WASHINGTON (AP) — Cuando el presidente Donald Trump habla sobre las masas de centroamericanos que intentan ingresar a Estados Unidos, describe una horda de hombres fornidos con malas intenciones, “algunas de las personas más rudas que usted haya visto”, y se burla de ellas por actuar como bebés asustados para que los estadounidenses de corazón compasivo los acepten.
Sin embargo, las cifras de su propio gobierno presentan una historia distinta: los que están arribando son cada vez más familias y niños. Entre ellas hay miles que obtienen una oportunidad para vivir en Estados Unidos porque explican convincentemente que enfrentan persecución en sus países de origen.
Últimamente, Trump ha elegido la imagen de un combatiente de artes marciales mal encarado para que sea el rostro de esos migrantes.
“¿Qué tan estúpidos podemos ser como para aguantar esto?”, se preguntó el mandatario el sábado en un discurso ante un grupo republicano judío. “El programa de asilo es un timo”. Ese luchador apócrifo ha estado apareciendo repetidas veces en la retórica desdeñosa de Trump.
De sus afirmaciones del sábado:
TRUMP, con relación a los solicitantes de asilo: “Gente que se ve como si debiera estar luchando para la UFC (Ultimate Fighting Championship, una compañía que promueve combates de artes marciales mixtas). Leen una paginita que les dan abogados que están por todas partes”, asesorándolos para que digan “temo mucho por mi vida. Me preocupa mucho que sea acosado si me regresan a mi casa”. Luego Trump se mofó de los jueces de inmigración o de otros funcionarios: “Oh, denle asilo. Tiene miedo. Tiene miedo”. Y agregó: “No nos encanta el hecho de que tiene tatuajes en el rostro. Ése no es un buen indicio”.
LOS HECHOS: Los migrantes de los que se mofa no encajan en ese perfil. El flujo actual de inmigrantes centroamericanos que arriban a la frontera sur de Estados Unidos está formado por grandes grupos integrados por familias. Varios años antes, la mayoría de los centroamericanos que solicitaban asilo en la frontera eran niños sin acompañante.
El mes pasado, la oficina de estadísticas de inmigración de Seguridad Nacional publicó su informe anual más reciente en torno al flujo de solicitantes de asilo y de refugiados, el cual incluye el año 2017. Entre los que llegaron de Guatemala, El Salvador y Honduras y solicitaron asilo en la frontera, el 56% eran niños sin acompañante. El porcentaje fue el mismo el año anterior y más elevado en 2015.
En total, Seguridad Nacional autorizó las solicitudes de asilo de más de 26.500 personas en 2017. Aproximadamente una tercera parte eran niños, casi la mitad eran mujeres y cerca de dos terceras partes estaban casados.
Además, el Departamento de Justicia les concedió asilo a más de 10.500 personas que ya estaban en Estados Unidos y que solicitaron refugio durante sus audiencias de deportación.
China, El Salvador y Guatemala encabezaron las nacionalidades de las personas a las que se les concedió asilo.