Ofenciba migratoriaMaría trabajaba limpiando escuelas en Florida por $13 la hora. Cada dos semanas, recibía un sueldo de $900 de su empleador, un contratista. No mucho, pero suficiente para cubrir el alquiler de la casa que ella y su hijo de 11 años comparten con cinco familias, además de la electricidad, un celular y la compra.
En agosto todo terminó.
Cuando llegó al trabajo una mañana, su jefe le dijo que ya no podía trabajar allí. La administración Trump había cancelado el programa de libertad condicional humanitaria del presidente Joe Biden, que otorgaba permisos de trabajo legales a cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses como María.
“Me siento desesperada”, dijo María, de 48 años, quien pidió el anonimato para hablar de su terrible experiencia por temor a ser detenida y deportada. “No tengo dinero para comprar nada. Tengo $5 en mi cuenta. Me quedé sin nada”.
La drástica represión migratoria del presidente Donald Trump está dejando sin trabajo a extranjeros como María y sacudiendo la economía y el mercado laboral estadounidenses. Y esto ocurre en un momento en que la contratación ya se está deteriorando debido a la incertidumbre sobre las erráticas políticas comerciales de Trump.
Los inmigrantes realizan trabajos —limpiando casas, recogiendo tomates, pintando cercas— que la mayoría de los estadounidenses nativos no realizan, y por menos dinero. Pero también aportan las habilidades técnicas y el espíritu emprendedor que han ayudado a convertir a Estados Unidos en la superpotencia económica mundial.
Trump está atacando la inmigración en ambos extremos del espectro, deportando a trabajadores con salarios bajos y desalentando a extranjeros calificados de traer sus talentos a Estados Unidos.
Y apunta a una afluencia de trabajadores extranjeros que alivió la escasez de mano de obra y la presión al alza sobre los salarios y los precios en un momento en que la mayoría de los economistas pensaban que controlar la inflación requeriría tasas de interés altísimas y una recesión, un destino del que Estados Unidos escapó en 2023 y 2024.
“Los inmigrantes son buenos para la economía”, afirmó Lee Branstetter, economista de la Universidad Carnegie-Mellon. “Debido a la alta inmigración que tuvimos en los últimos cinco años, el aumento inflacionario no fue tan grave como muchos esperaban”.
El aumento de trabajadores que ocupan más puestos y gastan más dinero también ha contribuido a impulsar el crecimiento económico y a crear aún más vacantes. Los economistas temen que las deportaciones de Trump y las limitaciones incluso a la inmigración legal tengan el efecto contrario.
En un informe de julio, los investigadores Wendy Edelberg y Tara Watson de la centrista Brookings Institution y Stan Veuger del American Enterprise Institute, de tendencia derechista, calcularon que la pérdida de trabajadores extranjeros significará que el crecimiento mensual del empleo en Estados Unidos "podría ser cercano a cero o negativo en los próximos años".
La contratación ya se ha desacelerado significativamente, con un promedio de apenas 29.000 empleos al mes entre junio y agosto. (El informe de empleo de septiembre se ha retrasado debido al cierre del gobierno federal). En cambio, durante el auge de la contratación pospandemia de 2021-2023, los empleadores crearon la impresionante cifra de 400.000 empleos al mes.
La Oficina de Presupuesto del Congreso, un organismo no partidista, citando las consecuencias de las políticas migratorias y comerciales de Trump, rebajó su pronóstico de crecimiento económico de Estados Unidos para este año al 1,4% desde el 1,9% que había esperado anteriormente y desde el 2,5% en 2024.
Necesitamos a esta gente
Goodwin Living, una organización sin fines de lucro de Alexandria, Virginia, que ofrece viviendas para personas mayores, atención médica y cuidados paliativos, tuvo que despedir a cuatro empleados haitianos después de que la administración Trump les cancelara sus permisos de trabajo. Los haitianos habían sido autorizados a trabajar bajo un programa de libertad condicional humanitaria y habían obtenido ascensos en Goodwin.
“Fue un día muy, muy difícil para nosotros”, dijo el director ejecutivo Rob Liebreich. “Fue una lástima tener que despedirnos de ellos, y todavía estamos luchando por cubrir esas vacantes”.
A Liebreich le preocupa que otros 60 trabajadores inmigrantes puedan perder su derecho legal temporal a vivir y trabajar en Estados Unidos. "Necesitamos todas esas manos", dijo. "Necesitamos a toda esta gente".
Goodwin Living cuenta con 1500 empleados, el 60% de ellos extranjeros. Ha tenido dificultades para encontrar suficientes enfermeras, terapeutas y personal de mantenimiento. La ofensiva migratoria de Trump, según Liebreich, lo está complicando todo.
La represión del ICE
Las ambiciones migratorias de Trump, destinadas a revertir lo que él llama una "invasión" en la frontera sur de Estados Unidos y asegurar empleos para los trabajadores nacidos en Estados Unidos, fueron vistas con escepticismo debido al dinero y la perturbación económica que requería alcanzar su objetivo de deportar a un millón de personas al año. Pero la legislación que Trump promulgó el 4 de julio —y que los republicanos llaman la Ley de la Gran y Hermosa Ley— repentinamente hizo plausibles sus planes.
La ley destina 150 mil millones de dólares a la aplicación de las leyes de inmigración , reservando 46,5 mil millones de dólares para contratar a 10.000 agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y 45 mil millones de dólares para aumentar la capacidad de los centros de detención de inmigrantes.
Y sus agentes de ICE capacitados han demostrado una voluntad de moverse rápido y romper cosas, incluso cuando su agresión entra en conflicto con otros objetivos de la administración.
El mes pasado, las autoridades de inmigración allanaron una planta de baterías de Hyundai en Georgia, detuvieron a 300 trabajadores surcoreanos y mostraron un video de algunos de ellos encadenados. Habían estado trabajando para poner en marcha la planta, aportando experiencia en tecnología de baterías y procedimientos de Hyundai que los trabajadores estadounidenses locales no tenían.
El incidente enfureció a los surcoreanos y contradijo la iniciativa de Trump de atraer a fabricantes extranjeros para que invirtieran en Estados Unidos. El presidente surcoreano, Lee Jae Myung, advirtió que otras empresas del país podrían mostrarse reacias a apostar por Estados Unidos si sus trabajadores no obtenían visas con prontitud y corrían el riesgo de ser detenidos.
Envío de beneficiarios de Medicaid a los campos
Los agricultores estadounidenses se encuentran entre los partidarios más confiables del presidente.
Pero John Boyd Jr., que cultiva 1.300 acres de soja, trigo y maíz en el sur de Virginia, dijo que las redadas de inmigración, y la amenaza de ellas, están perjudicando a los agricultores que ya lidian con bajos precios de los cultivos, altos costos y las consecuencias de la guerra comercial de Trump con China, que ha dejado de comprar soja y sorgo estadounidenses.
“Tienen al ICE aquí, acorralando a esta gente”, dijo Boyd, fundador de la Asociación Nacional de Agricultores Negros. “(Trump) dice que son asesinos, ladrones y narcotraficantes, todo eso. Pero son personas que están en este país realizando trabajos duros que muchos estadounidenses no quieren hacer”.
Boyd se burló de la sugerencia que hizo la secretaria de Agricultura de EE. UU., Brooke Rollins, en julio de que los beneficiarios de Medicaid nacidos en Estados Unidos pudieran ir al campo para cumplir con los requisitos laborales impuestos este verano por el Congreso republicano. "La gente de la ciudad no va a volver al campo para hacer este tipo de trabajo", dijo. "Se necesita un tipo especial de persona para agacharse bajo un calor de 38 grados".
La propia administración Trump admite que la ofensiva inmigratoria está causando escasez de mano de obra en el campo, lo que podría traducirse en precios más altos en el supermercado.
“El cese casi total del flujo de inmigrantes ilegales combinado con la falta de una fuerza laboral legal disponible”, dijo el Departamento de Trabajo en una presentación del 2 de octubre en el Registro Federal, “resulta en interrupciones significativas en los costos de producción y (amenaza) la estabilidad de la producción doméstica de alimentos y los precios para los consumidores estadounidenses”.
“No eres bienvenido aquí”
Jed Kolko, del Instituto Peterson de Economía Internacional, afirmó que el crecimiento del empleo se está desacelerando en las empresas que dependen de los inmigrantes. Las empresas de construcción, por ejemplo, han eliminado 10.000 puestos de trabajo desde mayo.
“Esos son los efectos a corto plazo”, dijo Kolko, funcionario del Departamento de Comercio de la administración Biden. “Los efectos a largo plazo son más graves porque los inmigrantes tradicionalmente han contribuido más de lo que les corresponde en patentes, innovación y productividad”.
Especialmente preocupante para muchos economistas fue el repentino anuncio de Trump el mes pasado de que aumentaría la tarifa de las visas H-1B, destinadas a atraer a los Estados Unidos a trabajadores extranjeros calificados difíciles de encontrar, desde apenas 215 dólares a 100.000 dólares.
“Una tarifa de visa de $100,000 no es solo un costo burocrático, es una señal”, dijo Dany Bahar, investigador principal del Centro para el Desarrollo Global. “Le dice al talento global: 'No eres bienvenido aquí'”.
Algunos ya están haciendo las maletas.
En Washington DC, un titular de una visa H-1B, un graduado de Harvard de la India que trabaja para una organización sin fines de lucro que ayuda a los pobres de África, dijo que la señal de Trump a los empleadores es clara: piénsenlo dos veces antes de contratar titulares de visas H-1B.
El hombre, que pidió permanecer en el anonimato, ya está preparando los trámites para mudarse al Reino Unido. «El daño ya está hecho, por desgracia», dijo.
Wiseman informó desde Washington y Salomon desde Miami.
Los escritores de AP Fu Ting y Christopher Rugaber en Washington contribuyeron a este informe.
Gisela Salomónes un reportero radicado en Miami que cubre América Latina y asuntos de inmigración para The Associated Press.
Salomon es un periodista que desde Miami cubre asuntos latinoamericanos y de inmigración.
(Foto AP/Eric Lee)
Trump dudasWASHINGTON (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se prepara para recibir a su homólogo de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, en la Casa Blanca el viernes, ha indicado que no estaría dispuesto a acceder a vender a Kiev un sistema de misiles de largo alcance que los ucranianos dicen necesitar desesperadamente.
Zelenskyy se verá cara a cara con Trump un día después de que el mandatario estadounidense y el presidente de Rusia, Vladímir Putin, mantuvieron una larga conversación telefónica para discutir el conflicto.
En los últimos días, Trump se había mostrado dispuesto a vender misiles de crucero Tomahawk de largo alcance a Ucrania, a pesar de que Putin advirtió que esa medida tensaría aún más las relaciones entre la Casa Blanca y el Kremlin.
Pero tras la llamada del jueves con Putin, Trump pareció rebajar las perspectivas de que Kiev obtenga los proyectiles, que tienen un alcance aproximado de 1.600 kilómetros (995 millas).
“Necesitamos los Tomahawks también para Estados Unidos!” , dijo Trump. “Tenemos muchos, pero los necesitamos. Quiero decir que no podemos agotar las reservas de nuestro país”.
Zelenskyy buscaba armas que permitan a las fuerzas ucranianas atacar más lejos en territorio ruso y apuntar a instalaciones militares clave, instalaciones energéticas e infraestructura crítica. Según Zelenskyy, esto ayudaría a obligar a Putin a tomarse en serio los llamados de Trump a negociaciones directas para poner fin a la guerra.
Pero Putin advirtió a Trump durante su conversación que suministrar los Tomahawks a Kiev “no cambiará la situación en el campo de batalla, pero causaría un daño sustancial a la relación entre nuestros países”, dijo Yuri Ushakov, asesor de política exterior del líder ruso.
El ministro ucraniano de Exteriores, Andrii Sybiha, apuntó que las conversaciones sobre los misiles ya había servido para empujar a Putin al diálogo. “La conclusión es que necesitamos continuar con pasos firmes. La fuerza puede impulsar realmente la paz”, dijo Sybiha en la plataforma social X el jueves por la noche.
Las autoridades ucranianas han indicado también han indicado que Zelenskyy planea apelar a los intereses económicos de Trump al tratar de discutir la posibilidad de acuerdos energéticos con Estados Unidos.
Zelenskyy quiere ofrecer almacenar gas natural licuado estadounidense en instalaciones ucranianas, lo que permitiría la presencia estadounidense en el mercado energético europeo.
El mandatario adelantó su estrategia el jueves en reuniones con el secretario de Energía, Chris Wright, y directores de empresas energéticas estadounidenses, lo que lo llevó a publicar en X que es importante restaurar la infraestructura energética de Ucrania tras los ataques rusos y expandir “la presencia de empresas estadounidenses en Ucrania”.
La del viernes será la cuarta reunión cara a cara entre Trump y Zelenskyy desde que el republicano regresó a la Casa Blanca en enero, y la segunda en menos de un mes.
Tras la llamada del jueves, Trump anunció que se reunirá pronto con Putin en Budapest, Hungría, para discutir formas de poner fin a una guerra que dura ya más de tres años. Además, acordaron que sus principales asesores, incluido el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, se verán la próxima semana en un lugar no revelado.
Tras haber negociado un acuerdo para un alto el fuego y la liberación de rehenes entre Israel y Hamás, Trump ha señalado que encontrar una solución al conflicto en Ucrania es ahora su principal prioridad de política exterior y ha expresado una renovada confianza en las posibilidades de lograrlo.
Antes de hablar con Putin, Trump había mostrado signos de creciente frustración con su homólogo ruso.
El mes pasado, anunció que creía que Ucrania podría recuperar todo el territorio perdido ante Rusia, un cambio drástico con respecto a sus constantes pedidos a Kiev para que hiciera concesiones que facilitasen el final de la guerra.
Como ya hizo en su campaña electoral en 2024, Trump insistió en que pondría fin rápidamente la guerra, pero sus esfuerzos de paz parecieron estancarse tras una ofensiva diplomática en agosto, cuando celebró una cumbre con Putin en Alaska y una reunión en la Casa Blanca con Zelenskyy y aliados europeos.
Trump salió de esos encuentros convencido de que estaba cerca de organizar conversaciones directas entre Zelenskyy y Putin. Pero el líder ruso no ha mostrado interés alguno en reunirse con Zelenskyy y Moscú solo ha intensificado sus bombardeos sobre Ucrania.
Trump, por su parte, adoptó un tono notablemente más neutral sobre Ucrania tras lo que describió como una llamada “muy productiva” con Putin.
También insinuó que las negociaciones entre los dos líderes europeos podrían tener que llevarse a cabo de forma indirecta.
“No se llevan muy bien esos dos”, dijo Trump. “Así que podríamos hacer algo donde estemos separados. Separados pero iguales”.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
AAMER MADHANI covers the White House for The Associated Press. He is based in Washington.
(AP Foto/Evan Vucci, archivo)
Cierre gobierno ICEWASHINGTON (AP) — Mientras el cierre gubernamental se prolonga sin un final a la vista, una nueva encuesta de AP-NORC encuentra que la mayoría de los estadounidenses lo ven como un problema significativo, y se está culpando a todos los actores principales.
Aproximadamente 6 de cada 10 estadounidenses afirman que el presidente Donald Trump y los republicanos en el Congreso tienen "mucha" o "bastante" responsabilidad por el cierre gubernamental, mientras que el 54% opina lo mismo sobre los demócratas en el Congreso, según la encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research . Al menos tres cuartas partes de los estadounidenses creen que cada uno tiene al menos una parte "moderada" de culpa, lo que subraya que nadie está eludiendo su responsabilidad con éxito.
La encuesta, realizada mientras el cierre se extendía a su tercera semana, se produce mientras los líderes advierten que pronto podría convertirse en el más largo de la historia. Los demócratas exigen una extensión de los créditos fiscales que han ayudado a millones de personas a costear el seguro médico desde la pandemia del coronavirus, mientras que los republicanos se han negado a negociar hasta que el Congreso apruebe un proyecto de ley de financiación para reabrir el gobierno.
El estancamiento se ha convertido en una batalla de mensajes, en la que cada partido apuesta a que la opinión pública culpará al otro. Hay mucho en juego para los demócratas, ahora fuera del poder y en busca de una lucha unificada que los apoye antes de las cruciales elecciones de mitad de mandato de 2026.
Una parte ligeramente mayor de la frustración pública parece estar dirigida contra el partido en el poder . La encuesta revela que aproximadamente la mitad de los estadounidenses opina que Trump tiene una gran responsabilidad por el cierre, la mayor responsabilidad que se le atribuye. Esta proporción es aproximadamente la misma que culpa a los republicanos en el Congreso, pero superior al 40% que opina lo mismo de los demócratas.
Sophia Cole, una madre republicana de 38 años de San Luis, atribuyó la misma culpa del cierre a Trump y al Congreso. Cole, quien se describió como partidaria de Trump, afirmó que ambas partes "deberían poder llegar a un acuerdo", pero cree que, en última instancia, es responsabilidad del presidente republicano negociar un acuerdo.
"Dependemos de él para lograr que la Cámara y todos voten de la manera que él necesita", dijo Cole.
Los demócratas e independientes son más propensos a calificar el cierre como un "problema importante"
Los efectos del cierre se están empezando a sentir en todo el país. Se han retrasado vuelos y cientos de miles de empleados federales, que están suspendidos o trabajando sin sueldo, están empezando a perder sus salarios.
La encuesta revela que el 54% de los adultos estadounidenses considera el cierre gubernamental un "problema grave", mientras que solo el 11% afirma que "no es un problema en absoluto". Los demócratas, con un 69%, son los más propensos a considerarlo un problema grave, pero el 59% de los independientes y el 37% de los republicanos opinan lo mismo.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, republicano por Luisiana, declaró esta semana que el país se encamina hacia uno de los cierres más largos de la historia estadounidense. El último cierre, durante el primer mandato de Trump, duró un récord de 35 días y generó una opinión pública similar, con los demócratas más inclinados a considerarlo un problema grave que los republicanos.
La Casa Blanca ha advertido que el impacto del cierre podría ser peor esta vez. Si bien aproximadamente 2 millones de militares recibieron sus salarios a tiempo esta semana, la administración ha utilizado a la fuerza laboral federal como palanca , y el fin de semana pasado comenzó a cumplir sus amenazas de despedir a empleados federales . Sin embargo, el miércoles, un juez federal de California bloqueó temporalmente los despidos , argumentando que parecían tener motivaciones políticas y se estaban llevando a cabo sin mucha reflexión.
“La situación seguirá empeorando para los trabajadores federales”, dijo Angie Santiago, demócrata de 60 años de Miami. “Si gente como yo está pasando apuros, no me imagino lo que están pasando los trabajadores federales”.
Santiago, quien recibe una pensión por discapacidad mientras su esposo trabaja, dijo que teme que el cierre agrave las dificultades económicas en todo el país. Santiago comentó durante una entrevista telefónica que comenzó a acudir regularmente a los bancos de alimentos hace aproximadamente un año.
"Te llamo desde una fila de comida", dijo. "Vas a ver más filas como estas. Se va a poner feo".
Más a favor que en contra de extender los subsidios a la atención médica
En el centro del cierre se encuentra el estancamiento en torno a los créditos fiscales federales para quienes contratan seguros médicos a través del mercado de la Ley de Atención Médica Asequible. Los demócratas quieren que se extiendan los créditos, mientras que los republicanos afirman que solo discutirán el tema una vez que el gobierno reabra sus puertas.
La encuesta muestra que aproximadamente 4 de cada 10 adultos estadounidenses apoyan la extensión de los créditos fiscales, mientras que aproximadamente 1 de cada 10 se opone rotundamente. Un gran porcentaje, el 42%, no tiene opinión al respecto, lo que sugiere que muchos estadounidenses no están siguiendo de cerca la disputa principal que motiva el cierre.
Jason Beck, un republicano que es agente de seguros autónomo en Utah, utiliza el mercado de la Ley de Atención Médica Asequible para sus propios seguros y apoya la extensión de los créditos fiscales.
"Sé que gran parte del cierre se debe al seguro médico, y preferiría mantenerlo como está ahora", dijo Beck sobre los subsidios.
Los demócratas afirman que mantener los precios del seguro médico es fundamental en su lucha y que se dispararán si el Congreso no hace nada. Pero incluso Beck, quien apoya a los demócratas en el tema de los subsidios, sigue atribuyendo la misma culpa del cierre a demócratas, republicanos y Trump.
“Trump culpa a los demócratas, y los demócratas culpan a los republicanos”, dijo Beck. “Estamos estancados porque ya no hay término medio”.
Ninguno de los partidos ve un aumento sustancial en la favorabilidad
Ambos partidos han presentado el cierre como un preludio a las elecciones intermedias de 2026, con los demócratas buscando dar la vuelta a la Cámara. Sin embargo, hasta el momento, no parece haber cambiado significativamente las opiniones sobre ninguno de los dos partidos.
Aproximadamente 3 de cada 10 adultos estadounidenses tienen una opinión "bastante" o "muy" favorable del Partido Demócrata, según una encuesta de AP-NORC de septiembre. Cuatro de cada 10 tienen una opinión "bastante" o "muy" favorable del Partido Republicano, similar a la del mes pasado.
Mientras tanto, la confianza en el Congreso sigue siendo extremadamente baja. Solo alrededor del 4% de los estadounidenses afirma tener mucha confianza en el funcionamiento del Congreso, mientras que el 43% tiene poca confianza y aproximadamente la mitad casi ninguna.
Pero la encuesta sugiere que la atención médica podría ser un tema beneficioso para los demócratas en el futuro. La encuesta reveló que el 38% de los estadounidenses confía en que los demócratas gestionarán mejor la atención médica, mientras que solo el 25% confía más en los republicanos. Aproximadamente 1 de cada 10 confía en ambos por igual, y el 25% no confía en ninguno.
Rob Redding, un votante independiente de 49 años de Nueva York, apoya la extensión de los subsidios del ACA y agradece a los demócratas por defenderlos.
Redding dijo que el hecho de que los demócratas mantengan su postura sobre los subsidios del ACA es probablemente una de las cosas más valientes y audaces que les ha visto hacer.
"Y", dijo Redding, "creo que es la decisión correcta".
La encuesta AP-NORC a 1289 adultos se realizó del 9 al 13 de octubre, utilizando una muestra extraída del Panel AmeriSpeak de NORC, basado en la probabilidad, diseñado para ser representativo de la población estadounidense. El margen de error de muestreo para los adultos en general es de ±3,8 puntos porcentuales.
Siga la cobertura de AP sobre el cierre del gobierno federal en https://apnews.com/hub/government-shutdown .
JOEY CAPPELLETTIcubre política y gobierno estatal para The Associated Press en Michigan. Reside en Lansing.
Linley Sanders es reportera de encuestas y sondeos para The Associated Press. Desarrolla y escribe sobre encuestas realizadas por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research y colabora con AP VoteCast.
(Foto AP/J. Scott Applewhite)
Por  JOEY CAPPELLETTI y LINLEY SANDERS
Guerra Venezuela TrumpWASHINGTON (AP) — Con el presidente Donald Trump, la guerra contra las drogas se asemeja mucho a la guerra contra el terrorismo.
Para justificar los ataques contra pandillas y cárteles del narcotráfico latinoamericanos, el gobierno de Trump se basa en un argumento jurídico que ganó fuerza después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, lo que permitió a las autoridades estadounidense usar fuerza letal contra combatientes de Al Qaeda que atacaron el World Trade Center y el Pentágono.
Pero los grupos que son objeto ahora de los ataques de Estados Unidos son un enemigo muy diferente, surgido en las prisiones de Venezuela y alimentado no por una ideología antioccidental, sino por el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.
El uso que hace Trump de una fuerza militar aplastante para combatir a esos grupos y la autorización de acciones encubiertas dentro de Venezuela —posiblemente para derrocar a su presidente, Nicolás Maduro— traspasa los límites del derecho internacional, según los expertos legales. Y todo esto ocurre mientras Trump amplía el papel del ejército en el ámbito nacional: desplegó a la Guardia Nacional en varias ciudades y afirmó que está abierto a invocar la Ley de Insurrección, de hace casi 150 años, que permite el despliegue militar solo en casos excepcionales de disturbios civiles.
Por el momento, el ejército mató al menos a 27 personas en cinco ataques a barcos que, según la Casa Blanca, transportaban drogas.
Estas operaciones —la más reciente fue el martes y dejó seis fallecidos— se han llevado a cabo sin ninguna investigación legal ni la tradicional declaración de guerra del Congreso. Esto plantea preguntas acerca de la justificación de las acciones de Trump y el impacto que podrían tener en las relaciones diplomáticas con las naciones latinoamericanas que recuerdan con profundo resentimiento las repetidas intervenciones militares de Estados Unidos durante la Guerra Fría.
La comunidad de inteligencia estadounidense también ha cuestionado la afirmación central de Trump de que el gobierno de Maduro está colaborando con la pandilla Tren de Aragua y orquestando el tráfico de drogas y la inmigración ilegal hacia Estados Unidos.
“No se puede llamar a algo guerra”
La afirmación de Trump de que Estados Unidos está inmerso en un “conflicto armado” con los cárteles de la drogas se basa en la misma autoridad legal utilizada por el gobierno de George W. Bush cuando declaró la guerra al terrorismo después del 11-S. Incluye la capacidad de capturar y detener a combatientes y usar la fuerza letal para eliminar a sus líderes.
Pero la carta de Naciones Unidas prohíbe específicamente el uso de la fuerza, salvo en casos de defensa propia.
“No se puede simplemente llamar a algo guerra para darte poderes bélicos”, dijo Claire Finkelstein, profesora de Derecho de Seguridad Nacional en la Universidad de Pensilvania. “Por muy frustrados que estemos con los medios y los resultados de los esfuerzos de las fuerzas del orden para combatir el flujo de drogas, es una burla del derecho internacional sugerir que estamos en un conflicto armado no internacional con los cárteles”.
Después del 11 de septiembre, estaba claro que Al Qaeda estaba planeando de forma activa ataques adicionales para causar bajas civiles. Pero la principal ambición de los cárteles es vender drogas. Y eso, aunque es perjudicial para la seguridad estadounidense en general, es una justificación dudosa para invocar los poderes bélicos, apuntó Geoffrey Corn, profesor de Derecho en la Universidad Tecnológica de Texas, que en el pasado fue asesor principal del ejército para asuntos de derecho de guerra.
“En mi humilde opinión, el gobierno quiere invocar los poderes bélicos por muchas razones”, incluidas las políticas, añadió Corn.
“Incluso si asumimos que hay un conflicto armado con el Tren de Aragua, ¿cómo sabemos que todos en ese barco eran combatientes enemigos?”, manifestó. “Creo que el Congreso debe saberlo”.
Trump defiende los ataques
Preguntado en la Casa Blanca el miércoles por qué Estados Unidos no utiliza a la Guardia Costera para detener los barcos venezolanos y confiscar la droga, Trump respondió: “Hemos estado haciendo eso durante 30 años y ha sido totalmente ineficaz.”
El presidente también además que Estados Unidos podría atacar objetivos dentro de Venezuela, una maniobra que aumentaría significativamente las tensiones y las implicaciones legales. Hasta ahora, los ataques se han producido en aguas internacionales más allá de la jurisdicción de cualquier nación.
“Lo hemos detenido casi por completo por mar”, dijo Trump acerca del flujo de drogas. “Ahora lo detendremos por tierra.”
Al mandatario se le preguntó también por un reporte del New York Times que afirmó que había autorizado una operación encubierta de la CIA en Venezuela. Trump, quien ha criticado con dureza la invasión estadounidense de Irak que derrocó al gobierno de Saddam Hussein en 2003, se negó a decir si había dado a la CIA la autoridad para eliminar a Maduro, alegando que sería “ridículo” responder.
Numerosas leyes y órdenes ejecutivas estadounidenses desde la década de 1970 consideran ilegal asesinar a funcionarios extranjeros. Pero al declarar a los venezolanos combatientes ilegales, Trump podría estar buscando eludir esas restricciones y regresar a una época anterior en la que, en lugares como Guatemala, Chile e Irán, Washington llevaba a cabo regularmente misiones encubiertas para propiciar un cambio de régimen.
“Si representas una amenaza y estás en guerra con Estados Unidos, no eres una persona protegida”, señaló Finkelstein.
Durante el primer mandato de Trump, Maduro fue acusado de delitos federales relacionados con las drogas en Estados Unidos, incluidos narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína. Este año, el Departamento de Justicia duplicó la recompensa por información que conduzca al arresto del mandatario a 50 millones de dólares, acusándolo de ser “uno de los mayores narcotraficantes del mundo.”
Pero el enfoque de Trump sobre Venezuela pasa por alto un aspecto básico del tráfico de drogas: la mayoría de las muertes por sobredosis en Estados Unidos son por fentanilo, que llega por tierra desde México. Y aunque Venezuela es una importante zona de tránsito de drogas, alrededor del 75% de la cocaína producida en Colombia —el líder mundial— se trafica a través del océano Pacífico oriental, no el Caribe.
Congreso y CPI quedan al margen
Según la Constitución, debe ser el Congreso quien declare la guerra. Por el momento, sin embargo, hay pocos indicios de que los aliados de Trump vayan a oponerse a la visión expansionista del presidente sobre sus propias competencias para perseguir a los cárteles a los que la Casa Blanca culpa de las decenas de miles de muertes por sobredosis que se registran en el país cada año.
El Senado, controlado por el Partido Republicano, rechazó recientemente una resolución sobre los poderes bélicos presentada por los demócratas que habría obligado al presidente a solicitar la autorización del Congreso para nuevos ataques militares.
A pesar de la presión, incluso entre algunos republicanos, para que se ofrezca una explicación más completa, el gobierno de Trump no ha proporcionado aún a los legisladores pruebas que demuestren que las embarcaciones atacadas por el ejército transportaban narcóticos, dijeron a The Associated Press dos funcionarios estadounidenses familiarizados con el asunto. El senador independiente Angus King, de Maine, indicó que, durante una sesión informativa clasificada este mes, a él y a otros miembros del Comité de Servicios Armados del Senado se les negó el acceso a la opinión legal del Pentágono sobre si los ataques se ajustaban a la legislación estadounidense.
Tampoco es probable que la oposición legal influya en la Casa Blanca. Una decisión de la Corte Suprema a raíz del intento de una congresista demócrata de demandar al Pentágono en 1973 para frenar la expansión de la Guerra de Vietnam a los vecinos Laos y Camboya estableció un estándar muy alto para cualquier recurso legal a las órdenes militares, afirmó Finkelstein.
Los familiares de los venezolanos muertos en los ataques enfrentan sus propios desafíos legales después de que varios fallos de la Corte Suprema limitaron el alcance de los ciudadanos extranjeros para demandar en Estados Unidos.
Los ataques militares ocurrieron en aguas internacionales, lo que permitiría a la Corte Penal Internacional iniciar una investigación similar a sus pesquisas por presuntos crímenes de guerra contra Rusia e Israel, que, como ocurre con Washington, no reconocen la autoridad del tribunal.
Pero la corte con sede en La Haya se ha visto envuelta en una investigación por conducta sexual inapropiada que obligó a su fiscal jefe a dar un paso atrás. Las sanciones de Estados Unidos por su acusación contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, también han obstaculizado su trabajo.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
JOSHUA GOODMAN is a Miami-based investigative reporter who writes about the intersection of crime, corruption, drug trafficking and politics in Latin America. He previously spent two decades reporting from South America.
ERIC TUCKER covers national security in Washington for The Associated Press, with a focus on the FBI and Justice Department.
(AP Foto/Jesús Vargas, archivo)
POR  JOSHUA GOODMAN, ERIC TUCKER and DAVID KLEPPER
Cia V enezuelaWASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump confirmó el miércoles que dio autorización a la CIA para llevar a cabo operaciones encubiertas dentro de Venezuela, y destacó que sopesa la posibilidad de realizar operaciones terrestres en el país sudamericano.
La admisión de operaciones encubiertas por parte de la agencia de espionaje estadounidense se producen mientras el Ejército de Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de ataques contra presuntas embarcaciones de contrabando de drogas en el Caribe desde principios de septiembre, las cuales han dejado como resultado cinco barcos destruidos y 27 personas muertas. Cuatro de esas embarcaciones partieron de Venezuela.
Al preguntarle por qué había autorizado a la CIA llevar a cabo operaciones dentro de Venezuela, el mandatario estadounidense respondió el miércoles que fue él quien tomó la decisión.
“Di la autorización por dos razones, realmente”, respondió Trump durante un evento en el Despacho Oval. “Número uno, han vaciado sus prisiones en los Estados Unidos de América”.
“Y la otra cosa, las drogas, tenemos muchas drogas que vienen de Venezuela, y muchas de las drogas venezolanas llegan por mar”, afirmó.
Trump agregó que su gobierno “está considerando (operaciones por) tierra” mientras evalúa la posibilidad de ataques adicionales en la región. Se negó a decir si la CIA tiene autoridad para tomar medidas contra el presidente venezolano Nicolás Maduro.
Trump hizo el inusual reconocimiento poco después de que The New York Times publicó que la CIA había recibido autorización para llevar a cabo acciones encubiertas en Venezuela.
Maduro responde
Sin abordar directamente los comentarios de Trump sobre las operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela, Maduro arremetió el miércoles contra el historial de la agencia de espionaje estadounidense en varios conflictos en distintas partes del planeta.
“No al cambio de régimen que nos recuerda tanto a los (derrocamientos), a las fallidas guerras eternas de Afganistán, Irak, Libia y pare usted de contar”, señaló Maduro durante un evento televisado del llamado Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz, integrado por representantes de distintos sectores políticos, económicos, académicos y culturales del país.
“No a los golpes de Estado dados por la CIA, que nos recuerdan tanto a los 30.000 desaparecidos”, señaló, refiriéndose a la cifra estimada de desapariciones durante la dictadura militar en Argentina (1976-1983), de acuerdo con organizaciones como las Madres de la Plaza de Mayo. También hizo referencia al golpe de 1973 en Chile.
”América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia”, añadió Maduro.
El objetivo es “decirle no a la guerra en el Caribe, no a la guerra en Sudamérica, sí a la paz”, enfatizó.
Hablando en inglés, Maduro dijo: “No a la guerra, sí a la paz, no a la guerra. ¿Así es como se diría? ¿Quién habla inglés? No a la guerra, sí a la paz, al pueblo de los Estados Unidos, por favor. Por favor, por favor, por favor”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela rechazó el miércoles en un comunicado “las declaraciones belicistas y extravagantes del presidente de los Estados Unidos, en las que admite públicamente haber autorizado operaciones para actuar contra la paz y la estabilidad de Venezuela”.
“Esta afirmación sin precedentes, constituye una gravísima violación del derecho internacional y de la carta de las Naciones Unidas, y obliga a la comunidad de países a denunciar estas afirmaciones a todas luces inmoderadas e inconcebibles”, indicó el comunicado divulgado por el canciller venezolano Yván Gil en su canal en Telegram.
Oposición del Congreso
La Casa Blanca declaró hace unas semanas a los cárteles del narcotráfico como combatientes ilegales y anunció que Estados Unidos se encuentra actualmente en un “conflicto armado” con ellos, justificando la acción militar como una escalada necesaria para detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos.
La medida ha desatado la molestia de integrantes de ambos partidos en el Congreso, quienes aseguran que Trump prácticamente estaba cometiendo un acto de guerra sin la autorización del Capitolio.
La senadora Jeanne Shaheen, la demócrata de mayor rango en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, dijo el miércoles que si bien apoya la lucha contra el narcotráfico, el gobierno ha ido demasiado lejos.
“La autorización del gobierno de Trump para una acción encubierta de la CIA, llevando a cabo ataques letales contra embarcaciones y dejando entrever la posibilidad de operaciones terrestres en Venezuela, pone a Estados Unidos un paso más cerca de un conflicto abierto sin transparencia, supervisión o aparentes salvaguardias”, subrayó Shaheen. “El pueblo estadounidense merece saber si el gobierno está llevando a Estados Unidos hacia otro conflicto, poniendo en riesgo a los miembros de las fuerzas armadas o buscando una operación de cambio de régimen”.
La Casa Blanca aún no ha proporcionado evidencia contundente a los legisladores que demuestre que las embarcaciones que fueron atacadas en realidad transportaban narcóticos, de acuerdo con dos funcionarios federales al tanto del asunto.
Los funcionarios, que no estaban autorizados a comentar públicamente y hablaron bajo condición de anonimato, dijeron que el gobierno únicamente ha señalado los videos no confidenciales que Trump y el secretario de Defensa Pete Hegseth han publicado en redes sociales, y aún no presenta “pruebas contundentes” de que las embarcaciones transportaban drogas.
Los legisladores han expresado su frustración ante el hecho de que el gobierno ofrezca pocos detalles de cómo tomó la decisión de que Estados Unidos está en conflicto armado con los cárteles o qué organizaciones criminales afirma que son “combatientes ilegales”.
Incluso mientras el ejército de Estados Unidos ha llevado a cabo ataques contra algunas embarcaciones, la Guardia Costera de Estados Unidos ha continuado con su práctica habitual de detener barcos y confiscar drogas.
Trump explicó el miércoles sus acciones, asegurando que el enfoque tradicional no ha funcionado.
“Porque hemos estado haciendo eso durante 30 años, y ha sido totalmente ineficaz. Tienen barcos más rápidos”, comentó. “Son lanchas rápidas de clase mundial, pero no son más rápidas que los misiles”.
Grupos defensores de derechos humanos han expresado su preocupación de que los ataques sean una violación a las leyes internacionales y sean ejecuciones extrajudiciales.
El periodista de Associated Press Jorge Rueda en Caracas, contribuyó con este despacho.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
AAMER MADHANI covers the White House for The Associated Press. He is based in Washington.
(AP Foto/John McDonnell)

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