Después de que su familia inmigró desde México, creció en una granja en el noroeste de Texas, donde dice que no hay muchos insultos racistas que no haya oído. Cuando el joven, ahora de 24 años, se graduó de la universidad, decidió convertirse en educador. Pero los primeros años de su carrera como docente se vieron trastocados por la pandemia del coronavirus, que obligó a cerrar su distrito escolar durante meses.
Entre tanto, Garcia y sus iguales han tenido que lidiar con las peores condiciones económicas desde la Gran Depresión, lastrados por préstamos de estudios que han dejado fuera de su alcance viviendas asequibles y atención médica.
Pese a los desafíos de lo que Garcia describe como una búsqueda constante del Sueño Americano, dijo confiar en que vendrán tiempos mejores. Forma parte de una tendencia más amplia entre estadounidenses millennials y de la Generación Z, que se muestran más optimistas de cara al futuro y sobre su capacidad de producir cambios que sus mayores, según un nuevo sondeo de MTV y The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research.
El sondeo midió la actidud entre estadounidenses de la Generación Z entre 13 y 24 años, así como millennials entre 25 y 40 y miembros de la Generación X de 41 a 56 años.
“Sé que mientras haya personas dispuestas a trabajar duro y seguir adelante en los tiempos difíciles, se puede perseverar”, dijo Garcia. “Mi familia y yo somos prueba de ello”.

El número de decesos, recopilado por la Universidad Johns Hopkins, equivale a la población de Atlanta y San Luis combinadas, o a la de Minneapolis y Cleveland juntas. Equivale aproximadamente al número de estadounidenses que fallecen cada año por enfermedades cardíacas o episodios cardiovasculares.
Estados Unidos tiene la cifra de muertes más alta del mundo. El país representa aproximadamente al 4% de la población mundial, pero alrededor del 15% de las 5,3 millones de muertes registradas por coronavirus a nivel mundial desde que se originó el brote en China hace dos años.
Se cree que la cifra real de muertes en Estados Unidos y en todo el mundo es significativamente mayor debido a casos que se pasaron por alto o se ocultaron.
Un modelo de previsión de la Universidad de Washington anticipa un total de más de 880.000 muertes en Estados Unidos para el 1 de marzo.
El presidente Joe Biden puso énfasis el martes en lo que describió como un “hito trágico”. Reiteró su llamado a los estadounidenses que no se han vacunado a que lo hagan por ellos y sus hijos, y a los que ya se inocularon a que se pongan el refuerzo.
“Hago un llamado a todos los estadounidenses: Cumplan su deber patriótico de mantener a nuestro país seguro, a que se protejan ustedes y a quienes están a su alrededor, y honren la memoria de todas las personas a las que hemos perdido”, declaró Bidne. “Ahora es el momento”.
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La combinación de trayectorias más largas y amplias con vientos ligeramente más potentes supone que algunos de los inusuales tornados invernales que ahora causan fallecidos serán nueve veces más potentes a finales de siglo si los niveles de dióxido de carbonos siguen aumentando, de acuerdo con un estudio presentado el lunes en la conferencia de la Unión Geofísica Estadounidense.
El informe, que se realizó antes del devastador episodio en Mayfield, Kentucky, analiza la potencia y no la frecuencia de los grandes tornados a medida que avanza el cambio climático. No ha sido revisado por otros expertos, pero se presentó en forma de cartel como avance de la nueva investigación que se publicará más adelante.
“Hay una posibilidad de que en el futuro estos eventos sean más intensos de lo que habrían sido en el clima actual”, apuntó el autor, Jeff Trapp, director de ciencias atmosféricas en la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign. “Teniendo en cuenta que estos eventos de gran intensidad van a seguir siendo poco frecuentes”.
Trapp tomó las condiciones durante dos grandes tornados en 2013 — el de Hattiesburg, Mississippi, que dejó 82 heridos en febrero con vientos de más de 270 km/h (170 mph), y el de Moore, Oklahoma, que causó 24 fallecidos con rachas de hasta 340 km/h (210 mph) en mayo — y los sometió a docenas de simulaciones informáticas del peor escenario del cambio climático en 2100, que otros científicos dicen que es cada vez más improbable.

El resultado de 228 votos a favor y 208 en contra, casi en bloque partidista, es la segunda vez que la comisión especial busca castigar a testigos por desafiar una citación. La votación fue la más reciente exhibición de fuerza del panel, que no está dejando ningún aspecto sin explorar —igual que ninguna citación sin abordar— en su pesquisa del peor asalto contra el Capitolio en más de 200 años.
Los legisladores del panel están determinados a conseguir respuestas rápidamente, y al hacerlo reafirman la autoridad de la cámara legislativa que fue erosionada durante el período de Donald Trump como presidente.
“La historia será escrita sobre estos tiempos, sobre la labor que esta comisión ha emprendido”, declaró el presidente del panel, el representante republicano Bennie Thompson, de Missouri. “Y la historia no mirará a ninguno de ustedes como mártires. La historia no los mirará como víctimas”.
La representante demócrata Jamie Raskin, de Maryand, integrante del panel, comenzó el martes un debate sobre la resolución leyendo textos desesperados del día del asalto que revelan que miembros del Congreso, comentaristas de Fox News e incluso un hijo de Trump exhortaron a Meadows a que convenciera al mandatario saliente a que actuara con rapidez para frenar la invasión que simpatizantes del mandatario escenificaron durante tres horas.
Con la votación, el asunto será enviado a la oficina del secretario de Justicia en Washington, donde corresponderá a los fiscales decidir si llevan un caso ante un jurado investigador para la posible presentación de cargos penales.

La administración del gobernador Gavin Newsom anunció que el nuevo mandato comenzará el miércoles y durará hasta el 15 de enero. La orden se produce en momentos en que la tasa de nuevos casos de coronavirus por habitante en California se ha disparado un 47% en las últimas dos semanas.
“Sabemos que la gente está cansada y hambrienta por recuperar la normalidad. Francamente, yo también”, dijo el lunes el secretario de Salud y Servicios Humanos de California, el doctor Mark Ghaly. “No obstante, este es un momento crítico en el que tenemos una herramienta que sabemos que ha funcionado y puede funcionar”.
California levantó el requerimiento estatal de uso de mascarilla el 15 de junio para las personas que estaban vacunadas, una fecha que Newsom anunció como la gran reapertura del estado.
Sin embargo, desde entonces, los gobiernos de los condados, que abarcan alrededor de la mitad de la población del estado, han impuesto sus propios mandatos de mascarilla en interiores a medida que las tasas de casos aumentaban con las nuevas variantes.