1993 de The Musical Quarterly en el que analizaba las anotaciones de Beethoven, quien usaba un metrónomo Johann Nepomuk Mälzel.
“He pensado por mucho tiempo en abandonar esos términos sin sentido, allegro, andante, adagio, presto”, escribió Beethoven en una carta de 1817 a Hofrat von Mosel, “y el metrónomo de Mälzel nos da la mejor oportunidad de hacerlo”.
La grabación de Zander de 1992 con la Filarmónica de Boston publicada por el sello Pickwick International fue de 57 minutos, 51 segundos. Su grabación de 2018 es de 58:39 y forma parte de un paquete de tres CD que tiene dos discos en los que el director explica sus decisiones sobre el tempo.
“Para la grabación, realmente me decidí a ser un sirviente devoto”, dijo Zander. “Tenía una pequeña estatua de Beethoven en el balcón y volteaba a ver ocasionalmente para ver si estaba sonriendo”.
“Ben (Zander) es hipervigilante de los deseos del compositor”, dijo el timbalero Ed Melzter. “Muchos otros directores deciden que lo que les gusta es la forma en la que va a sonar, así que eligen tocarla de esa manera”.
Entre las interpretaciones más renombradas está la de Arturo Toscanini que requirió 65 minutos para RCA Victor con la Orquesta Sinfónica NBC en el Carnegie Hall en 1952; Wilhelm Furtwängler necesitó 74 minutos en la reapertura de posguerra del Festival de Bayreuth en 1951, cuya grabación fue lanzada por EMI; y Leonard Bernstein se prolongó por 78 minutos durante su concierto de 1989 con miembros de seis orquestas en el Konzerthaus de Berlin para celebrar la caída el muro de Berlín, una grabación lanzada por Deutsche Grammophon.
La interpretación de Zander en el Carnegie Hall del 10 de octubre de 1983 fue considerada revolucionaria.
“Si el señor Zander está en lo correcto”, escribió Andrew Porter en el número de New Yorker del 24 de octubre, “hemos estado escuchando la música del más grande compositor de una manera equivocada”.
Beethoven había estado sordo casi una década para cuando murió en 1827, por lo que algunos argumentan esto para ignorar las marcas del metrónomo.
“Esta polémica resiste cualquier respuesta dogmática”, dijo el director James Conlon, director musical de LA Opera y director principal de la Orquesta RAI de Italia. “Hay argumentos poderosos en ambas partes. No estoy en contra de tocar a Beethoven a la velocidad sugerida por el metrónomo. Pero diría categóricamente: si a la interpretación que resulte le falta expresión, peso emocional y matices de fraseo y dinámica, la búsqueda de la virtud o la presunta velocidad ‘correcta’ queda anulada”.
Zander, quien nació en Gran Bretaña y cumplirá 84 años el 9 de marzo, recuerda su primera memoria de la Novena sinfonía de Beethoven como adolescente en una interpretación de Otto Klemperer en la sala Royal Festival Hall de Londres en la década de 1950. Para sus conciertos, Zander usará una nueva partitura llena de Post-it de colores porque la que usó por décadas está tan llena de anotaciones que es “virtualmente ilegible”.
Coloca una hoja en blanco en cada atril para hacer anotaciones después de cada ensayo. Previo a las presentaciones parecía un poco más lento que en la grabación.
“Renuncié a mi visión más bien militar de las anotaciones del metrónomo y dije, las anotaciones están ahí, están ahí, pero no las busco en cada barra”, dijo Zander. “Y eso es un alivio”.
Su enfoque sobre el tempo ha sido adoptado en las últimas tres décadas por John Eliot Gardiner, quien al frente de la Orchestre Révolutionnaire et Romantique la interpretó en una hora y unos pocos segundos, y Roger Norrington, quien dirigió a The London Classical Players en 62 minutos y medio.
“Mucha gente dice que esto es algo pasado”, dijo Zander. “No era cuando empecé. Cuando empecé era difícil hacer que la gente escuchara”.