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Muchos demócratas llegaron al día de las elecciones pensando en qué tan graves podrían ser sus derrotas y meditando sobre cómo explicarlas. Para el miércoles, pasaron rápidamente a adoptar una postura optimista de que podrían conservar la mayoría de votos en el Senado, a celebrar victorias en contiendas clave en distintas gubernaturas y conscientes de que aún no se había declarado el control de la Cámara de Representantes.
A los republicanos no les quedó más que refunfuñar sobre la “calidad de sus candidatos”. Varios de ellos se negaron a reconocer sus derrotas en contiendas que The Associated Press había declarado a favor de sus adversarios.
Podrían pasar semanas antes de conocerse las cifras definitivas. Aún existe la posibilidad de que los republicanos tomen el control unificado del Congreso, encogiendo de inmediato las ambiciones del presidente Joe Biden para los próximos dos años. Las profundas divisiones políticas del país quedaron a la vista de todos.
Los demócratas tenían mucho que celebrar por la mañana. Pero mientras suspiraban de alivio y los republicanos se lamentaban por las victorias que no se materializaron, había problemas más grandes que ambos partidos necesitaban atender... y pronto.
Por el lado de los republicanos, Donald Trump y sus políticas cargadas de conspiraciones quedaron nuevamente expuestos como un problema, uno que en esta ocasión posiblemente le impidió a su partido sumar más victorias en una elección nacional. En lugar de celebrar un tsunami rojo el miércoles, los republicanos se enfrentaban a una nueva ronda de luchas intestinas en cuanto al papel de Trump dentro del Partido Republicano y la ola roja que nunca llegó.

En lugar de eso, los decepcionantes resultados para el Partido Republicano en las elecciones del martes están planteando nuevas dudas sobre el atractivo de Trump y el futuro de un partido que lo ha apoyado por completo. Además, los comicios han dado un nuevo impulso al principal rival del exmandatario.
De hecho, algunos aliados estaban pidiendo a Trump que postergara su anuncio previsto para la próxima semana, señalando que toda la atención del partido debería estar en Georgia, donde el intento del exjugador de fútbol americano Herschel Walker de desbancar al senador demócrata Raphael Warnock se dirige a una segunda vuelta que podría determinar quién se queda con el control del Senado. Walker cuenta con el respaldo de Trump.
“Le aconsejaré que postergue su anuncio hasta después de la segunda vuelta de Georgia”, comentó el exasesor de Trump Jason Miller, quien pasó la noche con el expresidente en su finca de Mar-a-Lago, en Florida. “Georgia tiene que ser el centro de atención de cada republicano del país en este momento”, señaló.
Trump quería usar las elecciones intermedias como una oportunidad para demostrar que aún tiene influencia política luego de perder los comicios presidenciales en 2020. Respaldó a más de 330 candidatos en todas las contiendas, a menudo impulsando a candidatos sin experiencia y con muchas deficiencias. Disfrutó sus victorias en las primarias republicanas, pero muchas de sus posturas, como repetir las mentiras de Trump sobre una elección robada y el adoptar las opiniones de línea dura sobre el aborto, no estaban en sintonía con el electorado.

El triunfo subrayó la resistencia política de Abbott luego de un gasto récord que rebasó los 200 millones de dólares en un estado donde los republicanos han visto reducidos sus amplios márgenes de victoria en los últimos años.
Pero en un estado de 29 millones de habitantes que se está volviendo más joven y diverso y se ha convertido en un imán para las grandes compañías, Abbott permaneció como un baluarte del Partido Republicano en una disputa ante un reconocido y complicado adversario. Abbott capitalizó el nerviosismo en cuanto a la delincuencia y la inflación ante un rival carismático que buscó el voto de aquellos inconformes por los tiroteos masivos, las restricciones al aborto y la falla en la red eléctrica estatal en 2021 que tuvo consecuencias letales.
El resultado ahora coloca en trayectorias distintas a las dos principales figuras políticas de Texas, una que ya se ha postulado a la presidencia y otra que sopesa su propia candidatura.
FLORIDA
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, ganó la reelección para un segundo periodo al vencer al demócrata Charlie Crist, ratificando con ello su ascenso como una importante figura del Partido Republicano con posibles ambiciones de llegar a la Casa Blanca.
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En la noticia más alentadora para el partido, el demócrata John Fetterman arrebató un escaño del Senado a los republicanos que era crucial para las esperanzas del partido de mantener el control de la cámara alta. Era demasiado pronto para anunciar un ganador en votaciones cruciales por escaños al Senado en Wisconsin, Nevada, Georgia y Arizona que podrían decidir la mayoría.
En cuanto a la Cámara de Representantes, los demócratas revalidaron cargos en lugares como Virginia, Kansas y Rhode Island, y todavía no se habían declarado ganadores en muchas circunscripciones en estados como Nueva York y California.
Los demócratas también tuvieron éxito en las votaciones a gobernador, con triunfos en Wisconsin, Michigan y Pensilvania, estados disputados que fueron cruciales en la victoria de Biden en 2020 ante el expresidente Donald Trump. Pero los republicanos conservaban las mansiones de gobernador de Florida, Texas y Georgia, otro estado en disputa donde Biden ganó por la mínima hace dos años.
Mientras continuaba el conteo en todo el país, los republicanos aún tenían oportunidades de tomar el control del Congreso. Pero los resultados eran reconfortantes para los demócratas, que se habían preparado para grandes derrotas, y planteaba dudas sobre el tamaño de la mayoría de gobierno republicana si es que ganaban la cámara baja.

Millones de estadounidenses ya han votado de forma anticipada, presencialmente o por correo, y millones más se disponen a sufragar en su centro de votación.
A continuación una guía sobre las elecciones de 2022 para ponerse al corriente mientras el país espera a conocer quién tendrá el control del Congreso a partir de enero.
¿QUÉ CONTIENDAS APARECEN EN LA PAPELETA?
Todos los escaños en la Cámara de Representantes están a votación este año, así como alrededor de la tercera parte del Senado. En juego está el control de ambas cámaras del Congreso, las cuales están actualmente bajo liderazgo demócrata.
Los votantes también elegirán gobernadores en la mayoría de los estados este año. Los gobernadores estarán en el cargo en el 2024, cuando se lleven a cabo los próximos comicios presidenciales, y podrían afectar las leyes electorales o las certificaciones de votos.
Además, también se elegirá a varios funcionarios legislativos estatales y autoridades locales.
¿CÓMO FUNCIONA EL CONTEO?
Estados Unidos tiene un sistema electoral sumamente descentralizado en el que las autoridades locales son responsables de llevar a cabo el escrutinio y cómputo, mientras que los estados certifican los resultados.