Venezuela RegetonCARACAS (AP) — Jeanmaikol Castrillo, un estudiante de secundaria, puede identificar rápidamente Venezuela en un mapa y lo que hay a su alrededor: el mar Caribe, Colombia, Brasil y Guyana.
Pero el mapa con el que está familiarizado difiere mucho de los que se incluyen en muchos libros, manuales escolares e incluso en la web de la CIA. Muestra una Venezuela mucho más grande, que incluye una gran parte de Guyana.
Los venezolanos consideran una verdad evidente que el extremo oriental de su país incluye la región guyanesa de Esequibo, en la costa atlántica, un territorio más grande que Grecia y rico en petróleo y minerales. Como estudiantes, aprenden que esto es objeto de una disputa centenaria y luego, la mayoría, se olvidan.
Estos días, sin embargo, el gobierno venezolano quiere que sea el foco de atención.
El presidente, Nicolás Maduro, y sus aliados están apelando al patriotismo venezolano para movilizar a los votantes a decidir supuestamente el futuro del territorio en un referéndum el 3 de diciembre, aunque las implicaciones legales y prácticas de la votación son cuestionables. Utilizan panfletos, reguetón, videos y otros contenidos para promover lo que Jeanmaikol ya sabe.
“El Esequibo pertenece a Venezuela”, indicó con firmeza el estudiante, de 11 años, a la salida de su escuela, antes de añadir que las dos naciones vecinas están enfrentadas por el territorio “porque tiene oro, muchas riquezas, y petróleo también”.
La mayor parte de la inversión extranjera en Guyana se concentra en esa zona de 159.500 kilómetros cuadrados (61.600 millas cuadradas), que equivale a dos tercios de su territorio. Sin embargo, Venezuela considera Esequibo como propio desde que se independizó de España en 1811, y disputa la frontera decidida por árbitros internacionales en 1899, cuando Guyana seguía siendo una colonia británica.
El compromiso de Venezuela para seguir adelante con su reclamo territorial ha fluctuado a lo largo de los años. Su interés volvió a repuntar en 2015 cuando ExxonMobil anunció que había encontrado suficiente petróleo para comercializar ante la costa de Esequibo.
Pero las cinco preguntas que plantea hacer a los votantes llevaron a Guyana a pedir a la Corte Internacional de Justicia el pasado 14 de noviembre que suspenda parte de la consulta alegando que supone una amenaza “existencial”.
Maduro y sus aliados animan a los votantes a responder “sí” a todas las preguntas, una de las cuales propone la creación de un estado venezolano en el territorio de Esequibo y la concesión de la nacionalidad venezolana a los residentes actuales y futuros.
El gobierno no ha explicado cómo crearía el estado de salir adelante. El Ministerio de Comunicación e Información no respondió a las solicitudes para entrevistar a la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, que encabeza los esfuerzos gubernamentales relacionados con Esequibo, y a Samuel Moncada, embajador venezolano ante Naciones Unidas.
“La decisión colectiva que se pide aquí implica nada menos que la anexión del territorio en disputa en este caso”, afirmó ante la CIJ Paul Reichler, un abogado estadounidense que representa a Guyana. “Este es un ejemplo de anexión de manual”.
Venezuela considera Esequibo como propio porque la región estaba dentro de sus fronteras cuando era una colonia española.
La disputada frontera fue decidida por árbitros de Gran Bretaña, Rusia y Estados Unidos. Washington representó a Caracas en el comité en parte porque el gobierno venezolano había roto sus relaciones diplomáticas con el británico.
Las autoridades venezolanas alegan que los estadounidenses y los europeos conspiraron para despojar a su país de las tierras y sostienen que un acuerdo de 1966 para resolver la disputa anulaba de facto el arbitraje inicial. Guyana, el único país de habla inglesa de Sudamérica, mantiene que el acuerdo original es legal y vinculante.
Ahora, los venezolanos tendrán que responder también a si “está de acuerdo en rechazar, por todos los medios, conforme a derecho” las fronteras de 1889 y si respaldan el acuerdo de 1966 como “el único instrumento jurídico válido” para alcanzar una solución.
Para preparar a la población, el gobierno de Maduro se ha embarcado en lo que él califica de “campaña electoral pedagógica” y se ha convertido en una especie de maestro jefe, dando lecciones de historia sobre Esequibo de varias horas de duración televisadas para todo el país.
Los profesores y los padres han tomado nota.
“El grande tiene que hacer ahorita un dibujo resaltando el Esequibo”, explicó Luz Marina Rua refiriéndose a la tarea de su hijo en secundaria. “Mi hija de preescolar, también, ayer tenía que hacerle un babero que representara la bauxita, una piedra, que ella iba a representar en una obra de teatro y decir ‘yo soy la roca que aparece en el Esequibo’”.
Rua, de 38 años, recuerda que de niña aprendió que el territorio estaba en disputa y le enseñaron a señalarlo con líneas diagonales en el mapa, Pero, según ella, no fue hasta que Hugo Chávez, el predecesor de Maduro, se convirtió en presidente en 1999 cuando notó que el gobierno venezolano empezaba “a prestar atención”.
Tras asumir el cargo, Chávez prometió reparar la “injusticia” del acuerdo fronterizo de 1899. Después suavizó su retórica, y Venezuela comenzó a suministrar petróleo al país, y a otros, a precios preferenciales hasta que el brusco descenso de los precios del crudo y la mala gestión sumieron al país en un compleja crisis económica y política que todavía no ha terminado.
Aunque el descubrimiento de ExxonMobil revivió la disputa, también se produjo en un buen momento para el gobierno de Caracas.
“Parece ser algo que los políticos de Venezuela utilizan de vez en cuando para lograr apoyo, para avivar ese sentimiento de, supongo, lo que es Venezuela y lo que significa ser venezolano”, apuntó Anthony Cummings, profesor asociado de ciencias geospaciales de información en la Universidad de Texas en Dallas.
Maduro ha acordado con una facción de la oposición la celebración de elecciones presidenciales en 2024, pero el descontento con su Partido Socialista Unido de Venezuela se puso de manifiesto en octubre cuando 2,4 millones de personas votaron en las primarias presidenciales de la oposición.
La participación excedió las expectativas y llevó al gobierno a calificar los comicios como fraudulentos. Y ahora, los cánticos y discursos en los mítines para el referéndum apoyan a Maduro.
La población de Guyana cree que Esequibo les pertenece y no ven ningún problema legal en el asunto, apuntó Cummings, quien ha escrito sobre la disputa y creció en Guyana, a unos seis kilómetros (cuatro millas) de la frontera con Venezuela.
Tras años de mediaciones infructuosas, Guyana pidió a la CIJ en 2018 que declarase la decisión fronteriza de 1899 legal y vinculante. Los magistrados aceptaron el caso el pasado abril, rechazando el argumento venezolano de que no se podía juzgar sin la participación de Reino Unido, quien ostentaba el gobierno colonial de Guyana cuando se tomó la disputada decisión.
Aunque es probable que los jueces se pronuncien en las próximas semanas sobre el pedido de Guyana para detener la consulta, necesitarán varios años para emitir una decisión sobre la frontera, que será definitiva y legalmente vinculante. Sin embargo, una de las cuestiones del referéndum plantea a los venezolanos si están de acuerdo con la “posición histórica de Venezuela de no reconocer” la jurisdicción de la corte internacional en la disputa territorial.
Rocío San Miguel, abogada en Caracas, indicó que esa pregunta demuestra que el gobierno de Maduro tiene intención de abandonar el caso aunque el proceso judicial continuará independientemente de la participación de Venezuela. Espera que los funcionarios, los contratistas y otros que dependen del ejecutivo vayan “a ser compulsivamente llevados a votar” y le den al estado la cobertura que necesita para tomar una decisión irracional.
“Es como si hay un terreno que tú dices que es tuyo y decides ‘no voy más al juicio’”, apuntó San Miguel. “Bueno, sí voy a ir y voy a demostrarle al juez que no existen todos esos derechos. ¿Quién pierde? ¿Usted o yo? Pierde el que no asiste”.
BY REGINA GARCÍA CANO
(AP Foto/Juan Pablo Arraez)

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