
Límbert Guzmán, de 20 años, falleció en una clínica después de los violentos choques entre seguidores y opositores de Morales en la ciudad de Cochabamba. Más de 20 personas resultaron heridas, según informes oficiales y médicos.
La semana pasada, dos opositores fallecieron por disparos de bala en choques con seguidores del mandatario en la región oriental de Santa Cruz, bastión de la oposición.
Cocaleros y campesinos afines al mandatario llegaron a Cochabamba, en el centro de Bolivia para apoyar a Morales y desbaratar las barricadas opositoras que bloquean calles y avenidas de la ciudad tras los comicios del 20 de octubre.
Guzmán resultó gravemente herido en uno de los choques con los oficialistas y falleció horas después en un hospital público, según confirmaron sus familiares.
Televisoras mostraron imágenes de la turba en batalla campal en las calles con piedras y palos. Funcionarios del Defensor del Pueblo confirmaron más de 20 heridos.
Los choques se prolongaron hasta el miércoles en la tarde. Las oficinas de una alcaldía cercana a la ciudad fueron incendiadas y la alcaldesa oficialista Patricia Arce fue agredida y retenida por opositores que la acusaron de trasladar gente para enfrentarlos.
El miércoles en la noche, la tensión se trasladó a La Paz donde arribó el líder cívico del movimiento opositor Luis Fernando Camacho con fuerte resguardo policial para entregar la carta de dimisión de Morales bajo la acusación de fraude electoral.

Guillermo Botero presentó una carta de renuncia al presidente, Iván Duque, en la que resaltó sus logros en el combate a la delincuencia y aseguró que la “coyuntura política” actual lo obliga a dejar el cargo.
“He aceptado la renuncia”, anunció Duque en Twitter. “Quiero agradecerle por su compromiso, sacrificio y liderazgo”.
El exministro había enfrentado crecientes críticas por su manejo de varios incidentes que ponen de manifiesto la lucha existente en Colombia por derrotar a los grupos armados ilegales sin repetir los errores del pasado ni vulnerar los derechos humanos.
El senador Roy Barreras acusó el martes a Botero de negligencia por no informar a la población de que al menos siete menores murieron durante un operativo militar dirigido a disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Botero describió las acusaciones como “información especulativa” y el ejército negó saber que había menores presentes en el lugar.
Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación confirmó el miércoles que ocho menores murieron en el operativo realizado a finales de agosto en San Vicente del Caguán, una región que en su día estuvo bajo control de los rebeldes que firmaron un histórico acuerdo de paz para poner fin al conflicto armado más largo de Latinoamérica.
“Estoy convencido el ministro no solamente le oculto información a los colombianos sino al propio presidente”, dijo Barreras el miércoles. “Hace una fuerte llamada de atención al gobierno, diciéndole que hay que reconducir la agenda nacional”.

En un ejemplo de la devoción de una madre, una mujer habría escondido a su bebé en el suelo de su camioneta Suburban antes de salir del vehículo agitando los brazos para mostrar a los pistoleros que no era una amenaza. Podría haberse apartado del auto para distraer su atención: su cuerpo baleado apareció a unos 15 metros (yardas) del coche.
La madre era uno de los nueve ciudadanos estadounidenses _ tres mujeres y seis menores _ que vivían en el norte de México y que fueron asesinados el lunes cuando pistoleros de un cártel emboscaron a tres camionetas en una carretera sin pavimentar. Además de los múltiples agujeros de bala, uno de los autos quedó calcinado. Las autoridades mexicanas apuntaron que los agresores podrían haber confundido los vehículos con los de una banda rival con la que libran una violenta guerra territorial.
Las autoridades anunciaron en la noche del martes la detención de un sospechoso, que está siendo investigado por su posible relación con los asesinatos. En un comunicado publicado en su perfil de Facebook, la Agencia Ministerial de Investigación Criminal de Sonora explicó que el sospechoso fue localizado en Agua Prieta, una localidad en la frontera con el estado estadounidense de Arizona, y que tenía retenidas a dos personas amordazadas y atadas en el interior de un auto.
El sospechoso, del que no se dieron más datos, estaba en posesión de cuatro rifles de asalto y munición, además de varios vehículos de gran tamaño, incluyendo una camioneta blindada, agregó la agencia.

Las dos personas murieron durante la noche en choques cerca del cuartel general provincial, señalaron las fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato por miedo a represalias.
En las últimas semanas, decenas de miles de personas han tomado las calles en la capital, Bagdad, y en todo el sur del país, de mayoría chií, para reclamar amplias reformas políticas. Los activistas se quejan de la corrupción generalizada, la falta de empleo y los pobres servicios básicos. Pese a sus amplias reservas petroleras, los cortes de agua son habituales en Irak.
Los manifestantes han dirigido su descontento contra partidos y milicias chiíes, muchos de ellos vinculados con Irán. En toda la zona sur del país se han atacado sedes de partidos políticos y milicias, y algunas han sido incendiadas.
En Karbala, los manifestantes atacaron esta semana el consulado iraní, lanzando bombas incendiarias por encima de sus muros. Las fuerzas de seguridad mataron al menos a tres personas y dejaron varios heridos al dispersar la protesta. Unos días antes, 18 personas murieron a manos de hombres enmascarados, que se cree tenían lazos con las fuerzas de seguridad y dispararon contra una manifestación en Karbala.

Fernández dijo que los temas abordados con López Obrador en sus conversaciones privadas en el Palacio Nacional incluyeron mejorar lo que describió como una deteriorada relación comercial bilateral y la preocupación mutua sobre los levantamientos políticos en países como Chile y Ecuador. Añadió que tocaron vagamente el tema de la crisis política de Venezuela dado que las posturas de ambos son bien conocidas.
Fernández indicó que ambos comparten una visión similar del continente americano y el mundo, y esbozaron un punto de vista regional que da prioridad a la igualdad y al apoyo a las personas marginadas.
“Son alternativas a lo que ha imperado en los últimos años, por ejemplo en Argentina, y es la búsqueda de volver a encontrar un sistema político que devuelva la equidad perdida en América Latina, el equilibrio perdido en América Latina, la igualdad social perdida en América Latina”, afirmó Fernández en una conferencia de prensa tras la reunión.
Expresó tener la “satisfacción de encontrarme con alguien que piensa tan parecido a mí”.
Después de vencer al presidente conservador Mauricio Macri el 27 de octubre, normalmente algún socio sudamericano habría sido objeto de una primera visita de Fernández en lugar de la Ciudad de México, que se encuentra a 10 horas en avión de Buenos Aires y está mucho más vinculada con Estados Unidos a nivel comercial y en otras áreas.
Pero había pocas opciones adecuadas cerca de Argentina. Brasil y Colombia están gobernados por mandatarios conservadores con los que Fernández tiene poco en común ideológicamente, mientras que países con gobiernos izquierdistas como Venezuela y Bolivia padecen sus propias crisis políticas. El vecino Chile también está encabezado por un presidente conservador y se encuentra en medio de unas protestas que han dejado fallecidos y gran cantidad de lesionados, y los analistas dicen que haber visitado ese país habría sido considerado una validación del uso de la fuerza gubernamental contra los manifestantes.
Así, el presidente electo recurrió al hemisferio norte y a López Obrador, un político de centro-izquierda de mentalidad similar a la suya más conocido por sus iniciales AMLO, y que considera que la piedra angular de la política exterior de México es la no intervención en asuntos de otros países y la no confrontación desde que asumió el puesto en diciembre pasado.