KABUL (AP) — Milicianos del Talibán atacaron el miércoles a manifestantes que se habían atrevido a quitar su estandarte y lo reemplazaron con la bandera nacional de Afganistán. El choque provocó la muerte de una persona y avivó los temores sobre cómo será el gobierno de los insurgentes.
Aunque el Talibán ha insistido en que respetará los derechos humanos, a diferencia de lo que ocurrió durante su anterior régimen, el ataque en Jalalabad se produjo mientras muchos afganos están escondidos en sus hogares o tratan de huir del país, temerosos de los abusos de la organización militante. Muchas personas han expresado su miedo de que el experimento occidental de dos décadas para rehacer Afganistán no sobrevivirá al resurgimiento del Talibán, que tomó el control del país en una ofensiva que duró unos cuantos días.
Los líderes del Talibán se reunieron el miércoles con funcionarios afganos de alto rango para hablar sobre el gobierno futuro. En una posible complicación para cualquier esfuerzo por estabilizar al país, el director del banco central de la nación advirtió que las sanciones estadounidenses por la designación del Talibán como una organización terrorista amenazaban la economía de Afganistán, que ya sufre una peligrosa escasez de divisas.
Una figura que no estuvo presente en las negociaciones celebradas en Kabul fue el presidente afgano Ashraf Ghani, quien huyó mientras el Talibán se acercaba a la capital. Los Emiratos Árabes Unidos reconocieron el miércoles que lo habían acogido a él y a su familia por motivos humanitarios.
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