
Gustavo Petro, quien fue elegido como el primer presidente de izquierda de Colombia en junio pasado, está comprometido con las “políticas increíblemente generosas” de su predecesor, entre las que se incluyen el estatus temporal para 1,8 millones de personas que huyeron de la vecina Venezuela, comentó Luis Alberto Murillo Urrutia, embajador de Colombia en Estados Unidos.
Pero el diplomático pidió ayuda a Estados Unidos, señalando que además de los venezolanos que se quedan y trabajan en el país, más de 80.000 migrantes pasan cada año por Colombia en su camino hacia otras naciones.
En una carta dirigida al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y al secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, Murillo le pide al presidente Biden que les otorgue a los colombianos que ya se encuentran en Estados Unidos un tipo de estatus temporal de nombre Salida Forzosa Diferida.
“La migración es un tema regional que debería atenderse bajo el principio de responsabilidad compartida, fortaleciendo la cooperación regional para garantizar una regularización migratoria”, dijo el diplomático en la misiva con fecha del 17 de noviembre y que funcionarios colombianos dieron a conocer el martes.

Un rato después, el mismo lunes, ya encabezaba los preparativos --colocación de banderas y carteles alegóricos, reparto de pancartas a los vecinos. Mientras, frente al portal de su casa en la localidad cubana de Bauta comenzaban a congregarse decenas de personas como Alberto Izquierdo, fervientes seguidores de un equipo deportivo.
No, no es un equipo de béisbol. Ni siquiera es un conjunto cubano. Es la selección brasileña de fútbol que compite en la Copa Mundial en Qatar.
Dado que el partido del lunes —que Brasil ganó 1-0 a Suiza— se realizó a una hora correspondiente a las 11 de la mañana de Cuba, la pequeña ciudad a unos 30 kilómetros de la capital era un hervidero de gente.
“Esa liga de la samba, de la conga, del son, esa sonrisa de las mujeres, el ritmo del negro, del mulato es lo que nos une, es la misma sangre”, dijo a The Associated Press con orgullo, Izquierdo, un museólogo de 69 años que anima la “peña” como se denomina en la isla a los grupos de aficionados, en este caso del conjunto del país sudamericano, “¡Cuba no tiene un gran equipo por eso nosotros le vamos a Brasil!”.
Aunque en la isla el deporte nacional es el béisbol, que le ha deparado numerosos éxitos internacionales, en los últimos años el futbol comenzó a ganar adeptos. Observadores aseguraron que el cambio notable fue producto de las trasmisiones en vivo que la televisión cubana realizó de partidos y copas a finales de la década de 1990.

Mexicanos de toda la república marcharon con espíritu festivo por la Ciudad de México que, desde la madrugada y hasta entrada la tarde, tuvo sus principales avenidas atestadas de centenares de autobuses que arribaron del norte y sur del país.
Al frente iba López Obrador como pez en el agua, un político que antes de llegar al poder lideró algunas de las mayores manifestaciones de este siglo en México.
El mandatario había llamado a todo el país a participar en la “marcha del pueblo” en un claro desafío a la oposición, que hace dos semanas salió en grandes números a protestar contra su gobierno, criticando sobre todo su más reciente apuesta de cambiar las leyes electorales.
Y a ellos pareció dirigir las primeras palabras de su mensaje. “Sufragio efectivo, democracia efectiva, no reelección”, subrayó antes de hacer un balance de su gestión, sin dar muestras de autocrítica y repitiendo sus consignas de siempre en favor de los pobres y contra las oligarquías.
López Obrador tardó poco menos de seis horas en caminar los casi 5 kilómetros de recorrido, negándose a subir a un vehículo como le propuso su equipo de seguridad —funcionarios vestidos de civil y presencia muy discreta— cuando el fervor del público parecía desbordarse. Quiso disfrutar de las fotos y las manos que se estiraban para saludarle en la que, según algunos analistas, podría ser la última marcha de este tipo en su carrera.

Jorge Glas cumple dos condenas por casos de corrupción en su etapa como vicepresidente, entre 2013 y 2017, una de seis años por asociación ilícita relacionada al caso Odebrecht en Ecuador y otra de ocho años por una trama de sobornos a cambio de obras públicas, en la que también fue condenado el expresidente Rafael Correa. Glas está en prisión desde 2017.
El juez Emerson Curipallo, de la unidad penal de Santo Domingo de los Tsáchilas, a unos 150 kilómetros al suroccidente de Quito, concedió una medida cautelar solicitada por el equipo defensor del ex vicepresidente. Su pronunciamiento advierte que estará vigente hasta que un juez de garantías penitenciarias determine lo contrario.
Le concedió medidas sustitutivas como la presentación semanal en la penitenciaría del Litoral y la prohibición de salida del país.
El abogado defensor de Glas, Edison Loaiza, dijo a la prensa que “esto se debe a la falta de cumplimiento de los beneficios penitenciarios que se ha estado solicitando reiteradamente”. Aduce que el exvicepresidente ha cumplido más del 60% por lo que puede beneficiarse de la prelibertad. También han solicitado la acumulación de penas, sin que hasta el momento haya obtenido una resolución afirmativa.
Ya en abril de este año, Glas quedó también en libertad gracias a un recurso judicial concedido en primera instancia por otro juez local, cuya decisión quedó revertida después por un tribunal superior que ordenó su reingreso a prisión.

Europol dijo que 49 sospechosos habían sido detenidos durante la investigación. Entre el 8 y el 19 de noviembre se produjo una ronda de redadas en Europa y Emiratos Árabes Unidos.
La agencia dijo que la “Operación Luz del Desierto” pretendía tanto “desarticular la estructura logística (...) como descabezar la organización” en Europa, según el comunicado de la Guardia Civil en España.
Durante las pesquisas en España, Francia, Bélgica, Holanda y EAU con apoyo de Europol se confiscaron más de 30 toneladas de drogas. La agencia antidroga de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) colaboró para derribar la organización, que también lavaba dinero, señaló Europol.
“La escala de la importación de cocaína a Europa bajo control y mando de los sospechosos era gigantesca”, indicó Europol en un comunicado. Los sospechosos empleaban comunicaciones cifradas para organizar envíos de drogas, señaló.
El mayor número de arrestos se hizo en Holanda, con 14 detenidos en 2021. “Seis objetivos de alto valor” fueron detenidos en Dubái, según Europol.