BELO HORIZONTE, Brasil (AP) — Cuando parece que no se puede jugar peor, Argentina se supera.
La Albiceleste retrocedió otra vez en el tablero de ese juego de confusión en el que está inmersa en los últimos años. De la derrota ante Colombia en el debut días atrás al empate el miércoles ante Paraguay en la Copa América no hubo mejora alguna en el diagnóstico.
Para evitar una escandalosa eliminación en la primera ronda del certamen continental — la última vez fue en 1983 — está obligada a ganarle a Qatar el domingo en Porto Alegre por el Grupo B, en el que marcha última con un punto en dos partidos.
En otro tiempo un rival como el campeón de Asia no sería un problema. Pero en la tempestad todo se pone cuesta arriba.
“Tenemos suerte de estar vivos”, reconoció sin vueltas el técnico Lionel Scaloni, apuntado por los cambios durante los dos primeros partidos que se atribuyen a su inexperiencia. “Trataremos de buscar la mejor versión para seguir”.
¿Cómo sobrevivir si Argentina falla en las dos facetas del juego: ataque y defensa?
Pueden contarse con los dedos de una mano las ocasiones de gol que generó en dos presentaciones. Si se tiene adelante a dos de los mejores jugadores de la última temporada en Europa — el astro Lionel Messi y Sergio Agüero — el problema ya no es individual sino colectivo. El gran déficit está en la elaboración en el mediocampo. No hay pase entre líneas, ni volantes que pisen el área. Y si la pelota nos les llega, los atacantes retroceden para autoabastecerse y quedan más lejos del arco rival.
Las inseguridades en defensa parten desde el arco. Franco Armani, que es una muralla en el arco de River Plate se vuelve falible en la selección al mostrarse inseguro con los pies y a destiempo en la salida. Al menos se redimió al atajar un penal contra Paraguay. Los centrales Germán Pezzella y Nicolás Otamendi y los laterales pagan por el desequilibrio del equipo.
“Sería una locura que no podamos avanzar de grupo cuando son tres prácticamente lo que pasan”, se sinceró el capitán Messi.
A los problemas futbolísticos se suman algunos cortocircuitos entre Scaloni y sus dirigidos. Fue evidente el malestar del atacante Lautaro Martínez cuando el técnico lo sacó en el duelo contra Paraguay cuando Argentina estaba arrinconando a su rival. Al calor del momento, el delantero del Inter de Italia dijo que estaba para seguir, pero el entrenador indicó que estaba con una molestia en la cintura por un golpe en el primer tiempo.
Días antes de este partido, una cámara indiscreta de una cadena de televisión de deportes captó una tensa reunión del plantel de jugadores con Scaloni en la que le habrían reclamado explicaciones por dejar trascender los cambios que introduciría en el equipo a la prensa antes que a ellos.
Esta tensión remite a la crisis interna que vivió Argentina el año pasado en pleno Mundial de Rusia, con el entonces entrenador Jorge Sampaoli, a quien le cuestionaban los permanentes cambios tácticos y de jugadores.
Argentina, que carga con 26 años sin títulos, tiene que ganarle a Qatar y aguardar por otros resultados para clasificar a cuartos de final posiblemente como uno de los dos mejores terceros. Un empate prácticamente la sentenciaría.
Pero clasificar, ¿no sería extender su agonía?