
Biden pretendía dejar claro que su gobierno está listo para tomar medidas contra el Kremlin que supondrían un “coste muy real” sobre la economía rusa, según responsables de la Casa Blanca. Putin, por su lado, esperaba reclamar garantías a Biden de que la alianza militar de la OTAN nunca se expandirá para incluir a Ucrania, que aspira a la membresía desde hace tiempo.
“Hemos hecho consultas considerables con nuestros aliados y creemos que tenemos una vía hacia delante que impondría perjuicios significativos y graves a la economía rusa”, indicó el lunes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en declaraciones previas a la reunión. “Pueden llamarlo amenaza. Pueden llamarlo hecho. Pueden llamarlo preparación. Pueden llamarlo como quieran”.
Se espera que la conversación entre mandatarios -Biden hablaría desde la Sala de Situación de la Casa Blanca, y Putin desde su residencia en Sochi- sea una de las más duras de la presidencia de Biden y se produce en un momento complicado. Agentes de inteligencia de Estados Unidos han concluido que Rusia ha acumulado 70.000 soldados cerca de la frontera de Ucrania y hecho preparativos para una posible invasión a principios del año que viene.

El gobernador Ralph Northam anunció la medida el domingo, según la cual será removido el pedestal en Richmond.
El anuncio revierte una decisión anterior de septiembre, cuando la estatua fue sacada pero el gobernador demócrata declaró que el pedestal de 12 metros (40 pies) se quedaría.
La gobernación anunció además que la isla vial donde estaba la estatua, en medio de una redoma vehicular, será transferida a la municipalidad de Richmond. La medida surge un mes antes de que Northam abandone el cargo y el republicano Glenn Youngkin, quien es menos entusiasta en cuanto a la remoción de estatuas confederadas, asuma la gobernación del estado.
“Era importante que lo hiciéramos ahora, antes de dejar la administración”, expresó Alena Yarmosky, vocera de Northam.
La entrega de las tierras, que fueron dadas al estado en el siglo XIX, fue a pedido de la municipalidad para que el terreno quede en manos locales, explicó Yarmosky. El hecho de que el terreno estaba bajo administración estatal había creado complicaciones burocráticas en lo concerniente al mantenimiento y la seguridad, añadió.
Se anticipa que las tareas preliminares para la remoción del pedestal comenzarán el lunes y el proyecto estará casi listo para el 31 de diciembre, según un comunicado.
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La restitución de la política “Permanecer en México” se produce mientras el gobierno de Biden maniobra para ponerle fin de una forma que sobreviva al escrutinio legal. El presidente Joe Biden desechó la política, pero una demanda entablada por Texas y Missouri le obligó a volver a ponerla en vigor, sujeta a la aceptación de México.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México señaló que, a la luz de las concesiones de Estados Unidos, México permitirá el regreso de los migrantes, presumiblemente a partir de la próxima semana, “por razones humanitarias y de manera temporal”.
Las condiciones de México incluyen que los migrantes sean vacunados contra el COVID-19, una mayor protección en las peligrosas ciudades fronterizas del país, un mejor acceso a abogados y una resolución más rápida de los casos.
Unos 70.000 solicitantes de asilo han estado sujetos a la norma, la cual fue aprobada por Trump en enero de 2019 y suspendida por Biden en su primer día en el cargo.
Los cruces ilegales en la frontera cayeron bruscamente cuando México, ante la amenaza de Trump de elevar los aranceles a las importaciones, aceptó la expansión de la norma. Los solicitantes de asilo fueron víctimas de violencia en México y enfrentaron obstáculos legales, como la falta de acceso a abogados e información sobre sus casos.

Si no puedes, controlarlos, asciéndelos.
La senda al poder para los congresistas republicanos está ahora vinculada a su capacidad para generar indignación. La alarmante retórica, y la creciente recaudación de fondos que provoca, es otro ejemplo de cómo el expresidente Donald Trump ha dejado su huella en la política y cambiado la forma en la que los republicanos ganan influencia y autoridad.
El éxito en el Congreso, que antes se medía por las leyes aprobadas y los votantes a los que se llegaba, ahora se valora en muchos aspectos por la capacidad de llamar la atención, aunque sea negativa, mientras el Partido Republicano intenta recuperar la mayoría en la cámara baja movilizando a los defensores más férreos de Trump.
Eso ha ayudado a impulsar a un grupo de parlamentarios de ultraderecha como los representantes Lauren Boebert, de Colorado; Marjorie Taylor Greene, de Georgia, y Paul Gosar, de Arizona, cuyos comentarios provocadores les habrían convertido en parias en otra época.
En lugar de ser castigados por ataques personales que incumplen las reglas tradicionales el Congreso, han sido recompensados por los conservadores, que han hecho grandes contribuciones a las campañas de Boebert y Greene.
“No somos el margen. Somos la base del partido”, dijo la semana pasada Greene, que en el pasado ha apoyado llamadas a asesinar a demócratas conocidos, en un podcast presentado por el exasesor de Trump Steve Bannon.

Apenas un día después de que se descubriera el primer caso conocido en Estados Unidos –en California--, se confirmó mediante pruebas diagnósticas que al menos cinco personas contrajeron la ómicron en la zona metropolitana de la ciudad de Nueva York, así como un hombre de Minnesota que asistió a una convención de anime en Manhattan a finales de noviembre.
También se infectaron con la variante una mujer de Colorado que viajó recientemente al sur de África, un residente de Hawai sin historial de viajes recientes, y un residente de California que fue a Sudáfrica el mes pasado, dijeron las autoridades.
Aún se desconoce mucho sobre la variante ómicron, como si es más contagiosa como sospechan algunas autoridades de salud, si las vacunas no funcionan contra ella y si enferma a las personas de la misma forma que la cepa original.
Las autoridades médicas de cada estado dijeron que no había razones para alarmarse de más, pero la propagación de casos, algunos de personas que no han viajado en fecha reciente, significa que la variante posiblemente ya estaba en circulación en algunas partes de Estados Unidos.