Donald Trump (c) y el fiscal general, Jeff Sessions, en un acto el pasado mes de marzo en New Hampshire.
El presidente Donald Trump anunció este miércoles de manera sorpresiva que el fiscal general, Jeff Sessions, abandonaba su cargo. Su salida se produce a petición del presidente, según reveló el propio fiscal general en una carta. En un mensaje de Twitter indicó que su sustituto es Matthew G. Whitaker.
Trump ha criticado con dureza a Sessions prácticamente desde que empezó su gobierno por, según él, no haber frenado la pesquisa del 'Rusiagate' que trata de descifrar si hubo algún tipo de coordinación entre Moscú y la campaña de republicana para que Trump fuese electo presidente.
"¡Agradecemos al fiscal general Jeff Sessions por su servicio y le deseamos lo mejor! Un reemplazo permanente se nombrará más adelante", dijo Trump en Twitter.
"Desde el día que tuve el honor de ser juramentado como fiscal general (...) he trabajado para implementar la aplicación de la ley basada en el estado de derecho que formó una parte central de su campaña para la presidencia (de Trump)", escribió Sessions en su carta de despedida.
Algunos temen que con la partida de Sessions, el presidente intente poner al frente del Departamento de Justicia a un político que le permita acabar con el trabajo de la fiscalía especial que dirige Robert Mueller y dañe la independencia que tradicionalmente ha mantenido del resto del Poder Ejecutivo.
Tras la salida de Sessions, la supervisión de la investigación sobre una posible colusión de la campaña de Trump y Rusia y posible obstrucción a la justicia por parte del presidente, la supervisa Rod Rosenstein, vicefiscal general.
El puesto de Rosenstein, sin embargo, no es seguro luego de que se supiera que supuestamente propuso grabar en secreto al presidente e invocar la Enmienda 25 para removerlo. Un encuentro entre él y Trump donde debía abordarse su futuro fue aplazada hace semanas y por ahora no se sabe cuándo se reunirán.
La salida de Sessions se había rumoreado desde hacía meses, sobre todo por las constantes críticas de Trump a su trabajo y luego de que él decidiera apartarse de la investigación de la trama rusa en marzo de 2017.
"No tengo fiscal general", se quejó Trump el pasado mes de septiembre en una entrevista con The Hill. En ese momento, sin embargo, no señaló la investigación del 'Rusiagate' como el motivo de su comentario, sino el trabajo de Sessions en materia migratoria.
" No estoy contento con la frontera. No estoy contento con numerosas cosas, no solo eso", agregó sin ofrecer detalles.
Entonces, el presidente evitó hablar sobre la posibilidad de que Sessions fuera despedido. " Veremos lo que ocurre. Mucha gente me ha pedido que lo haga. Y creo que estudiaré la historia y solo digo que quiero dejar las cosas tal y como están, pero fue muy injusto lo que hizo", subrayó Trump. "Estoy muy decepcionado con Jeff", añadió.
A finales de agosto, el fiscal general respondió al presidente ante una serie de críticas previas que mientras estuviera en el cargo "las acciones del Departamento de Justicia no serán influenciadas incorrectamente por consideraciones políticas".
El sustituto
Su sustituto, Matthew G. Whitaker, es un abogado de 49 años que se desempeñó como fiscal del distrito sur de Iowa, un cargo al que fue nominado por George W. Bush. En las elecciones primarias de 2014 se presentó como precandidato republicano a senador por ese mismo estado.
Con su llegada interina, Whitaker podría tomar el control de la investigación aunque hay quienes señalan que algunos comentarios hechos por Whitaker sobre el trabajo de Mueller podrían conducir a una recusación.
En un artículo de opinión que escribió en agosto de 2017, Whitaker argumentaba que la investigación de Mueller al presidente Trump estaba yendo “demasiado lejos”.
En una entrevista con Don Lemon de CNN en julio de 2017, Whitaker dijo también: “(Podría darse) un escenario en el que se reemplaza a Jeff Sessions y el fiscal general no despide a Bob Mueller, pero reduce su presupuesto a un nivel tan bajo que sus investigaciones prácticamente se detienen”.
Un artículo publicado por The New York Times en septiembre pasado presenta a Whitaker como un “leal” a Trump.
Según los periodistas Katie Benner y Maggie Habernmas, el ahora sucesor de Sessions es “un exjugador de fútbol americano seguro de sí mismo (...) al que (el jefe de gabinete John) Kelly describió como 'los ojos y oídos' del ala oeste en un departamento que el presidente considera desde hace tiempo está en pie de guerra con él".
Sessions llegó al cargo, que describió alguna vez como su “sueño”, como recompensa por la fidelidad mostrada desde temprano hacia Trump. Fue el único senador republicano que le ofreció su respaldo, antes de que el entonces magnate inmobiliario se hiciera con la nominación presidencial del Partido Republicano.
Esa fidelidad no lo salvó de la ira presidencial, tampoco el que fuera un efectivo ejecutor de las duras políticas migratorias que ha puesto en práctica desde que llegó a la Casa Blanca.
El escueto anuncio sobre la partida de Sessions contrasta con la manera como el presidente anunció la salida de la embajadora en Naciones Unidas, Nikki Haley, desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, ante los medios y llenándola de alabanzas.
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