Los casos de coronavirus se disparan en todo Estados Unidos. Vuelven los escalofríos, tanto metafóricos como literales. Y un invierno en el que probablemente se oirán más sirenas de ambulancias que cascabeles navideños.
Era invierno cuando comenzó la pandemia, y será invierno de nuevo mucho antes de que termine. Agotados y traumatizados tras meses de muerte y confinamiento, los estadounidenses recibían mensajes contradictorios de las diferentes administraciones y de sus propio reloj interno, trastocado por una sensación del tiempo irreal.
¿No debería haberse acabado ya? Después de todo, las vacunas han llegado. Pero antes de que la gente de a pie pueda vacunarse, el invierno se cobrará su precio.
Las fiestas de fin de año están llenas de peligro para los que viajan y podrían expandir el virus, pero también para los que no lo hagan y puedan sufrir en su aislamiento. Pequeños destellos de normalidad como las clases presenciales y las cenas en interior vuelven a verse interrumpidos. Un nuevo presidente tomará el timón de un país profundamente dividido. Y el demorado choque de realidad con arraigados problemas sociales sigue sin terminar.
“Tenemos que prepararnos y pasar este otoño e invierno, porque no va a ser fácil”, dijo en septiembre el doctor Anthony Fauci, el máximo experto en enfermedades infecciosas del país.
Ahora se acerca el invierno, un invierno sin par en la historia reciente de Estados Unidos. Y con su llegada el lunes, un país entero contiene el aliento.
“Creo que hay un sentimiento bastante común, de que mucha gente siente que el mundo se está viniendo abajo”, dijo Monica Johnson, psicóloga de Nueva York y que atiende principalmente a pacientes de grupos marginalizados.
WASHINGTON (AP) — Un panel asesor gubernamental respaldó el jueves una segunda vacuna contra el COVID-19, allanando el camino para que sea añadida a la campaña de inoculación en Estados Unidos.
Se prevé que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) siga la recomendación para la vacuna de Moderna y los Institutos Nacionales de Salud. Los asesores de la FDA, en una votación de 20 a favor y cero en contra, coincidieron en que los beneficios que proporciona la vacuna son mayores que los riesgos para los mayores de 18 años.
Se espera que la FDA dé la luz verde pronto para su uso de emergencia. Entonces Moderna comenzaría a enviar millones de dosis, destinadas a trabajadores de la salud y residentes de hogares de ancianos, con el fin de apoyar el esfuerzo de vacunación más grande en la historia de Estados Unidos.
La campaña comenzó esta semana con la primera vacuna aprobada en el país, desarrollada por Pfizer y BioNTech. La inoculación de Moderna mostró una protección igualmente fuerte, de hasta 94%, contra el COVID-19 en el estudio en curso de la compañía entre 30.000 personas.
Después de siete horas de debate sobre los detalles técnicos del estudio de la compañía y los planes de seguimiento, casi todos los panelistas respaldaron que la vacuna esté disponible para ayudar a combatir la pandemia. Un miembro del panel se abstuvo.
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WASHINGTON (AP) — Joe Biden ha reunido a negociadores y luchadores para dirigir un equipo climático al que pedirá rehacer y sanear los sistemas de transportes y centrales eléctricas, tan rápido como sea políticamente posible.
Las personas elegidas por el presidente electo de Estados Unidos tienen experiencia para la dura tarea de hacer una reforma climática de la economía estadounidenses, pero también pretendían calmar a los escépticos sobre que el plan pueda dejar atrás a las comunidades trabajadoras de bajos ingresos y minorías más afectadas por la contaminación de los combustibles fósiles y el cambio climático.
Progresistas, cabilderos del sector energético, grupos ambientalistas y trabajadores de la industria automotriz celebraron el miércoles la decisión de Biden de nombrar secretario de Transportes al popular exalcalde Pete Buttigieg. Se esperaba que propusiera a la exgobernadora de Michigan Jennifer Granholm como secretaria de Energía y a la exdirectora de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) Gina McCarthy como líder de esfuerzos nacionales en clima, dos nombramientos que también recibieron un aplauso generalizado.
Junto con los responsables de la EPA y el Departamento de Interior, que aún no han sido designados, Buttigieg, Granholm y McCarthy formarán parte de un esfuerzo por establecer y desarrollar con rapidez la tecnología para transformar las redes eléctricas y de transportes de Estados Unidos, en una transición del petróleo y el cabrón hacia una mayor dependencia de las energías solar, eólica y otras renovables.
WASHINGTON (AP) — Todos los dedos acusadores apuntan a Rusia como fuente del hackeo más grave que hayan sufrido los organismos de gobierno de Estados Unidos. Pero el presidente Donald Trump, habitualmente reacio a acusar a Moscú de ciberataques, calla.
La falta de una declaración que responsabilice a Rusia pone en duda la posibilidad de una respuesta rápida y hace pesar que cualquier represalia —sea mediante sanciones, acusaciones penales o medidas cibernéticas— quedará en manos del próximo gobierno presidido por Joe Biden.
“Me parece que el gobierno entrante quiere un menú de las opciones y entonces decidirá”, dijo Sarah Mandelson, exembajadora estadounidense al Consejo Económico y Social de la ONU. “¿Un ataque gradual? ¿Un asalto en regla? ¿Hasta dónde se quiere llegar apenas iniciado el mandato?”
Por cierto que los gobiernos suelen abstenerse de presentar acusaciones públicas de ciberpiratería hasta contar con pruebas suficientes. Los funcionarios estadounidenses dicen que apenas recientemente tuvieron conciencia de las gravísimas violaciones de seguridad en los numerosos organismos en los que agentes de inteligencia extranjeros pudieron actuar sin que se los detectara durante unos nueve meses. Pero la respuesta de Trump, o falta de ella, es objeto de gran atención debido a que está concentrado en un vano esfuerzo por revertir el resultado de la elección y siempre se ha negado a reconocer públicamente la injerencia de hackers rusos en la elección presidencial de 2016 a su favor.
POMPANO BEACH, Florida, EE.UU. (AP) — Las autoridades de salud estadounidenses empezaron el miércoles a vacunar a los residentes de los asilos de ancianos contra el coronavirus, en momentos en que la enfermedad está resurgiendo en el país con tanta fuerza que California está acumulando bolsas para cadáveres y preparando morgues móviles.
A medida que avanzaba la campaña de vacunación, en Washington los legisladores continuaban las negociaciones para un paquete de ayuda económica que incluiría el pago de 600 dólares prácticamente a cada estadounidense. Al mismo tiempo, al parecer la segunda dosis de la vacuna no estará lista en Estados Unidos sino dentro de varios días.
Por otra parte, una tormenta invernal se cernía sobre el noreste del país, suscitando temores de que obstaculizaría la campaña de vacunación.
En Florida, los habitantes de albergues para ancianos empezaron el miércoles a recibir sus vacunas, al día siguiente de que más de 2.000 personas recibieron la inoculación en Virginia Occidental. Habrá miles de vacunas más allí en los próximos días, y luego en otros estados también.
Los ancianos y las personas con dolencias crónicas son las más vulnerables al coronavirus y, junto con los trabajadores de la salud, estarán entre los primeros en recibir la vacuna. Los residentes de las casas ancianos conforman más de una tercera parte de las 300.000 muertes confirmadas de COVID-19 en Estados Unidos.