BUENOS AIRES (AP) — En el depósito vacío de una fábrica al norte de Buenos Aires, Mercedes Savall repasa con premura un serrucho sobre la superficie de yeso para dar forma al enorme busto y al rostro del idolatrado entrenador, paso previo a su fundición en bronce.
De la escultora depende que una estatua de siete metros de altura sea lo más fiel posible a la fotografía de Marcelo Gallardo levantando la Copa Libertadores tras vencer al clásico rival Boca Juniors en la final de 2018, el duelo más importante en la historia de los dos gigantes del fútbol argentino. Está previsto que la obra se descubra el 9 de diciembre cuando se cumpla un año de aquella gesta deportiva y justo días después de que el último campeón de América ponga en juego la corona ante Flamengo de Brasil, el 23 de noviembre en Lima.
Pero una eventual derrota no opacará la carrera del técnico “millonario”, que ha logrado sobrevivir cinco años en un fútbol que no tiene por virtud la estabilidad.
Gallardo, con apenas 43 años, ha ganado diez títulos en River, entre ellos dos Libertadores. Eliminó a Boca las cinco veces que se enfrentaron en torneos de copa bajo el mando de Gallardo, el último a fines de octubre por la semifinal de la Libertadores. Una racha así no tiene antecedentes en la historia del clásico argentino.
“En Argentina por la crisis la gente contenta que ves en la calle es por River”, apuntó la escultora Savall, en referencia a las dificultades económicas que enfrenta la nación sudamericana. La estatua se bañará con bronce procedente de las miles de llaves que vienen donando los hinchas riverplatenses desde hace un año.
Nadie imaginaba este idilio a mediados de 2014.
Gallardo llevaba dos años sin trabajar luego de ganar en 2012 el título local con Nacional de Uruguay en su primera experiencia como técnico. Durante el descanso había viajado a Europa para interiorizarse de nuevos métodos de entrenamiento. Se había entusiasmado con un llamado de Racing Club pero no hubo propuesta concreta para dirigirlo. A mediados de 2014 le ofrecieron dirigir Newell’s Old Boys de Rosario, propuesta que le interesó.
River por aquel entonces estaba en plena reconstrucción tras el trágico descenso de categoría en 2011 y había conquistado la liga local bajo el mando de Ramón Díaz, el técnico más ganador de su historia hasta la llegada de Gallardo. Pero Díaz pegó un portazo inesperado y el “Muñeco”, como se lo apoda, aceptó reemplazarlo cuando el manager deportivo, el exfutbolista uruguayo Enzo Francescoli, le ofreció el cargo.
Gallardo, quien se había formado como futbolista en la cantera millonaria y se fue en silencio en 2010, pasaría a ser el autor intelectual de la resurrección de River hasta convertirse en el mejor equipo de continente.
¿Cuál es su fórmula?
“Yo era un jugador clásico de cualidades técnicas, con visión del juego, pero sabía que para imponer condiciones tenía que correr. Yo no podía quedarme solo con eso por tener buena capacidad técnica y tener buena lectura del juego. Si no corría, era imposible que jugara”, recordó en una reciente entrevista el sitio de la CONMEBOL. “Hoy el fútbol es eso: saber jugar, saber interpretar, ser bueno físicamente. Ahí está la base de un buen equipo. Tener esas cualidades”.
La intensidad es un rasgo distinto el River de Gallardo. No la negocia a tal punto que obliga a sus futbolistas a entrenar al mismo ritmo de un partido oficial. “Se juega como se entrena”, suele decir.
“Es una persona que todo el día piensa en fútbol, una persona experimentada en el fútbol, sabe qué puede pasar y qué va a pasar. Entonces, uno como jugador se siente tranquilo porque sabe que hay una persona atrás que ve todo”, destacó el enlace colombiano Juan Fernando Quintero.
El técnico no se ata a un dogma táctico. Puede sorprender con una línea de cinco defensores. O disponer un solo delantero. Eso sí, nunca le cederá la iniciativa al rival. Pocos equipos dominaron al River de Gallardo.
El periodista Diego Borinsky, autor de “Gallardo Monumental” y “Gallardo recargado”, dos libros dedicados al método de trabajo del entrenador con su consentimiento, también destacó como virtud “el liderazgo grupal”.
“Le dice la verdad en la cara a los jugadores. Eso el jugador lo valora mucho porque el fútbol es muy hipócrita. Gallardo lo que ve te lo dice. Manda al banco a todos”, resaltó el autor. El caso más emblemático es el del capitán de su ciclo, el volante Leonardo Ponzio, que este año es suplente.
“El tipo es súper exigente, los aprieta. Pero genera empatía con el jugador”, indicó Borinsky.
Gallardo tiene contrato con River hasta diciembre de 2021. Pero no hay certezas de que el próximo año esté sentado en la banca, dado que su apellido ha comenzado a sonar para dirigir a clubes de Europa.
Hay un plan en marcha para retenerlo.
“Es difícil hacer una estatua en una persona que está viva. La gente puede cambiar. Pero Marcelo se la merece”, dijo a AP el dirigente riverplatense Carlos Grillo, ideólogo del proyecto artístico para el cual ya se han juntado más de cuatro toneladas de bronce, entre llaves, placas y elementos que fueron donando los hinchas.
“Me encantaría que esta estatua pueda hacer que Marcelo sea el (Alex) Ferguson del Manchester United”, en referencia al técnico escocés que dirigió casi tres décadas al club de la Liga Premier inglesa. “Ojalá sirva para que Marcelo no se vaya nunca de River”.