WASHINGTON (AP) — En un notable acto de repudio políticó, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, aprobó condenar los “comentarios racistas” del presidente Donald Trump en contra de cuatro legisladoras, a pesar de las protestas de los aliados republicanos de Trump y de su propia insistencia en que “no hay un sólo hueso racista en mi cuerpo”.
Dos días después de que Trump tuiteó que cuatro congresistas demócratas deberían regresar a sus países de origen _aunque todas son ciudadanas de Estados Unidos y tres de ellas nacieron en territorio estadounidense_ los demócratas aprobaron la resolución en la cámara baja con 240 votos a favor y 187, prácticamente en apego a las líneas partidistas. No obstante, fue una embarazosa reprimenda para Trump, a pesar de que no conlleva repercusiones legales para el presidente, cuyos comentarios podrían serle útiles entre sus simpatizantes conservadores.
Pese a un esfuerzo de cabildeo por parte de Trump y de los líderes del partido para presentar un fuerte unido, cuatro republicanos votaron el martes a favor de condenar sus comentarios: los representantes moderados Brian Fitzpatrick, Fred Upton, Will Hurd y Susan Brooks, quien está por jubilarse. Entre los que apoyaron la resolución estaba el representante independiente Justin Amash, quien salió del Partido Republicano hace unas semanas tras convertirse en el único miembro del partido en el Congreso en apoyar una investigación para destituir a Trump.
Antes de la votación, como es costumbre, Trump arremetió con sus insultos habituales. Acusó a sus cuatro detractoras de “espetar algunas de las cosas más viles, detestables y asquerosas jamás dichas por un político” y, agregó: “Si no están contentas en Estados Unidos, si se quejan todo el tiempo, pueden irse”, palabras similares a los escarnios vociferados desde hace mucho contra los disidentes políticos, aunque no contra legisladores del partido opositor.
Al igual que el mandatario, el líder de la minoría en la cámara baja, Kevin McCarthy, y otros republicanos trataron de desviar la atención de los tuits originales de Trump, que durante tres días han consumido a Washington y provocado una condena generalizada. En lugar de eso, intentaron jugar a la ofensiva al acusar de socialistas a las cuatro congresistas _entre las demócratas más de izquierda y fervientes críticas de Trump_ de ser socialistas, un señalamiento que ya es parte fundamental de la campaña del Partido Republicano para 2020.
Incluso tras dos años y medio de un gobierno turbulento de Trump, la imagen de un presidente que intenta inútilmente impedir una votación de la Cámara Representantes que básicamente lo tachó de racista fue un evento extraordinario.
Enfatizando los riesgos, los republicanos formalmente objetaron después de que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijera durante un discurso ante el pleno que los tuits del presidente eran “racistas”. Encabezados por el representante Doug Collins, os republicanos pidieron que se eliminaran los comentarios de las actas, una objeción procesal poco común.
Luego de una demora de más de 90 minutos, el segundo demócrata de mayor rango de la Cámara de Representantes Steny Hoyer dijo que Pelosi había quebrantado una regla del recinto en contra de caracterizar una acción como racista. Aun así, los demócratas aprovecharon su mayoría y poco después votaron a favor de que la declaración de Pelosi permaneciera en el registro.
Algunos legisladores republicanos han estado de acuerdo en que las palabras de Trump fueron racistas, pero el martes los líderes del partido insistieron en que no lo eran y acusaron a los demócratas de valerse del alboroto para sumar puntos políticos.
Horas antes, Trump tuiteó: “Esos tuits no fueron racistas. ¡No hay un solo hueso racista en mi cuerpo!”. Escribió que los republicanos de la Cámara de Representantes no deberían mostrar “debilidad” al estar de acuerdo en una resolución que describió como una “estafa demócrata”.
La representante Alexandria Ocasio-Cortez, una de las cuatro legisladoras a las que iban dirigidos los comentarios de Trump, respondió al mandatario.
“Tiene razón, señor presidente, no tiene un solo hueso racista en su cuerpo. Tiene una mente racista en la cabeza y un corazón racista en el pecho”, tuiteó.