SAO PAULO (AP) — Simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro acudieron el domingo a un enorme mitin en la ciudad más poblada de Brasil para defenderlo de problemas judiciales por los que podría ir a la cárcel.
El mandatario de extrema derecha manifestó en un discurso que busca que la “pacificación borre el pasado”, empleando un tono más conciliador que cuando estaba en la presidencia.
Bolsonaro está tratando de mostrarle a sus partidarios que tiene capacidad de recuperación mientras la policía federal lo investiga por el presunto papel que desempeñó en el ataque de sus simpatizantes a edificios gubernamentales el 8 de enero de 2023, efectuado en protesta por su derrota en las elecciones. Quiere que las decenas de personas que siguen tras las rejas por esos incidentes sean indultadas.
El expresidente también está acusado de haber recibido ilegalmente joyas de Arabia Saudí durante su presidencia.
Sus simpatizantes llenaron varias cuadras de la Avenida Paulista. Observadores independientes de un grupo de investigación en la Universidad de Sao Paulo calcularon que 185.000 personas estuvieron presentes. La policía militar de Brasil calculó que la multitud era aún mayor.
Muchos de los que acudieron dijeron que Bolsonaro es objeto de persecución por parte del Supremo Tribunal Federal del país y que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó injustamente su apretada victoria en las elecciones de 2022.
Algunos de los asistentes llevaban banderas israelíes como una muestra de desafío al actual mandatario brasileño, que ha sido ampliamente criticado en Brasil por comparar la ofensiva militar de Israel en la Franja de Gaza con el Holocausto.
“Lo que busco es una pacificación, es borrar el pasado”, dijo Bolsonaro en un discurso mientras sostenía una bandera israelí. “Es encontrar una forma para que vivamos en paz y dejemos de ser tan inquietos. Amnistía para aquellas pobres personas que están encarceladas en Brasilia. Pedimos a los 513 diputados y a los 81 senadores un proyecto de ley de amnistía para que se pueda hacer justicia en Brasil”.
Bolsonaro rechazó que él y sus simpatizantes intentaran perpetrar un golpe de Estado cuando los alborotadores asaltaron los edificios gubernamentales hace un año.
“¿Qué es un golpe de Estado? Son tanques en las calles, armas, conspiración. Nada de eso sucedió en Brasil”, señaló.
Bolsonaro tiene prohibido aspirar a un cargo público hasta 2030 debido a que en dos ocasiones ha sido declarado culpable de abuso de poder, pero sigue siendo una figura activa en la política brasileña y el principal adversario de Lula. De cara a las elecciones municipales de este año, algunos candidatos apoyan a Bolsonaro y otros a Lula.
Algunos de los aliados de Bolsonaro que aspiran a desbancar a Lula en las elecciones de 2026 también asistieron, incluidos los influyentes gobernadores Tarcisio de Freitas, del estado de Sao Paulo, y Romeu Zema, del estado de Minas Gerais. Pero otros políticos y empresarios clave que se alinearon con él durante su presidencia de 2019 a 2022 no estuvieron presentes.
Carlos Melo, profesor de ciencias políticas de el instituto Insper en Sao Paulo, pronosticó que el evento a favor de Bolsonaro no ayudaría a la situación jurídica del expresidente.
“El hecho de que Bolsonaro no tenga ningún poder ahora reduce lo que puede hacer. Previamente temíamos que pudiera usar la fuerza de los militares. Ahora eso está descartado”, comentó Melo. “Esta nueva realidad no le favorece con imprevisibilidad y dramatismo”.
De todas formas, el evento mostró que el mensaje de Bolsonaro sigue resonando entre muchos brasileños, algunos de los cuales evidentemente están a favor de cualquier golpe de Estado que pudiera ponerlo al frente del país. Un hombre marchó con una gorra militar y gritaba: “Brasil, nación, saluden a nuestras fuerzas. ¡Las fuerzas armadas no duermen!”.
Las investigaciones de la policía federal también incluyen a generales militares entre los presuntos conspiradores de un golpe pro-Bolsonaro a través de los disturbios en la capital Brasilia el año pasado.
Otros partidarios de Bolsonaro creen que Brasil se enfrenta al riesgo del radicalismo bajo el mando de Lula, que también gobernó durante dos mandatos de 2003 a 2010.
“Es un país que fue tomado por un partido comunista”, dijo la estilista Simone da Silva Sampaio, en referencia al Partido de los Trabajadores al que pertenece el presidente. “Vivimos días terribles en este lugar, donde se nos silencia. No tenemos derecho a hablar de la verdad que ocurre aquí”.
La presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, fue una de las pocas adversarias de alto perfil del expresidente que hizo comentarios sobre el evento pro-Bolsonaro en Sao Paulo.
“Cuando habla sobre amnistía para aquellos sentenciados por los disturbios del 8 de enero, Bolsonaro apunta a su propia impunidad. No puede defender intereses que no sean los suyos”, publicó Hoffman en sus cuentas de redes sociales. “No debemos tener ninguna complacencia con los golpistas, empezando por su jefe”.
Savarese reportó desde Nueva York.
BY FELIPE CAMPOS MELLO AND MAURICIO SAVARESE
(AP Foto/André Penner)