PARÍS (AP) — Transmisión en vivo de actos terroristas. El uso de redes sociales para difundir el odio racial. La manipulación de videos prohibidos para poder seguir publicándolos online.
Gobernantes de varios países y jefes de empresas tecnológicas se reunían el miércoles en París para buscar formas de poner fin a todo esto. Durante la jornada trabajarán en la “Llamada Christchurch”, que lleva el nombre de la ciudad neocelandesa donde un extremista mató a 51 personas en un ataque a mezquitas que transmitió en vivo a través de Facebook.
El agresor transmitió los ataques en vivo por Facebook, y la red social en vísperas de la reunión anunció medidas para “poner límites al uso de nuestros servicios para causar daños o difundir el odio”.
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