El papa Francisco cruzó el martes el río Tíber para visitar el ayuntamiento de Roma y rendir homenaje a una ciudad antigua que ha integrado a pueblos diversos a lo largo de siglos de existencia.
“Roma, durante sus casi 2.800 años de historia, ha sabido acoger e integrar a distintas poblaciones y gente de todas partes del mundo... sin humillarlas ni aplastar sus respectivas características peculiares y su identidad”.
Advirtió que no se debe permitir la degradación de la Ciudad Eterna.
Roma tiene problemas de remoción de basura, calles llenas de pozos y otros problemas que se han agravado durante el mandato de la alcaldesa Virginia Raggi, quien dio la bienvenida al pontífice a la Colina Capitolina, donde se encuentra el palacio municipal.