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Al exponer sus argumentos, los fiscales presentaron una gran cantidad de nuevos videos sobre el letal ataque del mes pasado contra el Capitolio, en los que se ve a los miembros de la turba declarar orgullosos que simplemente obedecían a “las órdenes del presidente” de luchar para revertir los resultados electorales mientras el Congreso certificaba su derrota ante el demócrata Joe Biden. Trump está acusado de incitar la insurrección, y los fiscales señalaron que era un final predecible dadas las múltiples instrucciones públicas y detalladas que les dio a sus simpatizantes mucho antes de su discurso en la Casa Blanca que desató el asalto del 6 de enero.
“Si pretendemos que esto no sucedió, o peor, si permitimos que no tenga consecuencias, ¿quién dice que no sucederá de nuevo?”, argumentó el representante demócrata Joe Neguse, en su calidad de fiscal. Los demócratas advirtieron que, incluso fuera del gobierno, Trump podría incitar a una turba de simpatizantes a causar daños similares.

En las imágenes se ven escenas de lo cerca que estuvo la muchedumbre de los líderes de la nación, recorriendo los pasillos entre consignas de “Cuelguen a Mike Pence”, algunos de ellos con equipo táctico. Miembros de grupos extremistas fueron de los primeros en ingresar al recinto. En el exterior, la turba construyó horcas improvisadas.
El video también muestra el momento en que policías abren fuego contra la multitud a través de una ventana rota, matando a Ashli Babbitt, una mujer de San Diego.
Se puede ver a Pence, quien presidía la sesión para certificar el triunfo electoral de Joe Biden, siendo escoltado a una oficina en la que se resguardó junto con su familia a menos de 30 metros (100 pies) de los invasores. Pelosi fue evacuada del complejo, mientras que su personal se refugió tras puertas cerradas en sus oficinas.
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Trump, quien veía el juicio que se desarrollaba en Washington desde su club Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, estaba furioso por lo que veía, según una persona familiarizada con su opinión. También los senadores criticaron lo que describieron como un desempeño inarticulado, cuando el equipo de Trump y los fiscales demócratas comenzaron a presentar sus argumentos ante el Senado.
Aunque es poco probable que más de un puñado de republicanos voten en línea junto a los demócratas para declarar culpable al expresidente al final del juicio, el proceso judicial era una posibilidad para que Trump intentara reparar parte del daño a su legado provocado cuando una turba de sus partidarios irrumpió en el Capitolio. Trump ha sido acusado de incitar la insurrección del 6 de enero y, el mes pasado, se convirtió en el primer presidente en la historia de Estados Unidos en ser enviado a juicio político dos veces.
Sin embargo, el equipo de Trump —que fue presentado hace poco más de una semana— parecía no estar preparado mientras intentaba una rutina de “policía bueno, policía malo”, que pasó de la adulación a la jerga legal y contrastó con las emotivas y centradas interlocuciones de los demócratas.
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Ya habían visto antes gran parte del video de la insurrección, pero no así: en pantallas cerca de sus escritorios, con los gritos y la angustia resonando en la cámara, al tiempo que los fiscales demócratas explicaban en detalle lo cerca que estuvieron del peligro el 6 de enero y cómo de peor pudo haber sido.
Si algunos senadores se habían sentido tentados a evitar ver imágenes de la violencia en el Capitolio, o de sepultar el recuerdo de haber huido de la turba violenta de partidarios del expresidente Donald Trump, ya no les fue posible.
“Vivimos esto una vez y fue horrible”, dijo la senadora republicana Lisa Murkowski recordando cómo se sintió cuando abandonó la sala con sus colegas. “Y ahora lo estamos viviendo con una cronología más exhaustiva”.
Aunque los videos del asedio han estado circulando desde el día del asalto, la explícita recopilación proporcionó una narrativa más completa, con un enfoque escalofriante en la búsqueda metódica de legisladores por parte de los asaltantes.
Las nuevas evidencias presentadas el miércoles incluyeron videos de seguridad del Capitolio que mostraron al senador republicano de Utah Mitt Romney y al líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, escapando por poco de la turba, y al exvicepresidente Mike Pence evacuando la sala mientras los insurrectos pedían su muerte en el exterior. En un momento dado, los asaltantes estuvieron a “58 pasos” de los senadores, dijo Eric Swalwell, coordinador del juicio político.

Los representantes demócratas que dirigen la acusación y los abogados del expresidente presentarán sus argumentos ante los senadores, que hacen de jurado. La defensa perdió por 56 votos frente a 44 la votación en la que pedían suspender el proceso, alegando que era inconstitucional. Eso provocó el enfado de Trump con la labor de sus abogados e hizo que sus aliados cuestionaran la estrategia de la defensa. Algunos pidieron nuevos cambios en su equipo legal.
La acusación arrastró el martes a los senadores y a todo el país de vuelta al letal ataque al Congreso, mostrando un explícito video de la violencia del 6 de enero que conmocionó al mundo cuando cientos de insurrectos asaltaron el edificio en un intento de detener la certificación de la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Cinco personas murieron.
Esa detallada y cruda presentación de los demócratas se vio seguida por los argumentos dispersos y en ocasiones confrontacionales del equipo de Trump, que insistió en que los comentarios del expresidente estaban amparados por la Primera Enmienda y afirmó que no se le puede condenar una vez acabado su mandato. Incluso los partidarios de Trump en el Senado reaccionaron con desaprobación, y varios dijeron que los abogados del expresidente no estaban ayudando a su causa.