

KIEV, Ucrania (AP) — Un aumento de los combates en el frente sur y los anuncios ucranianos de nuevos ataques sobre posiciones rusas avivaron el martes las especulaciones sobre que la esperada contraofensiva para tratar de cambiar el curso de la guerra había comenzado.
Sin embargo, las autoridades en Kiev pidieron evitar un optimismo exagerado en una guerra que ya ha desbaratado expectativas antes. El Ministerio ruso de Defensa afirmó que Ucrania había fracasado en su intento de lanzar una ofensiva y sufrido muchas bajas.
Aunque ha sido muy difícil verificar de forma independiente la evolución de los combates, el Ministerio británico de Defensa dijo en un reporte que para el lunes por la mañana, “varias brigadas de las Fuerzas Armadas de Ucrania aumentaron la intensidad del fuego de artillería en sectores del frente en el sur de Ucrania”.
La atención se centraba en los posibles daños causados por Ucrania a posiciones rusas en torno a la ciudad portuaria de Jersón, un importante núcleo económico cercano al Mar Negro y una de las posesiones más preciadas de Moscú desde el inicio de la invasión hace poco más de seis meses.
La oficina presidencia ucraniana reportó el martes que las “potentes explosiones continuaron durante el día y la noche en la región de Jersón. Hay duras batallas en marcha prácticamente en toda” la estratégica provincia. Las fuerzas ucranianas, según el reporte, han destruido varios almacenes de munición en la región y todos los grandes puentes sobre el Dniéper, que son vitales para aprovisionar a las tropas rusas.
La agencia estatal rusa Tass reportó cinco explosiones en Jersón el martes por la mañana, probablemente causadas por el fuego de los sistemas antiaéreos.
El Comando Sur de la operación militar ucraniana también reportó haber destruido un puente flotante que estaban instalando las fuerzas rusas sobre el Dniéper y dijo haber alcanzado con fuego de artillería una docena de puestos de mando en varios puntos de la región de Jersón.
“Lo más importante es la labor de la artillería ucraniana sobre los puentes, que el ejército ruso ya no puede utilizar”, dijo a The Associated Press el analista militar independiente ucraniano Oleh Zhdanov.
“Incluso las barcazas han sido destruidas. Los rusos no pueden mantener fuerzas cerca de Jersón, esto es lo más importante”, añadió.
Nataliya Gumenyik, del Comando Sur, dijo el lunes al medio ucraniano Liga.Net que las fuerzas de Kiev han emprendido operaciones ofensivas “en muchas direcciones en nuestra zona de responsabilidad y han roto la primera línea de defensa del enemigo”.
Las declaraciones no tardaron en acaparar titulares tras semanas de reportes sobre que las fuerzas ucranianas preparaban una ofensiva allí, y mientras se intensificaban los ataques ucranianos sobre la región de Jersón.
Zhdanov señaló que Rusia tiene tres líneas de defensa en la provincia, y romper la primera sólo implica “acciones ofensivas aisladas del ejército ucraniano”.
La guerra se ha estancado en los últimos meses, mientras se acumulan las víctimas y la población local sufre especialmente bajo el incansable fuego de proyectiles en el este y en la zona más amplia en torno a la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia y que también ha sido un foco de los combates.
Entre temores a que la planta pueda sufrir daños que provoquen una fuga radiactiva, un equipo de la agencia de supervisión nuclear de Naciones Unidas llegó a Kiev y preparaba una misión para salvaguardar la planta ocupada por Rusia de una catástrofe nuclear.
Las apuestas no podrían ser más altas para el Organismo Internacional de la Energía Atómica, que visitará la planta en un país donde el desastre de Chernóbil de 1986 emitió radiación sobre toda la región. Ese siniestro conmocionó al mundo e intensificó una campaña global para abandonar la energía nuclear.
Algo que complica aún más la tarea es la incapacidad de ambos bandos para ponerse de acuerdo en poco más que permitir la entrada del equipo. Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de atacar el área en torno a la central, la más grande de Europa.
Nikopol, justo al otro lado del río Dniéper desde la planta de Zaporiyia, volvió a ser blanco de proyectiles, según las autoridades locales. Se registraron daños en una estación de autobuses, comercios y una biblioteca infantil.
Y la propia ciudad de Zaporiyia, a unos 50 kilómetros (30 millas) de distancia, fue atacada por misiles rusos, según la presidencia ucraniana.
El riesgo de accidente era tan alto que las autoridades habían empezado a repartir pastillas de yodo contra la radiación a la población local.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, respondió en su mensaje vespertino en video a las especulaciones sobre si sus fuerzas habían lanzado una gran contraofensiva.
“¿Alguien quiere saber cuáles son nuestros planes? No oirán datos concretos de ninguna persona realmente responsable. Porque esto es una guerra”, dijo. Su asesor Mykhailo Podolyak recomendó evitar los “anuncios supersensacionales” sobre una contraofensiva.
En el otro bando, el líder nombrado por Moscú para la región de Crimea, Sergei Aksyonov, tachó de falsas las afirmaciones ucranianas de que había una ofensiva en Jersón y añadió que las fuerzas ucranianas han sufrido fuertes pérdidas en la zona. Por su parte, el Ministerio ruso de Defensa dijo que sus fuerzas habían causado graves pérdidas de personal y equipamiento militar a las tropas ucranianas.
La provincia de Jersón se encuentra justo al norte de la península de Crimea, que Rusia se anexionó de Ucrania en 2014. Eso inició un conflicto que derivó en la invasión del 24 de febrero.
Mientras tanto, los ataques en el este y el sur de Ucrania continuaron con su ritmo de muerte y destrucción.
Al menos nueve civiles murieron en nuevos ataques rusos, según autoridades ucranianas, desde el puerto de Mikolaiv, en el Mar Negro, a la ciudad industrial de Járkiv, en el nordeste, donde cinco personas murieron en el centro de la ciudad.

MOSCÚ (AP) — La fiscalía en Rusia pidió a un tribunal condenar a 24 años de cárcel a un experiodista acusado de traición.
Ivan Safronov, quien trabajó como periodista durante una década antes de ser asesor para la agencia espacial rusa Roscosmos, fue arrestado en julio de 2020 en Moscú. Ha rechazado las acusaciones de que entregó secretos militares a la inteligencia checa y ha insistido en que es inocente.
El caso de Safronov refleja las dificultades que enfrentan los periodistas en Rusia, que se han agravado tras la invasión rusa de Ucrania.
Safronov, quien cubría asuntos militares y de seguridad nacional para el diario Kommersant antes de trabajar para Roscosmos, declaró que toda la información que recabó era de acceso libre y que no hizo nada ilegal. Argumenta que las autoridades no han explicado los cargos de traición ni han revelado qué secretos supuestamente reveló.
Gran cantidad de periodistas y activistas de derechos humanos rusos han pedido la libertad de Safronov. Algunos acusan a las autoridades de ensañarse con él por los reportajes que escribió al destapar incidentes y transacciones militares cuestionables.
Roscosmos sostiene que Safronov no tenía acceso a secretos de Estado y que las acusaciones no están vinculadas al trabajo del experiodista en la agencia, a la cual se incorporó en mayo de 2020.
Activistas de derechos humanos, periodistas, científicos y empresarios que han sido acusados de traición en Rusia en años recientes han tenido dificultades en defenderse debido a que sus casos son secretos y no se les da acceso a información.
El padre de Safronov también trabajó para Kommersant cubriendo temas militares, tras retirarse de las fuerzas armadas. Murió en 2007 al caer de una ventana de su apartamento en Moscú.
Las autoridades sostienen que se suicidó, pero algunos medios de prensa cuestionan la versión oficial, señalando que estaba a punto de publicar un reportaje sobre envíos secretos de armas a Irán y Siria.